Aída Nízar debutó la pasada semana como colaboradora de Ni que fuéramos Shhh, en lo que suponía su regreso a televisión después de varios años alejada. Y hoy martes ha vuelto a trabajar en el nuevo Sálvame de TEN, pero no desde el plató, sino como reportera. Al estilo de su antigua sección de Telecinco Sálvese quien pueda, se ha trasladado a Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, para intentar mediar en el conflicto de Manu Tenorio con unos presuntos okupas.
“Manu Tenorio tiene una propiedad que ha sido okupada. Es la versión de él, y los inquilinos dicen otra cosa, y Aída Nízar ha ido a averiguar la verdad, como siempre”, avanzaba María Patiño, al inicio del programa. La de Valladolid no ha sido bien recibida, y en un adelanto se veía cómo los vecinos la mojaron. “A mamarla fuera”, le decían en un momento dado, echándola de la urbanización en la que se encontraba. “Deja de grabar con el puto móvil a mi hija”, le dirían también al cámara. “Yo he sido agredida y quiero denunciar a esa señora”, exponía Aída a un policía que se personó, también como anticipo de todo lo vivido.
María Patiño puntualizó entonces que “lo que intentamos es saber qué ocurre, pero respetando los límites que impone la ley”, y asegurando que tenía que hablar con Aída Nízar. Tras cambiar de tema, y charlar sobre el éxito de La revuelta en la noche del martes, el programa contactó con Aída, que se encontraba en un bar. Y, tras discutir con una mujer, esta llegó a empujar a la reportera. Esto provocó que María Patiño paralizase la emisión del programa y pidiese encarecidamente a Aída que se fuese de allí.
“Aída, cariño. ¿Qué está pasando, Aída por favor? Aída, mi vida, ya”, pedía desde el plató María. “No, no, no. Quiero que Aída se vaya de ahí. Sabemos perfectamente de que Aída tiene ese carácter, pero queremos saber qué ha pasado, los ánimos están más que calientes”, añadía la presentadora. “Aída, por favor, que se aleje de ahí. Esto no. Si ellos no quieren hablar lo vamos a respetar, Aída, de verdad”, insistía.
Justo en ese momento, el programa ofrecía un plano de Aída corriendo por la calle tras un hombre y una mujer, sin que se explicase bien quiénes eran. Y María Patiño intentaba parar los pies a su compañera sin éxito. “Aída, ¿a dónde vas? Aída, quédate ahí, te lo pido por favor, es una orden. ¡Aída!”, le llegó a gritar. “No te oye”, le aclaraban los demás colaboradores en el plató. “Es que no, es que no, es que esto no es la finalidad”, se lamentaba la presentadora.
“¿Me escucha el cámara, me escucha alguien? Se supone que es el matrimonio. O es su hijo. Aída, no. Aída, ya, cortad la imagen”, exigía María, interrumpiendo el programa. “Que alguien se ponga en contacto con Aída por teléfono, porque esta situación se puede ir de las manos, y no”, pedía desde el centro del plató.
“Deberías tener empatía”
Un poco después, María Patiño pudo contactar con Aída, y le pidió que hablase con calma. “A la que te veo alterada es a ti. Deberías tener empatía, querida María Patiño, desde el sofá es muy fácil opinar”, le recriminaba la de Gran Hermano.
Estas palabras no cayeron bien a la gallega, que le corrigió: “Aída, creo que te equivocas. Tenemos limitaciones técnicas, desconozco lo que está pasando, sé lo que es ser reportera, me vas a escuchar. En ningún momento he intentado despreciar tu trabajo, he intentado que no se te vaya de las manos una situación que te puede perjudicar a ti y al programa”.
Aída entonces aseguró que desde esa mañana había sido recibida “con las espadas en alto”. “Nos han rociado con lejía, con mangueras, nos han escupido, nos han insultados. Y me he limitado a ir al restaurante, y me he encontrado a la presidenta tomándose un chupito, y al pillarla con la cámara se ha puesto como una energúmena”, exponía. De esa presidenta de la comunidad querría saber la opinión, precisamente, por cómo se posiciona a favor de los supuestos okupas del cantante.