Cierto que, visto además desde Roma, el Papa Francisco resulta un personaje familiar y cercano. Pero verlo en una entrevista en la televisión italiana, durante casi una hora, no deja de ser algo llamativo a nivel mediático. Y más si se trata de un canal secundario de la TDT transalpina, respecto a la influencia de las grandes cadenas generalistas. Pero la entrevista organizada por el conocido periodista italiano Fabio Fazio al pontífice argentino, sin embargo, ha provocado que más de 3,4 millones de espectadores conectaran con el programa Che Tempo Che Fa, que hace unos días fue el programa más visto en la historia del canal Nove, cadena de propiedad de la Warner Bros Discovery, con un pico máximo de audiencia del 16% en términos de cuota de pantalla.
El recorrido de Che Tempo Che Fa como programa, ha sido muy movido, sobre todo en los últimos años. El conocido formato de magacín de debate y entretenimiento, durante veinte años, ha sido emitido en la televisión pública italiana; pasando primero por Rai 3 –entre 2003 y 2017–, luego por Rai 1 –entre 2017 y 2019–, para pasar luego a Rai 2 –entre 2019 y 2020–; para luego volver de nuevo a Rai 3 –entre 2020 y 2023–.
Pero después de las discrepancias entre el Gobierno ultraconservador de la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el presentador de Che Tempo Che Fa; el programa y su equipo decidieron apostar el pasado octubre por Nove, un canal de menor alcance respecto a las grandes cadenas generalistas de la pública Rai o de las privadas de Mediaset. Lo cual no ha impedido en términos de audiencia, sin embargo, que se preservara el éxito del conocido programa de entrevistas y debates de entretenimiento presentado por Fabio Fazio.
[Demasiada política y muchos sucesos: los telediarios italianos pierden cada vez más audiencia]
Hace unos días, los creadores de Che Tempo Che Fa lograron, así pues, que el Papa Francisco les concediera casi una hora de entrevista; algo que ya había ocurrido en febrero de 2022, pero en Rai 3. Esta vez, el pontífice se ha prestado, por primera vez, a ser entrevistado en el aparentemente modesto canal Nove; que sin embargo ha logrado batir todos los récords de la cadena en términos de audiencia. Y por tanto convirtiéndose, para Fabio Fazio y su programa, todo un acierto el desplazarse, como formato, dentro de las emisiones de Warner Bros Discovery.
La entrevista, que ha tenido lugar entre el estudio del programa y la residencia de Santa Marta donde vive el pontífice dentro del Vaticano, no sólo ha sido fructífera a nivel televisivo para Fazio, Che Tempo Che Fa y la cadena Nove; sino también para el propio Papa Francisco. El Pontífice ha podido dejar clara su postura en relación a diferentes temáticas: sus dimisiones, el posible viaje a Argentina, su preocupación en relación a una escalada bélica a nivel mundial y la bendición de las parejas homosexuales e irregulares dentro de la Iglesia Católica.
El comienzo del diálogo entre Fazio y Bergoglio empieza de forma jocosa: “¡Todavía estoy vivo!”, dijo el Papa Francisco al principio de la entrevista, en la que el periodista le pregunta enseguida acerca de si se plantea la posibilidad de dimitir: “No es ni una idea que tengo en mente, ni una preocupación, ni un deseo”, aseguró Jorge Mario Bergoglio, “es una posibilidad que está disponible para todos los papas, pero por el momento no está en el centro de mis pensamientos, ni de mis inquietudes, ni de mis sentimientos. Mientras esté con la capacidad de poder servir, iré adelante. Cuando ya no pueda más, será el momento de pensar en ello”.
El santo padre ha confirmado su preocupación por el clima de conflicto en varias partes del planeta. “Detrás de la guerra está el comercio de las armas”, asegura Francisco, quien admite tener “miedo” por una escalada de violencia en el mundo, de corte militar y nuclear: “¿Vamos a acabar como el Arca de Noé?”, se preguntó el pontífice. En otro orden de cosas, el papa aclaró que podría viajar a Argentina este mismo año, dado que “está programada la posibilidad”, de dicho desplazamiento, para “la segunda mitad de 2024”.
Las parejas homosexuales
Uno de los asuntos más controvertidos para el Papa Francisco, ahora mismo, es la reciente apertura en relación a la bendición de las parejas homosexuales e irregulares. Los obispos africanos, debido a lo polémico que sería según ellos aplicar la nueva norma del pontífice en sus diócesis, han confirmado que no bendecirán a dichos colectivos: “En determinadas decisiones, hay un precio de soledad que hay que pagar”, confiesa el obispo de Roma, quien añade: “A veces estas decisiones no son aceptadas. Pero cuando esto ocurre, la mayoría de las veces, es porque no hay conocimiento acerca del tema en cuestión”.
El santo padre admite que, en los últimos días, está habiendo controversia acerca de las “bendiciones para todos” porque, subraya Bergoglio, “el Señor bendice a todos”. Y recomienda a todos los confesores que siempre “hay que perdonar a todos” y revela una anécdota: “En 54 años de sacerdocio sólo una vez he negado el perdón a alguien”, debido a la “hipocresía” de la persona en cuestión. Por lo demás, “hay que perdonar siempre”.
“Ha sido como un diálogo entre dos viejos amigos que se confiesan en privado y no en público”, ha escrito en los últimos días el crítico televisivo Aldo Grasso, periodista del conocido periódico italiano Corriere della Sera: “Ha sido el segundo golpe de efecto de Fazio [con el Papa Francisco], pero esta vez ya no en la televisión pública. Cuántos personajes televisivos hubieran vendido el alma con tal de entrevistar a Bergoglio”.
“Pero ¿por qué Francisco habría elegido precisamente a Fazio para conceder su entrevista en televisión?”, se pregunta Grasso: “Por afinidad, por consonancia y por confianza, como si el Papa conociera bien la televisión italiana”. En las páginas del célebre Corriere, Grasso asegura que “el deseo de comparecer en un programa popular y de ámbito no religioso esconde un gran sentimiento de soledad, como si el Papa estuviera buscando ser reconfortado por una gran asamblea mediática”. A veces, incluso el mismísimo obispo de Roma, puede sentirse solo. Y compartirlo con tres millones de espectadores.