"Estas son las marcas que patrocinaron a la madre de un criminal". Con esta curiosa recopilación el periodista y bloguero Pablo Herreros iniciaba hace ahora cuatro años una iniciativa en redes sociales e internet para denunciar que el programa La Noria había pagado entre 9.000 y 10.000 euros por una entrevista a la madre de El Cuco, el menor implicado en la desaparición y muerte de Marta del Castillo.
La historia ya la conocen. Pocos días después, ante la presión de los internautas, distintas marcas anunciaron que retiraban su publicidad del espacio. Uno a uno fueron cayendo todos sus anunciantes: Puleva, Bayer, Nestlé, Panrico, L'Oreal, Vodafone, WC Net, Pronto, El Corte Inglés, Burger King... Por primera vez en la televisión, un programa se quedaba sin publicidad.
Por primera vez en la televisión, un programa se quedaba sin publicidad.
Tres semanas después de esta histórica fuga, la cadena admitía que había cometido un error que perjudicaba a sus marcas y que su responsabilidad era solucionarlo. Para ello, la cadena canceló los programas Resistiré, ¿vale? y Enemigos íntimos, pidió un ‘blanqueamiento’ a sus programas y convocó una reunión de urgencia con los anunciantes para evitar un efecto contagio a otros programas como Sálvame.
Tras este perdón 'histórico', algunos anunciantes empezaron a regresar al programa. Sin embargo, el espacio ya estaba herido de muerte y la cadena decidió mandarlo al late night en enero y crear uno nuevo en el prime time con mayor peso político llamado El Gran Debate. Era tan sólo el principio de la renovación ya que a finales de abril la cadena de Fuencarral decidió cancelar definitivamente La Noria para ceder su espacio a un versión ampliada de El Gran Debate.
Una iniciativa, una estrategia, una historia, que significó un punto de inflexión en la televisión. Desde entonces, las cadenas han cuidado sus contenidos, no han pagado a presuntos asesinos o familiares por aparecer en televisión y, sobre todo, han aprendido a pedir perdón.
Campamento de verano
De hecho, dos años después del caso La Noria, apareció una nueva iniciativa en redes sociales que pedía un boicot a las marcas que se anunciaban en Campamento de verano por ser “un programa que denigra y ataca la mujer”.
Telecinco y La fábrica de la tele se apresuraron a pedir perdón
Sin embargo, aquel boicot quedó en nada. Para empezar, el responsable de la iniciativa ha amenazó violentamente a las marcas. Una forma que si bien Pablo Herreros empleó en su carta de boicot, finalmente terminó arrepintiéndose de utilizar.
“Reconozco la libertad de los anunciantes para gestionar sus acciones de publicidad independientemente de los contenidos de cualquier medio de comunicación”, explicó el periodista.
Y segundo, en esta ocasión tanto la cadena como la productora -la misma que la de La Noria- se disculparon por el trato profesado a la concursante de Campamento de verano. "Nuestra exploradora Noemí Merino aceptó anoche nuestras disculpas tras un desafortunado juego de campamento", informó Mediaset España a través de su cuenta de Twitter.
Miguel Ricart
Sólo unos meses después, después de que El Mundo publicara que las televisiones estaban tras los pasos de Miguel Ricart, Telecinco salió al paso negando tajantamente que fuera a conceder "minutos de gloria televisiva a un asesino temido y repudiado por la sociedad", evitando así que la polémica pudiera seguir creciendo en redes sociales.
Lo mismo ocurrió con Atresmedia. Después de que se conociera que Espejo Público había entrevistado al triple violador y que sus informativos había emitido ya parte de ese encuentro, la cadena procedió a retirar cualquier material de su web que le relacionara con Ricart. El programa presentado por Susanna Griso tampoco emitió la entrevista a pesar de lo anunciado previamente.