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A Godard le encanta provocar. Lo ha hecho siempre con su cine, con sus actos y con sus palabras. Su nueva película, Le livre d’image es otro tiro a la cabeza del espectador. No hay narración, coherencia, o una apuesta mínimamente accesible. A cambio hay una batería de imágenes y reflexiones apabullantes sobre una Europa en crisis, el mundo árabe y la democracia en occidente. Radical, agotador e inimitable.

Su capacidad de sorprender sigue intacta a sus 87 años, y Cannes lo sabía. Por ello programaron su película en su Sección Oficial y la convirtieron en uno de los eventos del certamen. Si a eso se suma que el realizador anunció que atendería a la prensa por medio de FaceTime la cosa adquiere tintes históricos. ¿Cuántas veces pueden los periodistas preguntar a uno de los popes de la historia del cine?

Fotograma de la película.

Aunque parecía que Godard dejaría a los medios plantados como hizo con Agnès Varda en el final de su magistral Caras y Lugares, el director apareció en la pantalla de un móvil y la gente enloqueció. Un capítulo de Black Mirror protagonizado por la prensa cinéfila que adoró durante una hora a un teléfono.

El director francés contestó a todo el mundo. Hizo bromas, habló japonés y no desvió ni una cuestión, ni siquiera cuando Pepa Blanes, periodista de la Cadena Ser, le preguntó que a qué se debía ese homenaje a Cataluña que aparece en su filme, si es por el tema de la independencia o sólo por hacer referencia a Orwell. Godard reconoció que ambas cosas: “Durante el montaje estaban ocurriendo los últimos eventos en Cataluña, y Orwell ha inspirado a todo el mundo, desde los clásicos. El cine está muy cercano al anarquismo, y por eso quise referirme a Orwell y a la Cataluña actual, porque el cine es como Cataluña, que tiene muy complicado existir”.

No fue la única referencia política de la rueda de prensa. Tiró de las palabras de filósofos para segurar que “las democracias modernas han contribuido a los totalitarismos”, y se atrevió a dar su receta para acabar con los problemas en el mundo árabe. “Quería mostrar que los árabes no necesitan de nadie, porque pueden hacer las cosas por sí mismos. Inventaron la escritura, tienen más petróleo del que necesitan… no sé. Creo que deberían dejarles solos, con sus asuntos, porque no podemos dictarles nada, y una película no está diseñada para dictar nada ni para mostrar lo que pasa. La mayor parte de las películas de Cannes muestran lo que pasa en el mundo, y por eso yo hago la mía, para mostrar esa dimensión, lo que no pasa, lo que no se cuenta”, ha zanjado.

En los próximos años veremos ya muy pocas salas de cine que estén interesadas en la cultura y que muestren mis películas, serán cines militantes

Le livre d’image estuvo a punto de no ser una realidad. La productora francesa detrás del proyecto lo abandonó a la mitad y Godard se puso a buscar socios en todo el mundo. Al final, gracias a unas asociaciones suizas y a la invitación de Fremaux para venir a Cannes el sueño se materializó. En su juego constante, el cineasta usa el sonido como un protagonista más, por lo que es consciente de que su película no podrá verse en muchas salas que no podrán enseñar el mecanismo cómo fue diseñado. “Me imagino que en algunos países no podrán ponerla porque no tienen el sistema de audio adecuado, en los próximos años veremos ya muy pocas salas de cine que estén interesadas en la cultura y que muestren mis películas, serán cines militantes, y esto tiene que ser algo que haga pensar a la gente”, añadió.

La prensa le preguntó por una de sus frases míticas, esa de que "una película debe tener planteamiento, nudo y desenlace pero no necesariamente en ese orden". Godard no recordaba haberlo dicho exactamente, pero tenía claro que “si lo dije sería contra Spielberg y esos directores que decían que las historias tienen que tener siempre un principio, un medio y un final”. “Como broma les dije que sí, pero que no en ese orden, pero por supuesto esto no lo dije como si fuera mi caballo de batalla”, zanjó.

El rodaje viene realmente durante la postproducción. Un sistema que te permite pensar mucho más libremente, porque el montaje se hace con las manos

Para él lo más importante sigue siendo el montaje, porque hasta con la llegada del cine digital es algo que se hace con tus propias manos. "Para mí es más importante el montaje, que viene primero. Y el rodaje viene realmente durante la postproducción. Un sistema que te permite pensar mucho más libremente, porque el montaje se hace con las manos. Lo principal del hombre es pensar con las manos", dijo el director, que planteó a los periodistas: "Imagínense vivir un día entero sin servirse de sus manos...no se puede hacer nada".

Aseguró que le quedan fuerzas para hacer más cine, pero que no depende sólo de su voluntad, sino también de “mis piernas, un poco de las manos y de mis ojos", esos ojos que revolucionaron el cine y que ahora lo han hecho con un festival que le necesitaba.

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