Martí es un joven de 21 años que lleva el catalanismo por bandera. Al entrar al restaurante de First Dates, afirmó: "Todos los apellidos de mis abuelos y bisabuelos son catalanes. Algunos, muy arraigados a la tierra. Me siento como muy catalán".
Tal y como le comentó a Carlos Sobera, al participante no se le "da bien ligar". Es más, nunca ha estado en pareja de manera estable y con la única chica con la que tuvo algo no llegó a intimar: "Estábamos los dos en la cama y le dije que no. Supongo que porque me daba vergüenza o miedo. También, porque quería ser fiel a mis valores, no hacerlo hasta encontrar a alguien especial".
Sin embargo, el hecho de no haber tenido experiencias sexuales aún no le impide tener "fetiches": "Me gustan las mujeres contrarias a mis pensamientos. Me pone, por ejemplo, que sean de Vox, porque yo soy independentista. Aunque también comparto cosas con Vox".
"Un psicólogo haría una lectura interesante de esto...", reconoció un atónito Sobera, antes de presentarle a su cita en el programa de Cuatro, Victoria, precisamente una estudiante de Psicología que se definía como una "romántica" empedernida.
La noche empezó con Martí confesándole a su compañera que el Covid-19 le alteró por completo el olfato y el gusto hace tres años y medio: "El pescado lo noto como si estuviera podrido y no me gusta". Además, sufre de "talasofobia", es decir, miedo a las profundidades marítimas.
Dicho esto, cuando el montador de 'stands' se sinceró sobre ser virgen, la otra comensal asumió que también lo era. "La verdad es que es una cosa que busco bastante en las chicas. Así crecemos a la par", aplaudió el soltero frente al equipo de redactores de First Dates.
Los hijos, el punto de fricción
"Como no he probado nada, no sé lo que hay. Sí que es verdad que tengo un fetiche muy extraños. Me ponen las chicas que son lo contrario que yo. No significa que las quiera como pareja, pero me ponen y ya está", aceptó el catalán. Victoria estaba que no daba crédito: "Yo no soy de Vox, pero, bueno, hizo bien en compartirlo".
Al final, la velada no cuajó y no hubo segunda cita, pues ambos tienen expectativas de futuro distintas. Martí, que se considera "tradicional" para según qué cosas, sobre todo, en el asunto de tener hijos. El de Castellar del Vallés (Barcelona) quiere tener cuatro como mínimo, mientras que Victoria para nada quería ser madre.