Cualquiera que sea seguidor de Cómo defender a un asesino, también lo es de las pelucas de Viola Davis. Las tiene de todos los tipos: lisas, rizadas, con trenzas... Pero no somos los únicos. También admiran sus postizos sus compañeros de reparto Jack Falahee (Connor Walsh) y Alfred Enoch (Wes Gibbins), que no dudan en bromear sobre ello. "La peluca es más importante que yo en el cartel", confiesa Falahee.
Los dos actores han estado de visita en Madrid para promocionar la tercera temporada de la serie que emite AXN. Y además de bromear sobre esto, Falahee y Enoch se han sincerado con BLUPER sobre lo que significa trabajar en una serie de éxito, cómo se ha tratado el tema del VIH en la ficción o sobre si creen que la serie agotara pronto sus tramas.
¿Qué ha significado para vosotros participar en una serie como ‘Cómo defender un asesino’?
Jack Falahee- Todo. Yo estaba conduciendo un coche de Uber antes de hacer esto. Era casi un taxista. Ha cambiado todo. Y luego le conocí a él. Y supongo que esto es un plus.
Alfred Enoch- Ha sido muy grande ser parte de esta serie. Ver el éxito, conocer a la gente que he conocido, el casting, la producción… Tengo un personaje muy interesante, que se explora… Es una fase muy grande en mi carrera. Una oportunidad fantástica. Alfred.
¿Cuál creéis que es el éxito de vuestra serie? ¿Creéis que se pueden llegar a acabar las tramas?
A.E.- Al ritmo que van, no lo parece. Los escritores no se han quedado sin ideas. Si consiguen encontrar maneras ingeniosas de mantener a los personajes, a pesar de los conflictos, y vivos, parece ser que pueden continuar así. Era algo que me preocupaba a mí. Tras el final de la segunda temporada, por lo menos respecto a cómo termina mi personaje. No podía creer que hicieran eso. Pensé que así sería la tercera, pero ya se lo han cargado. Parte del éxito de la serie es que te anima a tener teorías. Y también al quemarse las tramas, ocurren más cosas.
J.F.- No es una serie procedimental como Anatomía de Grey. No creo que pueda durar once temporadas. Aunque nunca se sabe. Jack
¿Cuándo empezáis a rodar la tercera temporada? ¿Habéis podido leer algo?
A.E.- Empezamos a rodar en 19 días. Será muy agradable ver el primer guión. Siempre es difícil adivinar lo que va a ocurrir. No sólo por los giros, sino por cómo pasa el tiempo: hay flashbacks…
Entonces, ¿cómo os gustaría que fuera la temporada?
J.F. -. Hemos renunciado a imaginarnos cómo serán las tramas porque los guionistas hacen tan buen trabajo con giros que al final nuestras teorías no son bastante buenas.
A.E - Lo que ha pasado en el pasado es tan complicado que es difícil resolver esas tramas. No puedes imaginar lo que viene después. Hay tantos cabos por atar… Estoy emocionado de ver cómo van.
¿Y cómo es trabajar con Shonda Rhimes?
A.E. - Una de las cosas que nos ha beneficiado de la serie es la cantidad de seguidores que tiene Shonda después de tantos años. Y eso tiene mucho que ver con el éxito de la serie. Hay un público que tiene expectativas cuando hay una serie nueva de Shonda.
¿Trabajáis codo con codo con ella?
A.E. -No mucho porque Pete (Nowalk) es el creador de la serie. Él es la persona principal con el que interactuamos. Sus oficinas están en el estudio. Scandal también está allí.
En la primera temporada hubo críticas por escenas de sexo gay. En la segunda se han reducido. ¿Ha sido por aquellas críticas?
No creo que nada de lo que escriban vengan de críticas que han recibido. Pete siempre se enamoró de esa pareja. No creo que fuera su idea escribir un novio para Connor. Pero apareció ese personaje, el actor es grandioso y la relación es interesante de contar. No sé si ha habido menos escenas de sexo. Me gustaría contarlas. Pero claro que tuvo más parejas en la primera temporada.
¿Cómo os parece que se ha tratado el tema del VIH en la serie?
J. F.-. Lo han hecho bien. No soy buen estudiante de las series, pero no se me ocurre un ejemplo en el que hubiera una pareja gay interracial y uno de los dos seropositivos. No creo que se hiciera nunca. Y que hablen abiertamente de ello, de la preparación es muy novedoso. Estuve leyendo que después de que Connor y su novio tuvieron la conversación sobre el tratamiento, hubo zonas de EEUU en la que empezó más gente el tratamiento. Y tener ese alcance con una pieza de ficción es increíble.
Una de las bromas que más se repiten sobre la serie tienen como protagonista a las pelucas que lleva Viola Davis. ¿También bromeáis vosotros sobre ello? ¿Alguien ha intentando probárselas?
J. F.-. Me gusta bromear con el peluquero de Viola con que su peluca es más importante que yo. Cada día que entro a maquillaje está la peluca de Viola sobre una cabeza de mentira y tengo que moverla para afeitarme. La peluca es más importante que yo en el cartel. Son extraordinarias. Yo creo que incluso Viola les ha puesto nombre. Pero nadie se las ha probado. Sería muy controvertido.
Cada uno lleváis una estrategia distinta en redes sociales: Jack es muy activo, mientras que Alfred no tiene. ¿Por qué?
J.F. Yo tengo una relación de amor y odio con las redes sociales. Me gusta interactuar con los fans, tuitear durante la emisión, ver las reacciones… Eso es positivo. Pero a veces pienso que paso demasiado tiempo con el móvil. Es un poco adictivo. Soy humano y si subo una foto a Instagram, me gusta mirar a cuánta gente le ha gustado. Y luego también está el problema de que soy un poco sensible. Debería ser un medio genial en el que interactuar, pero a veces leo cosas que me duelen. Y cuando ocurre, me duele de verdad. En Twitter, el anonimato es peligroso.
A.E.- Encuentro fascinante Twitter. En muchas cosas es estupendo que haya un foro internacional, pero Jack ha dicho algo que me ha hecho pensar: él se ha criado con internet y yo no. Soy un inútil tecnológicamente. He tardado en tener un smartphone. Sólo necesito un teléfono para llamar y mandar mensajes. Cuando Facebook se hizo popular, me apunté un tiempo, pero me reveló una parte adictiva de mi personalidad. Y yo me distraigo fácilmente. Así que llegó un día que me retiré. No creo que yo fuera bueno en Twitter. No soy muy conciso.
J.F.- Aunque hubo alguien que estuvo fingiendo ser Alfred. ¡Ni siquiera era creativo! Mandaba tuits super aburridos. ¡Por lo menos embellécelo!
A.E.- A lo mejor si robas la identidad de Leonardo Di Caprio puede ser interesante. Pon algo más emocionante. Salí de fiesta y me puse hasta el culo de cocaína. Pero me alegro que no fuera así. Se me daría fatal.