Bailando, dándolo todo, tirándose por el suelo. Así entró Leticia Sabater este lunes en El Hormiguero, el programa de Pablo Motos en Antena 3, como primera invitada de la noche. Nada más llegar a la mesa, aseguró sentirse “muy contenta”. “Y todo gracias al público que hay aquí, sin duda. Porque siempre les ha costado más confiar a las cadenas de televisión en mí que al público, que ha estado detrás de mí desde hace tantos años”, aseguraba la polifacética artista.
La charla con la antaño diva infantil comenzó con un repaso a su carrera, desde que empezó en el Un, dos, tres o como chica Hermida hasta su etapa en programas para los más pequeños de la casa. “A medio día Alegría y en El Hormiguero con Pablo Motos mejor todavía”, exclamó, recordando el título de uno de esos espacios que condujo a inicios de los 90.
Leticia fue al programa a dar juego, y hasta besó a una de las hormigas. “Hace cinco años que no me dan un beso prácticamente”, admitía. Luego aclaró que es porque hace bastantes años que no tiene novio, porque está “todo el día en la carretera” por sus shows, pues ella misma conduce hasta el bolo, actúa y regresa del tirón. “Digo que de noche soy camionera y de noche cantante”.
Sobre su reinvención profesional, la Sabater contó cómo los programas infantiles se estaban acabando y decidió jugarse sus ahorros para ser “lo que siempre me había apetecido ser: Raffaella Carrà, una show-woman, y esa es mi lotería, no quiero otra”.
Antes del primer corte publicitario, Leticia le regaló a Pablo Motos una gorra de policía firmada, como guiño a Mr. Policeman, y hasta le dio un fugaz pico en los labios antes de la llegada de los anuncios. Su contacto con el presentador no quedó ahí, pues al hablar de cómo los niños tienen la mano muy largan y tocan más de la cuenta "azotó" el culo al presentador.
A la vuelta siguió recordando su etapa como cantante infantil. “¡Que levante la mano quien no se haya criado en mis pechos, así estáis de guapos y de estupendos!”, le gritaba al público. Y poco después le hacía otro regalo a Pablo Motos: se subió en la mesa y se puso a cantar un tema original. “Todos con El Hormiguero el programa más famoso del mundo entero…”, coreaba Leticia, pidiendo la colaboración del público. Sin embargo, tuvieron que frenarla: “¡Que la mesa no aguanta!”. Y es que recordaron que es una estructura pensada para que haya dos personas debajo, manipulando las hormigas Trancas y Barrancas.
Sus retoques estéticos
Tras repasar su forma de lanzar música en la actualidad, pasando por su tema Titi cómeme el toto, que asegura que no tiene connotaciones sexuales, Pablo Motos sacó el tema de sus operaciones. Y quiso preguntarle por sus abdominales, que muchos piensan que son prótesis. “En prótesis femenina no existe, solo masculinas”, relataba, contando que la operación que le hicieron era para quitar la grasa que se ha acumulado durante décadas por comer de todo. “Esa grasa que tienes debajo te la quitas y a partir de ahí te curras tus abdominales. Es el 70% más fácil”, aseguraba, añadiendo que ella hará unas 500 abdominales a la semana.
También se adentraron en su conocida reconstrucción de himen. “Tenía un problema. No me entraban coheteras muy grandes”, detallaba Sabater, que no se cortó al decir cómo esperaba que los chicos “la tuvieran pequeña” cuando ligaba. “Ya he dejado a varios por tener la muy grande”, añadía.
“Me reconstruí el himen y ahora todos los artefactos viriles me caben muy bien” seguía contando. “Tengo la sospecha de que se me ha ido el programa de las manos” se sinceraba Motos al respecto. “El sexo es una cosa normal, Adán y Eva y nosotros le seguimos el rastro”, le respondía Leticia, quitándole hierro.
Su complicada infancia
Leticia fue luz y diversión en El Hormiguero, pero tampoco evitó algunos episodios complicados de su vida, sobre todo, en los primeros años. “Cuando nací era muy poco agraciada. Nací bizca, con un parche en el ojo, las rodillas torcidas, el himen pequeño, no me faltaba detalle”, admitía.
Eso provocó que tuviera una etapa escolar complicada: “Era una cosa triste y dolorosa, y me cuesta mucho explicarla, porque sufres mucho. En el colegio me han insultado mucho, me han llamado de todo”.
Y todo se complicó al decir en casa, con 8 años, que quería ser famosa. “Somos familia de los Martínez-Bordiú, familia de Franco, no me faltó detalle y fue bastante doloroso”, contaba. Hace unos años, Leticia ya explicó que José María Martínez-Bordiú, padre de Pocholo, y Cristóbal Martínez-Bordiú, marido de Carmen Franco, eran primos hermano de su abuela materna.
Sin embargo, todo cambió cuando trabajó por primera vez con Luis Miguel en una televisión de Madrid, y desde entonces no ha parado en el mundo del espectáculo. “Y llevo 40 años y se lo debo cuando nadie confiaba en mí cuando me reinventé, fue el público gay el primero que estuvo ahí dándolo todo, y se vino todo para arriba, y con la Salchipapa se amplió”, agradeció la artista.