Las audiencias de los realities de Telecinco empezaban a flojear y muchos se echaron las manos en la cabeza. Pero pocos se dieron cuanta de que el verdadero reality de la cadena residía en otro programa de televisión. Sin comerlo ni beberlo, Sálvame se convirtió en todo un programa de telerrealidad constante, de lunes a viernes durante cuatro horas al día. Ahora el programa acepta su sino y emitirá un reality dentro de su propio reality.
Hay que echar cuentas y no vale con los dedos de las dos manos. Sálvame emite cuatro horas al día de directo de lunes al viernes, a lo que hay que sumar la versión Deluxe. En total, el programa acumula unas 25 horas semanales en Telecinco. Es más de lo que vemos de Gran Hermano, Supervivientes o cualquier programa de cámaras de vigilancia que tenemos ahora mismo en antena.
Los personajes de Gran Hermano nacen, crecen en televisión, se reproducen cuando se intentan sumar al carro los secundarios de turno y mueren al cabo de un tiempo si no aceptan meterse en otro reality o se convierten en colaboradores. Sin embargo, los personajes de Sálvame se mantienen indiferentes al paso del tiempo. De colaboradores a personajes. Todo el que pasa por Sálvame es tocado con la varita de la popularidad.
Las sillas de Sálvame cotizan en bolsa y son las más deseadas de todo Telecinco. Ni las de La Voz están tan valoradas en este momento. Por eso no es de extrañar que el programa se haya sacado de la manga una sección-reality en la que buscar al dueño de uno de estos asientes que, si bien son de plástico duro, tienen mucho atractivo para más de uno.
De ahí nace Sálvame Snow Week. El título, aunque poco atractivo, es mucho más importante de lo que parece de cara a los contenidos de los próximos días del programa. Y es que tal vez hayan pasado desapercibido los ocho nombres que participarán en esta convivencia grabada. ¿Y si les dijese que son los concursantes de GH VIP?
Sí, Mónica Hoyos, Antonio Tejado, Rafa Mora, Chiqui, Jordi Martín o Elisabeth Sanz. Son todos nombres que perfectamente podrían estar en la próxima edición de GH VIP. Y, sin embargo, aquí están. Y es que el auténtico final de pasar por el Gran Hermano de famosos es conseguir una silla calentita en Telecinco. Este programa permite saltarse un paso de tres meses de convivencia y así resguardarse del frío que corre fuera de un plató de televisión.
Piénselo si tener en la mente Sálvame como telón de fondo e imaginando que es un formato que se está vendiendo a nivel internacional. Programa que busca a su próximo colaborador en un reality show. Los candidatos convivirán en un balneario en la montaña y se someterán a las pruebas físicas y más rocambolescas. ¿Lo comprarían?
Un reality a gran escala
Un reality dentro de un reality. Tiene hasta Carlos Lozano como presentador propio de esta sección que tendrá seguimiento en Sálvame y en Cazamariposas, ambos producidos por La fábrica de la tele. Y es que esta productora bien ha sabido vender sus propios formatos, haciendo imposible escapar de su propia publicidad. Miren Las Campos, imposible no saber cuándo se estrenaba si bien estaba cebado todos los días durante cuatro horas. Casi que era obligatorio verlo.
Sálvame es un programa que ha hecho por la televisión mucho más de lo que se cree. Ver a un cámara, a un microfonista e incluso a un director era un error en la pequeña pantalla antes de que este programa existiese. Y, sin embargo, Sálvame hizo de los pasillos de Mediaset España el escenario perfecto para un reality show. Sus baños, sus camerinos e incluso la cafetería de Telecinco son carne de aparecer en pantalla. Los espectadores ya sabrán moverse a la perfección por las instalaciones como también se conocen cada rincón de la casa de Gran Hermano.
Telecinco es un reality a gran escala gracias a Sálvame. Para bien y para mal, provoca sus filias y sus fobias y todo el mundo tiene a sus favoritos en este show interminable que no tiene vacaciones ni en verano ni en Navidad. Un universo que muchos detestan en voz alta pero por el que todo el mundo está deseando dejarse querer de ver en cuando. La lucha por una de sus sillas convertida en reality. Esto es mejor que los 300.000 euros de Gran Hermano. Aquí no hay que darle una pata a Hacienda.