La duodécima edición de Operación Triunfo está viviendo varias polémicas acerca del comportamiento de sus concursantes. Recientemente, la actitud de Salma Díaz con varios de sus compañeros, como el dedicarle una canción a Bea Fernández en la que se burlaba de su aspecto o los gritos que le dio a Martín Urrutia al recoger el lavavajillas han provocado que la directora de la academia, Noemí Galera, haya tenido que volver a reunir a todos los participantes para una nueva llamada de atención.
Y es que hay varios comportamientos que no están “gustando nada” a Galera. Con el fin de no señalar a nadie en concreto y que todos los concursantes aprendan la lección, la bronca ha sido para todos. “Estuve bastante rato mirándoos. No quise decir nada porque pienso que también tenéis derecho a soltar y a estar un poco libres. Pero sí que es verdad que estoy detectando desde hace unos días algo que no me gusta nada”, compartía la directora ante la atenta mirada de los 15 participantes que aún están en el concurso.
“Esta es vuestra casa, sois 15 y es difícil que 15 personas conecten a full. Lo entiendo, no voy a obligar a nadie a que quiera a los demás con los que comparte esta experiencia por obligación, pero lo que sí quiero es que os respetéis, que os habléis bien”, proseguía, remarcando que “quizás son códigos” que tienen los aspirantes entre ellos”. “Desde fuera, yo los veo de otra manera. Eso puede ocurrir”, argumentaba Galera. “Yo puedo decirle a una amiga mía ‘eres una cerda’. Y alguien le puede pensar: ¡hostia, lo que le ha dicho!’ Y eso es un código que tengo yo con mi amiga. Y lo entendemos las dos y nadie se ofende. Pero tenéis que pensar que, aquí, estáis expuestos”, proseguía.
“De la misma manera que damos ejemplo en según qué cosas, en diversidad, en según qué valores, los tenemos que dar también con el respeto y hablarnos bien. Es que a mí A veces os veo y me tiráis para atrás. Absolutamente. Y me sabe muy mal porque sé que no sois así. Pero os tengo que avisar. Es mi obligación”, advertía. “Durante estos tres meses, esta es vuestra casa. Yo no sé cómo habláis en vuestras casas a vuestros familiares, hermanos o amigos”, continuaba.
La directora, entonces, dejaba claro que no hay sitio para insultos, amenazas, gritos y demás faltas de respeto en la academia. “Yo en mi casa no grito a nadie ni hablo mal a nadie. Y no quiero que eso ocurra aquí. No lo voy a consentir. Han pasado tres semanas y os estoy observando. Intento interferir lo menos posible, pero no quiero que esto se vaya de madre. A la próxima que vea un grito, una falta de respeto, aunque sea de broma. Si alguien pone mala cara. Si alguien se siente ofendido, ya no es una broma. Si no es un código entre tú y yo. Ya no es una broma. ¿De acuerdo?”, expresaba en su advertencia.
“Vosotros que estáis tan pendientes de las cámaras desde el minuto uno, que esto lo hemos comentado, lo sabemos, que os raya, lo que puedan pensar de vosotros. Pues con más motivo”, reconocía, para seguir con su advertencia antes de ser interrumpida. “No pongo nombres ni señalo a nadie ni quiero. Cada uno que haga examen de conciencia y que piense cómo se dirige a los demás. Esto es un grupo y un día estaréis mal vosotros. Y al día siguiente, el otro, el de al lado. Apoyaos todo lo que podáis. Sois la única familia que tenéis aquí”, manifestaba.