La cantante Lola Índigo regresaba una vez más a El Hormiguero para presentar nuevo trabajo. En esta ocasión, promocionaba GRX, un EP. “Para mí ha sido lo mejor, lo más personal”, decía sobre el álbum, aunque reconocía que lo que estaba explicando era “un poco cliché”. GRX surgió en una casa de campo en Granada, en la que estaba de vacaciones, y al ir recibiendo la visitas de sus amigos acabó haciendo el disco. “Reuní a mis amigos de Granada, echaban el día, hacíamos de comer, y las canciones vinieron solas”, confesaba. “Yo quería hacer música, pero no sabía que me iba a salir un EP tan redondo”, añadía.
En la grabación de GRX no faltaron cervezas. “Nos patrocinó Alhambra”, bromeaba Lola, en referencia a la conocida marca. “La cerveza da una alegría que no es normal. Y te da por hablar” deslizaba Pablo Motos, y ella le daba la razón. “Igual que me da por hablar me da por escribir. Siempre empezábamos a beber cerveza a partir de la una de la tarde, y de la canción Plastilina, el estribillo, salió en cinco minutos”.
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Sobre el trabajo, del que se vio un videoclip, Índigo contó que gira alrededor de la nostalgia, de criarse en Andalucía, y en concreto, en Granada. “Nos acordamos de Los Delinqüentes, y queríamos hacer algo así garrapatero”, apuntaba, en referencia al grupo andaluz. En uno de los temas colabora con Maka, y de él contó cómo un día “se salió del estudio, se perdió en los olivos”, y cuando regresó había logrado el estribillo de la canción que los dos cantaron juntos. “La primera vez la cantamos en Granada, al final de la gira El Dragón, yo he hecho canciones con mucha gente pero mi mayor ilusión es componer con estos artistas, la gente que más admiro”, aseguraba la invitada, mencionando a todos los compañeros con los que ha colaborado. “Maka me ha ayudado a sacar una parte de mí, que yo no tenía muy explotada”, concretaba.
Motos recuperó algunas imágenes recientes de Lola, como una en la que lucía un colgante en la nariz, y al saber si no se dio un golpe o si no le hacía daño, la invitada reconoció que sí. “Sí. Estuvimos grabando bastante rato, para Latin Grammy. Había que grabar entrevista, estuvimos mucho tiempo, y acabé con una costra”.
Para Lola, la vida en el pueblo es algo muy importante, y destacó que en el suyo vive su amor platónico, su mejor amigo, con el que en el pasado tuvo relaciones. Pablo Motos, que era quien le preguntó al respecto, le dijo que si han estado juntos no es platónico, y ella le dijo que si ha conseguido estar en el programa, hablando de su música, es porque es una persona cabezona que logra lo que se propone.
En la actualidad, Lola no está interesada en conocer una pareja que se dedique a su misma profesión. “Una diva por habitación ya es suficiente”, bromeaba, en referencia a un tatuaje que lleva su peluquero. “He tenido parejas artistas, y me agobia. Me gusta lo cotidiano, hablar de quién se ha quedado preñada en el pueblo, no de los premios, de la entrega del máster, si ya hablo de eso todo el día”, resumía. Así, tiene claro que para que le guste un chico o una chica hay que “ser de pueblo, supongo”. “No hace falta que tenga tierras, pero que sepa cocinar. Que si no, me muero de hambre. Sé salir de un apuro, pero mi pollo a la plancha, ensalada, verdura, pero no algo preparado con jugo de no sé qué”, reconocía Lola. En ese sentido, Pablo Motos dijo que, salvo la edad, tiene cosas para que le pueda gustar, como ser de pueblo y saber cocinar, mencionando su particular forma de hacer chocolate a la taza.
En el tramo final de la entrevista, Lola Índigo habló de cómo una vez, en Ibiza, hizo una regresión, y no paraba de ver un lince. “No sé si lo vi o me lo he inventado yo”, reconocía. Sin embargo, una bruja le dijo que es su animal espiritual. “¿Y le pagaste por eso?”, preguntaba Pablo Motos, que no entendía cómo le dijo algo que, en apariencia, sería obvio. “Sí, la voluntad, no te vas a ir sin pagarle nada”, le expliccaba Lola Índigo. Sobre su afición a ir de brujas, cuenta que es porque “me han pasado cosas raras, que me digan cosas y que han sucedido. Sé que tú no te lo crees, pero si la vida no tiene magia, ¿qué coño hacemos aquí?”, preguntaba. “Cuando me pongo a ver una serie, prefiero ver dragones, brujas, fantasía, que me saquen del mundo real”, añadía Índigo. “La próxima vez que vengas te echaré las cartas”, le propuso entonces Pablo Motos. “Ok, miedo me da. Cuando trabajaba en la radio me puse a adivinar con las cartas, y tengo el sartenazo”, le aclaraba el presentador.