La dimisión de Íñigo Errejón como portavoz de Sumar en el Congreso tras salir a la luz testimonios que lo acusan de violencia machista sigue marcando la agenda de la actualidad del día. La última hora ha sido la denuncia que ha presentado la actriz Elisa Mouliaá ante una comisaría de la Policía Nacional. Una colaboradora de Espejo Público ha leído en directo la demanda y no ha podido evitar verse afectada tras ello.
Tras despedir a Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Susanna Griso daba paso a Ana Bernal-Triviño, una de las colaboradoras que estaba presente en plató para abordar el caso. La presentadora señalaba que la tertuliana estaba ya leyendo la denuncia que ha interpuesto la actriz contra el exportavoz de Sumar. Ya su gesto mostraba que lo que estaba hojeando no le estaba gustando nada.
“Da muchos detalles. No sé si pueden leer extractos o lo que queréis leer vosotros más adelante. Hay muchísima concreción. Comienza diciendo que, al principio, tenían una comunicación personal a través de las redes sociales, que le hace una invitación de un libro suyo. Estoy leyendo párrafos sueltos”, expresaba la periodista y profesora en la Universidad Abierta de Cataluña.
“Habla de que estuvieron en un coche, después de tomar una copa. Dice que le impone tres reglas para seguir durante la velada: que no se alejara de él, como mucho 20 metros y que la tercera le diera un beso. En el ascensor, Íñigo le dice que la tercera regla la va a romper ‘ahora mismo’. Acto seguido, agarra la denunciante de la cintura y comienza a besarla de forma violenta, según relata ella”, narraba.
“Por lo visto, entran en una vivienda en la que había más personas. Charlaron, bailaron, bebieron”, proseguía Bernal-Triviño, señalando que “cuando se pone en cuestión el relato de la víctima, son por los detalles”. “Estaban en una fiesta”, expresaba la periodista. “La saca de la fiesta, la lleva del brazo y la arrastra unos seis metros”, prosiguió Griso al leer la denuncia.
“La arrastró por un pasillo hasta el interior de la habitación de la casa. Ya en el interior, cerró con el pestillo de la puerta para impedir que pudiera escapar y comenzó a besarla y a tocarla por diferentes partes del cuerpo, sobre todo en la zona de los pechos y los glúteos, no pudiendo concretar si por encima o debajo de la ropa. Recuerda que le llegó a quitar el sujetador y le dijo frases como ‘¡Uff, cómo me pones!’ Todos estos hechos ocurrieron sin el consentimiento de la declarante”, proseguía.
Ya en esta parte de la lectura, podía verse que a la periodista le costaba seguir. “La empujó sobre la cama…”, intentó seguir Bernal-Triviño, pero no pudo del horror que le producía. “No hace falta seguir”, expresó Griso, con gesto serio, dado que estaba leyendo también la denuncia.
La colaboradora se mostraba muy afectada por lo que había leído. “Creo que… uff… ¡de verdad!”, podía decir mientras evitaba emocionarse. “Quiero enviarle un abrazo a la compañera por haber salido hacia delante, por hablar, por haber relatado todo de forma tan detallada y valiente”, expresó, intentando evitar derramar lágrimas, aunque su voz ya sonaba afectada.
“Esto es para todas esas personas que, ayer, estaban diciendo que no había denuncias. Si denunciamos, nos acusan de poner demandas falsas y si no lo hacemos, nos preguntan por qué no lo hacemos. Ya hay una, teníais lo que queráis, ya no tenéis por qué dañar el testimonio de esas mujeres. Aquí lo que se detalla es una agresión en toda regla. Será la Justicia la que tenga que investigar”, concluyó.