En First Dates hay algunos solteros que, tras intentar encontrar el amor sin éxito, repiten la experiencia. Tal es el caso de Manuela, que a sus 72 años, ha vuelto al programa de Carlos Sobera para conocer a un hombre que fuese, preferiblemente, alegre y cariñoso. Esta sevillana, viuda y con cuatro hijos, contaba que le gusta pasarlo bien, y que la amiga con la que más actividades hacía sufre de cataratas y ya no puede salir con ella.
Para ella, el programa eligió a José, un hombre también de Sevilla, jubilado, y que presumía de llevarse bien con toda la gente de su pueblo. A sus 77 años, el soltero tiene mucha vitalidad, y presumía de que todo el mundo se cansa antes que él.
En el primer encuentro, el amor no pareció estar en el aire. Manuela, directamente, no se veía con su compañero por una razón de altura. “Es que es muy poca cosita este hombre, parecemos La 1 y cuarto”, expresaba con humor.
[Una soltera se pone a llorar al llegar al restaurante de ‘First Dates’ y abrazar a Carlos Sobera]
Más adelante, la cosa no mejoró. Ni había química, ni tampoco conversaciones demasiado fluidas. El silencio se apoderaba del encuentro, y esto provocaba que Manuela no encontrase ningún tipo de interés para seguir descubriendo al acompañante que le habían asignado. “Este hombre no habla nada”, se lamentaba.
No mejoró la cosa cuando José, por sacar un tema de conversación, proponía: “Vamos a hablar de amor”. “Habla, mi alma, empieza tú que eres el hombre”, le proponía Manuela. “¿Tú como eres en la cama?”, quería saber el jubilado. Una cuestión que la sevillana no se esperaba para nada, y le provocó una risa incómoda. “Uy, ni me acuerdo”, se limitaba a decirle a su cita. “Te he preguntado eso, contéstame”, insistía José. “Te contesto. Que ya ni me acuerdo”, volvía a decirle la repetidora. “Esas cosas no se preguntan y más en una primera cita”, reflexionaba ella, ante el redactor del programa, y sin que su compañero pudiese oírle.
“De cuando en cuando gusta echar un par de polvos”, contaba entonces José. Una salida que dejó a Manuela sin palabras. “Dónde vas. A ver si echas uno”, le interpelaba. “Habrá que intentarlo”, decía él, entre risas. “Hay que darle ánimo todos los días”, seguía diciendo él, siguiendo con el tema sexual. “¿Todos los días, chiquillo?”, le preguntaba Manuela. “Tengo una edad, pero todos los días, algo es algo”, insistía el jubilado, quien detalló su gusto por hacer el amor bajo la luz de la luna llena, que es “muy milagrosa”. “El amor, dónde da más morbo, es con la luna de enero, en mitad del campo, que le caiga a uno la escarcha de la noche”, aseguraba.
Al final de la cena, ella dijo que no tendría una segunda cita, aunque sí para dar una vuelta si él se encuentra solo. José tampoco quería una segunda cita, porque le ha faltado "química" con su compañera.