Muchas han sido las citas de First Dates que han acabado en éxito. Algunas, incluso en boda, y con hijos. La de Fabio e Ilaria de este lunes, sin embargo, no entrará en ningún top de citas bien avenidas. Para empezar, ella no quería un italiano, y él lo es. Y Fabio deseaba que su compañera no tuviese mucho carácter, pero Ilaria ha dado la sensación de tener los pantalones muy bien puestos. El amor a primera vista no ha surgido precisamente, pero en la cena, Cupido ni ha aparecido ni se le ha esperado.
A Ilaria, de hecho, ni siquiera le hacían gracias las bromas que Fabio ha estado diciendo durante la cena, tirando de sentido del humor. Ambos, con sinceridad, reconocían haber pedido otra cosa al programa, pues él le gustan las mujeres con pelo largo y su acompañante lo tenía corto. “Y yo había pedido un chico alto y tú no eres alto”, deslizaba ella.
Eso provocó que Fabio viese herido su orgullo, tanto como para hacer que ambos se levantasen de la cena para comparar sus estaturas. “No eres más alta que yo, llevas tacones”, reprochaba su cita, que añoraba no haber pasado el encuentro con alguien como el camarero Matías Roure.
No todo ha sido un cruce de dardos. Los dos han tenido puntos en común, como ciertas aficiones, y el gusto de los tatuajes. A pesar de esto, el italiano aseguraba que nunca se fijaría por la calle en una persona como la que estaba cenando.
La cosa se puso peor cuando se pusieron a hablar de sexo, un asunto que han tratado sin estar precisamente relajados. Ella utilizó uno de los rascas del programa, y por ello, Fabio debía decirle una fantasía sexual. Él entonces contó cómo le gustaba mucho “hacer el amor con la pelota de pilates, y te da empuje”. “Interesante, va bien para la espalda, no lo he probado”, apostillaba Ilaria, con bastante ironía.
Siguiendo con las confesiones sexuales, Fabio contaba cómo tiene “un pepino en el congelador para practicar sexo anal”. Lejos de quedarse sin palabras, su compañera le respondía que ella en el congelador tiene otras cosas, como guisantes y brócoli. “Que se quede con el pepino y que le haga compañía”, exponía ella, en la zona del confesionario. Además, en lugar de hablar de verdaderas fantasías, ella contaba que tiene deseos como “despertarme por la mañana con el desayuno, no me ha pasado nunca. Para mi el desayuno es pornografía”. Obviamente, la cita no acabó con ganas de los participantes de ser repetida.