Querido Antonio Velázquez. Permite que no me presente. Dejaré el formalismo introductorio en manos de tu venerado López Vázquez: aquí un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo. Mi nombre da igual. Quédate mejor con lo que te digo. Me tomo la libertad de mandarte estas líneas sencillamente porque te aprecio. Me gusta tu rollo, tío. Creo que tienes carisma ante la cámara, que si te pilla un buen director sabe sacar petróleo de ti como actor y que estás a dos escalones de dar el salto definitivo al nivel superior del star system nacional.
El petardazo en audiencias de Buscando el Norte, una serie de la que ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir, puede marcar esa diferencia. Quizá no eres el más brillante de quinta, dicen algunos, pero tampoco creo que seas un desastre interpretativo. De verdad te digo, tío, que creo que tienes madera. Y ya solo por eso mismo tienes mi respeto concedido.
Lo de enseñar traseros masculinos en televisión es algo demodé por completo
Pero Antonio mio... Ya. Basta Ya. Déjate la camiseta puesta por una vez en la vida. No pagues más el peaje de enseñar el culo en tu siguiente proyecto televisivo. ¿Cuántas series llevas ya en tu curriculum? ¿Y en cuantas te has tenido que quitar la ropa? ¿ Si digo todas, me equivoco? El pescadero bisexual de A ver si llego abrió una senda que, por cuota de carnaza, has transitado de continuo. Hermanos, Tierra de Lobos, Sin tetas no hay paraíso... y por supuesto, esta nueva aventura cómico-festiva.
Que no te la cuelen, tío. Lo de enseñar traseros masculinos en televisión es algo demodé por completo. De hace una década. De los años de Alejo Sauras y Fran Perea en Los Serrano y Pablo Puyol y MAM en UPA Dance. Las series han cambiado. Las cadenas han cambiado. Ahora lo que se lleva es que Hugo Silva NO se desnude en El Ministerio del Tiempo. Que Globomedia haga una serie de presidios y las pocas tetas que aparezcan estén 100% justificada. ¡Pero si hasta a Telecinco le ha dado por vestir a Adrián Rodríguez, y eso que está metido en un chiringuito de playa!
El despechugue de Mar de Plástico
Vale, sí, a veces patinamos y hacemos cosas como Mar de plástico, donde en cada capítulo toca vender el género expuesto. Pero chico, tú no eres Jesús Castro. Primero, porque les sacas casi una década. Y porque ya has demostrado que eres más que una cara bonita y cuerpo cincelado. Volver a verte en pelotas, haciendo de pajillero por webcam, chirría tanto como pasó con Rodolfo Sancho, corriendo despechugado y sin sentido por los desiertos de Almería. En 2016 no es necesario. Es cutre. Da bajón.
Cuidado, no me malinterpretes. La industria del 'entertainment' estará encantadísima con esta exhibición de carne, músculos y fantasía sexual. Las cadenas de televisión saben que sexo es igual a éxito (pregúntale a Cristina Pedroche) y no tienen el menor reparo en llenar sus series de desnudos absurdos.
Las cadenas de televisión saben que sexo es igual a éxito
Las webs sabemos que cuanta más piel al aire, más visitas, y te apuesto unas cañas a que esa escena de Buscando el norte se ilustrará con todo lujo de detalles en los portales especializados en televisión, en foros y en Twitter. Algunos hasta te criticarán y harán artículos con palabras como "sexo", "hot", "desnudo".... Y por descontado, miles de mujeres y de homosexuales contemplarán esas fotos ávidos de deseo y lujuria. En definitiva, un win-win para todos.
Mi pregunta es: ¿Y para ti? ¿Dónde está la ganancia? ¿Qué consigue Antonio Velázquez, el actor, sumando un desnudo mas a su carrera? Lo pregunto desde la ignorancia supina, lo prometo.
Tal vez fuera innegociable. Tal vez formaba parte de la cláusula de contratación. Tal vez no había alternativa y si querías estar en un proyecto de éxito asegurado te tocaba bajarte los pantalones, lo cual es algo lamentable. No lo sé. Pero, como ya estamos en este clima de confianza, solo te quiero decir dos palabras que ojalá sirvan para algo.
Mario Casas
Nadie ha hecho más por el six-pack que este hombre de Paco. Bromear con las camisetas que nunca llevaba puestas el actor de El Barco ha sido tendencia durante años en Twitter. Era el Apolo perfecto. El Cuerpo. El oscuro objeto de deseo. Nadie le tomaba en serio, solo las carpeteras. Pero llegó Grupo 7 y lo cambió todo. Mario se puso firme. Y se puso la camiseta. Un buen proyecto y una sabia decisión. Pasó de mojabragas a superestrella. De un día para otro, ojo. De ser un niño bonito a ser buscado por todos. A reventar taquillas. A ser reivindicado en los Goya. ¡A sentarse con Bertín Osborne!