Pepe Rodríguez se cambió una noche de cadena para viajar a la Costa Amalfitana con Jesús Calleja en su programa de Cuatro. El cocinero visitó una de las pizzerías con más renombre de la zona, hizo trekking para ver los limoneros con los que se hace el famoso limoncello y exploró de cerca la zona volcánica de los Campos Flégreos, situados a nueve kilómetros de Nápoles.
El juez de MasterChef es uno de los rostros más conocidos de la televisión. Prácticamente se sabe todo sobre él. Pero el cocinero se abrió en canal en Planeta Calleja al hablar sobre sus orígenes, mucho antes de su llegada a la industria. Pepe contó que sus abuelos se conocieron en Cuba. Allí nacería su madre, que regresaría a España con siete años.
Fue entonces cuando en la misma casa abrieron un bar, El Bohío, "lo único que había en la carretera entre Madrid y Toledo". Su madre conoció a su padre después. "Quiso ser torero. De hecho, toreó tres veces en Las Ventas, pero no llegó a nada y se hizo fotógrafo taurino para El ruedo [revista de temática taurina que se tiraba entre 1944 y 1977]", recordaba a Calleja.
Pero, como "no traía un duro a casa", su madre le tuvo que rendir cuentas. Así fue cómo montó el mesón actual de El Bohío. Tiempo después, su padre le metió al negocio junto a su hermano Diego. "No era mal estudiante, pero en cuanto flojeamos un poquito... Me gustaba la fiesta, salir, alternar, vivir...", narró. Su hermana mayor fue la única que siguió con los estudios y acabó como profesora.
Por entonces, Pepe no sabía nada de cocina. Para aprender se fue a trabajar varias tardes al mítico Currito y los veranos que cerraba con Ignacio Muguruza, quien le enseñaría que "la primera letra del diccionario de la gastronomía empieza por la 'B' de Berasategui". Precisamente, el prestigioso chef vasco sería quien rompería el panorama gastronómico marcando el camino al resto.
Un estilo que intentó trasladar poco a poco a su negocio, pero no fue nada fácil a nivel económico. "Las pasas canutas. De deber dinero", reveló pasando a continuación a una triste confesión. "Lo que son las cosas: el año que nos dan la primera estrella Michelin mi padre muere. No vivió los éxitos", dijo. "Y luego nos pilló la crisis de 2007, que la pasamos jorobado".
Casualidades de la vida, cuando el negocio remontó, la tele llamó a su puerta. Pero, de nuevo, Pepe tuvo que afrontar un fuerte golpe. El cocinero recordó que TVE eligió al jurado de MasterChef -tras el éxito de la primera edición-para presentar las Campanadas. A los tres les regalaron un ramo de flores, que él quería darle a su madre. "Cuando llegué a casa me dijeron que se había caído por la mañana y que se estaba muriendo en el hospital", narró.
"Murió a los tres días, el 4 de enero. No quiso Dios que lo viera [los éxitos de su restaurante y de la televisión]. No pasa nada, así es la vida. Así de triste, de bonita y de cruel. Por eso la vida hay que vivirla", zanjó Pepe invitando a Calleja a hacer un brindis.