"Callejeros llega en un momento muy acertado. En la época de la saturación de información en la que vivimos pendientes del móvil, estamos más solos que nunca. En tiempos de inteligencia artificial, que nos está echando su aliento en el cogote, es el momento de volver a la inteligencia emocional. Callejeros es una charla cercana con gente que te cuenta sus problemas de tú a tú".
Con estas palabras, uno de los rostros históricos de Callejeros, Nacho Medina, explica la vuelta del mítico programa a Cuatro. "El otro día grabé un reportaje sobre las últimas chabolas y debajo de un puente en Elche había siete personas viviendo. Cuando les pedí entrevistarles, todos me dijeron que sí a la primera porque tenían necesidad de hablar", añade.
"Estamos ante la vuelta de un periodismo de calle que, no es por ser presuntuoso, la televisión ha estado de luto durante muchos años no teniendo un programa así. Y es por el tipo de formato que te permite acercarte y profundizar más. Antes Callejeros duraba 35 minutos y ahora vamos a entre 55 y 60 minutos. Te da tiempo para contar las historias cercanas", explica.
"Callejeros es lo que nos rodea, la gente con la que convivimos y no sabemos que están ahí. Yo gracias a Callejeros me he enterado de la historia de una persona que vive muy cerca de donde yo vivo, que vive debajo de un puente y todo lo que tiene montado: internet, un plasma", afirma por su parte Jaime Guerra, director de la División de Producción de Contenidos de Mediaset España.
En definitiva, Callejeros es un programa "un poco terapéutico, tanto para el reportero como para la persona que tienes delante. Y es que le das la posibilidad de contar algo cuando a lo mejor no tiene la posibilidad de acceder a un psicólogo de la seguridad social porque hay un año de espera. Y tú te vas de ahí aliviado y la persona también. Eso es una gozada. Y eso al margen de los personajes", comenta el periodista, ahora también redactor del formato.
¿Y cómo se consigue eso? Por una parte, "Callejeros tiene la virtud que es una camarita pequeña que no lleva un micro con un cable y que de pronto en treinta segundos estás intimando con ellos". Y, por otra, un equipo de reporteros que empaticen con las historias que les están contando y que salieron de un casting de más de cien personas. "Hemos buscado hasta en televisiones locales de Melilla. Si están aquí es porque tienen una serie de cualidades. No todo el mundo puede estar aquí por su nivel de exigencia", explica Medina.
Ellos son Fanny Boehm, Adolfo Zarandieta y Silvia Ruiz, con con el apoyo de los operadores de cámara Álvaro Roberto Sekunza. Boehm se ha curtido como reportera en Vascos por el mundo, el segundo en una televisión local de Huelva y la tercera en programas como Madrid Directo o España Directo.
"Es un formato que no va con prisas. Siempre he partido de programas diarios, de actualidad, de correr.... Aquí tienes todo el día para estar con el personaje, para empatizar. No tienes prisa. Comes con él, pasan las horas, sigues grabando... Y sacas lo mejor", comenta Boehm. "Es un programa que te permite comprobar la crudeza, la realidad, la dificultad con la que viven muchas personas", añade Zarandieta.
"Terminas también cogiendo cariño a esas personas que se abren a ti. Estuve hace poco haciendo un programa de sexo de pago con una trabajadora sexual que no solo ejercía en la calle sino que vivía en la calle. Yo fui a recogerla con su saco de dormir y estuve toda una mañana con ella. Era una mujer que necesitaba hablar. Y cuando terminamos se me saltaron las lágrimas. El abrazo que di a esa mujer de 53 años que podía ser mi madre o mi tía. Empatizas y a día de hoy sigo con ella en la cabeza. Cuando te vas a dormir piensas cómo estará", afirma Ruiz.
Mirar a los ojos
¿Y qué consejo les dio Medina? "Les dije que a ser posible trataran de usted a la gente y que les miraran a los ojos. Cuando llegas a una barriada, la primera hora es la más dura. Yo llego, me presento y les cuento que no venga a grabar diez minutos sino una semana. Para que se hagan una idea de que estás. Si das la mano y miras a los ojos, ellos ceden. Y luego siempre mantener la firmeza y mirar a los lados. Si entrevistas al presidente del Gobierno, pero hay una persona sin hogar en el suelo; si le preguntas al presidente por eso, eso abrirá los informativos".
En esta nueva etapa, además de estos reporteros, el programa contará con un 'quinto callejero', el tiktoker Benja Serra. Él se encargará de crear un contenido semanal para redes con los mejores momentos del capítulo emitido en Cuatro, analizándolos y comentándolos con su particular sentido del humor.
"Nos preguntamos qué hubiera pasado en aquella época de Callejeros original si hubieran estado las redes. Porque sin las redes sigue habiendo personajes míticos. De ahí surge que buscaramos algo para que Callejeros conviviera con la redes. Y resulta que Benja era más fan de Callejeros casi que nosotros", recuerda Íñigo Pérez Tabernero, productor del programa.
Y, por supuesto, también habrá tiempo para volver atrás en el tiempo ya que el "patrimonio cultural de Callejeros es muy amplio". "Acabo de hacer un reportaje que se llama Gente singular. Baptisterio solo hay uno. Pero hemos grabado a un personaje que puede estar en el podio del Baptisterio", avanza Medina. "Y también hemos vuelto a grabar con Pinturitas, que es una señora que pinta compulsivamente y la llaman la Picasso de Tudela. También la familia Jiménez, que son los forzudos de Astorga. Habrá flashbacks".