Cuando uno escucha a Sergio Martín decir que la culpa del desprestigio de TVE es de los medios, a los que no les interesa hablar bien de la televisión pública, y de corrientes internas empeñadas en denunciar los errores y manipulaciones que se acometen casi a diario, uno no sabe si reír o llorar. Si cabrearse o dejarlo estar.
El periodista que contrata para sus tertulias a periodistas condenados por difamar como Alfonso Rojo, o que dirige un canal cuya cobertura de los JJOO está siendo duramente criticada, prefiere lanzar balones fuera antes que hacer algún tipo de autocrítica. Debe ser que su ceguera por alcanzar la fama no le dejan ver lo que vemos los demás.
No vamos a hablar bien de la elección de un presidente que se confiesa votante del PP
Obviamente a los medios nunca nos va a interesar hablar bien del bochornoso cambio de ley que llevó a cabo el PP para elegir al presidente de RTVE a dedo. Tampoco, por supuesto, hablar bien de un presidente que -¡oh! ¡sorpresa- no tiene ningún inconveniente en confesar que vota a este partido.
Ni hablemos de lo poco que nos interesa a los medios hablar bien de TVE cuando los continuos informes del Consejo de Informativos de la cadena pública acreditan las descaradas manipulaciones que se llevan a cabo desde los servicios informativos, o cuando sus jefes deciden montar sin ningún tipo de pudor una redacción paralela con extrabajadores de Intereconomía.
Pero qué va a decir un periodista de esos tan mediocres que sólo pueden ser algo en la vida gracias a seguir al dictado las reglas del poder. No hay que ser muy entendido en televisión para saber que el día que aquellos a los que sirve con ahínco Martin abandonen la televisión pública, sus únicos posibles destinos serán 13TV o Intereconomía.
La verdadera televisión pública
Los medios sí hablamos bien de TVE, querido Sergio. De hecho hasta lo hemos hecho del Canal 24 Horas cuando el pasado noviembre fue la única cadena que cubrió los atentados en París junto a 13 TV. O meses antes cuando resaltamos que por fin habían decidido saltarse su habitual y estúpido simulcast del Telediario de La 1 para informar sobre el atentado de Charlie Hebdo.
También hablamos bien de TVE cuando decide alumbrar una serie como El Ministerio del Tiempo, que semana tras semana consigue que Lope de Vega, Velázquez o Goya se conviertan en TT y las búsquedas en Google se disparen. Pero, obviamente, lo que no vamos a hacer es hablar bien de TVE cuando el presidente confeso del PP, ese mismo partido que dice que las series son sólo ocio, ha decidido que todavía no es el momento de renovar una serie de tal calidad.
No vamos a hablar bien cuando cancelan una erie porque la época franquista incomodoba
Lo mismo ocurre con la serie de El Caso. Los medios nos rendimos ante la ficción de Plano a plano. Algunos incluso hasta decidimos rescatar las portadas del mítico semanario como apoyo a la ficción. Pero después llegó alguien elegido a dedo por el PP para decidir que no se continuaba con la serie porque la época franquista les incomodaba. Por no hablar de la incompetencia de la cadena a la hora de programarla.
¿Y sabes de qué hablamos también bien los medios? De la maestría de TVE para viralizar Eurovisión y sus eurodramas. De cómo con pocos recursos, los responsables de la web del festival y sus redes consiguen crear expectación por mínima que sea la nueva información de la que disponen.
Eso por no hablar de la valía del departamento de marketing de la cadena pública apoyando festivales de televisión como el de Vitoria para servir de motor de la industria y de paso mejorar la imagen de TVE. Pero probablemente no tengas ni constancia de ello pensando en que buena imagen es posar con una camisa hawaina para las promociones veraniegas de La 1.
Los medios sí hablamos bien de TVE, querido Sergio. Otra cosa es que en tu objetivo de conseguir la silla de Los Desayunos de TVE tengas que ser la voz de tu amo. Aprovéchalo mientras puedas.