A mi manera es uno de esos formatos a los que te tienes que enfrentar con la mente en blanco y dispuesto a disfrutar, sabiendo lo que estás dispuesto a ver. Un programa muy complicado a la hora de venderse, a pesar de la intensa promoción que ha tenido en antena y de los nombres históricos que formaban su casting. Pero muy poco atractivo para la televisión que estamos acostumbrados a consumir.
El nuevo programa de laSexta no pretende arrasar en audiencia. No es algo que rechacen, pero no será algo buscado. A mi manera es un formato para paladares bastante exquisitos, consumidores de La 2 y amantes nocturnos y apasionados de Cachitos de hierro y cromo. Su casting tampoco ayuda a llamar a la puerta de un público joven. Pero eso es lo que hace de este programa algo especial.
Como formato televisivo incumple numerosas leyes que habría que analizar. El formato tiene un montaje que no le beneficia en nada. El programa se basa en las actuaciones de los artistas y no vemos la preparación del tema en ningún momento para que haga al espectador partícipe del proceso de creación. Las escenas de convivencia están muy preparadas y sobreactuadas. No hay conversaciones, hay autoentrevistas demasiado masticadas. A veces echamos en falta a Bertín Osborne paseándose por ese jardín para hacer las preguntas más impertinentes.
Y tal vez esa convivencia en la que los artistas nos muestran su lado más personal (que no negativo) es lo que se echa más en falta en este programa de televisión y lo que haría de este formato algo puramente televisivo. El programa es una ventana a la música en directo sin buscar la espectacularidad y sin esconderse en segundas paredes.
La convivencia (si lo quieren llamar así) son escenas en las que los compañeros se preguntan entre ellos a modo de Chester, de En la tuya o en la mía, del Rincón o del programa de entrevistas que ustedes prefieran. Y es que la entrevista calmada está de moda cuando pensábamos que el espectador ya sólo quería golpes de efecto constantes.
Elementos básicos que cuidan y miman nuestra propia cultura
A mi manera es un programa de riesgo que hay que valorar. A mi manera es un formato que debería estar en manos de nuestra televisión pública. Elementos básicos que cuidan y miman nuestra propia cultura. A mi manera es un premio para estos cantantes que han sido la voz de una generación. Una generación a la que (confieso) no pertenezco. Y, todavía así, emociona. Un programa que me encantaría que me regalasen dentro de 10 años con los nombres que marcaron mi adolescencia. Ahora es un regalo para otros. Y bienvenido sea.