Este miércoles, por una razón u otra, en la entrevista de El Hormiguero ha estado realmente presente el fuego como tema de conversación. Este 2 de octubre, visitaba el programa de Antena 3 Hovik Keuchkerian, que estos días está presentando su nueva película, El Hoyo 2.
En primer lugar, el asunto salía a colación por el personaje de Keuchkerian en la cinta de Netflix, Zamiatín. Al leer el guion, el actor se lo imaginaba como "un bebé gordo ignífugo". Para prepararse el papel, se sometió a un profundo cambio físico: engordó 22 kilos y se depiló el pelo de las cejas y el cabello.
"Establecí una relación. ¿Qué es lo primero que prende en un ser humano cuando se quema? El pelo. ¿Que atracción siente Zamiatín casi sexual? El fuego. ¿De qué manera puede seguir disfrutando de esa sensación el máximo tiempo posible sin que prenda rápido? Sin tener un solo pelo", comentó Hovik.
Pablo Motos no daba crédito: "Madre mía, mira que todos llevamos un sartenazo, pero el que llevas tú... ¡El tuyo te lo ha dado Obélix!". El artista también habló de las dificultades que acarreó a su vida cotidiana la ganancia de peso, en su piso de Bilbao mientras duraba el rodaje.
"La cabina de la ducha era una de estas, que no sé a qué lumbreras se le ocurrió, que te meten en un rincón y le ponen una puerta que te embute hacia un lado. Si me caía, no me caía, porque me quedaba encajado", explicó el entrevistado del formato de 7yAcción.
Eso sí, esto quedaba en mera anécdota cuando Motos ahondó en "la extraña relación" del invitado con el elemento incandescente. Y es que Hovik, cada vez que ocurre un acontecimiento importante en su vida, se provoca una quemadura en la piel. "Luego me dicen: 'Tío, vais a El Hormiguero y os ponéis a hablar de una cosas...", se quejaba Keuchkerian, aunque luego accedía a relatarlo.
"Sí, me ha pasado unas cinco veces y no es algo planeado. Hace tiempo que no me pasa, pero puede volver a pasarme perfectamente. Cuando ocurre algo que me marca, que ha sido muy bonito o me ha hecho mucho daño, cojo un objeto de metal, un cuchillo, lo quemo al rojo vivo y me quemo", exponía el también intérprete de La casa de papel.
Al igual que "hay gente que se tatúa o se hace escarificaciones", Hovik se realiza marcas y "conecta con esos momentos". El actor iba más allá y se señalaba dos cicatrices concretas en las manos: "Tengo esto del día que se mató Álex Angulo. Y tengo quemaduras en las líneas de equilibrio, que me explicó mi psicólogo que el equilibrio son dos líneas y no una".
"Una la tenía muy alta y otra muy baja. Me dijo: 'Cuando subes arriba, subes al cielo y es la hostia. Cuando caes, es el infierno. Intenta trabajar para juntar esas dos líneas de tal manera que las bajadas sean más normales", zanjó Hovik Keuchkerian.