La temporada de Planeta Calleja termina la próxima semana, con una doble entrega que arrancó en la noche de este lunes y que tiene de protagonistas a Inés Hernand y Félix Gómez. Los dos invitados afrontan la aventura extraordinaria de convertirse en ‘colonos marcianos’ viviendo durante cinco días como astronautas en la base análoga a las condiciones de Marte más realista que existe, Astroland, situada en el interior de una cueva en el Valle de Asón (Cantabria).

Por esta razón no nos encontramos en una entrega al uso de Planeta Calleja, en la que Jesús Calleja realiza entrevistas mientras viajan por lugares insólitos o especiales. De hecho, el primer bloque que se puede considerar parte de una entrevista ha tenido lugar bien avanzado el capítulo, y ha tenido como protagonista a Inés Hernand, mientras tomaba un desayuno con Calleja rodeados de naturaleza.

“Te iba a preguntar si tienes una pedrada…”, deslizaba el conductor del formato. “La pedrada de la diversión, del chachareo. Me gusta un festejo, una comunidad de vecinos”, comentaba la invitada, que repasó su vida, desde que nació en Madrid en el año 1992.

“Siempre he tenido particularidades, empecé el cole tarde, porque no era obligatorio y mis padres así lo decidieron. Tuve una infancia más bien alternativa”, valoraba. Su adolescencia, sin embargo, fue mejor gracias a sus amigos Andrea y Gonzalo, “y empezamos a crear”. Juntos hicieron una serie de YouTube, “de temática lésbica, con gente de nuestro instituto. Lo petamos”.

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La presentadora de TVE explicó que estudió la carrera de Derecho con máster de Abogacía, pero que tiene alma de periodista. Sin embargo, no tuvo nota para entrar en la pública, y empezó también Historia del Arte, aunque no la acabó. “Hice el Erasmus del pobre, me fui a Londres a poner pintas en un pub”, explicaba.

Con sus padres no tiene contacto. “Ahí están supongo. Viven, pero no tengo mucha relación ellos, me parece una decisión inteligente por todas las partes. Si no te llevas bien, eso se cronifica”, aseguraba la comunicadora. En su caso, cree que tienen “problemas estructurales” y que es algo que “pasa en las ciudades, el no tener tiempo para dedicarle a los hijos. Tenían mucho trabajo, siempre estaban fuera, yo he crecido mucho con mi abuela”, detallaba, y queriendo aclarar que “no he estado abandonada ni mucho menos”.

Jesús Calleja quiso saber cuándo se desligó de sus progenitores, e Inés contó que se fue de casa con 18 años, y que ya entonces no se veían a diario. “Lo más hardcore sería cuando tenía 25 años, y no he sabido nada de ellos”, añadía Inés, que en la actualidad tiene 31 años.

Para ella no es algo doloroso no tener relación con sus padres. “No sé si suena frívolo, pero mi experiencia dice que es lo más justo para ambos”, insistía, y valoraba que “es bueno visibilizar” esa historia, pues no porque te hayan parido tienes que tener una relación. “Si este testimonio, igual que otros que he hecho, sirven para visibilizar los modelos alternativos o bien familiares...”, aseguraba.

Aunque ahora le va bien, en el pasado tuvo carencias. “Me he ido a Londres con 300 eros y he compartido cama con un antiguo profesor de batería mío. Tenía que comerme los restos de las comidas de los clientes y eso me ha generado estrés”, detallaba Hernand, que actualmente tiene “ansiedad cronificada”.

“No eres nada predecible”, valoraba Calleja, quien cree que Inés combate todo esto con humor. “No lo busco, pero ocurre”, exponía. Sin embargo, cree que el que la gente diga “qué dichararecha, qué empoderada” no es siempre bueno, porque “haya una estructura que no absorbe a las tías que tienen un poco de personalidad o carácter. Los chicos heterosexuales se quedan como una liebre cuando le echas las largas en la carretera”, revelaba.