En televisión hacen falta perfiles como los de Mercedes Milá e Inés Hernand. Perfiles desenfadados, sin filtros, naturales, espontáneos. Perfiles que atraigan a ese público que cada vez le da más la espalda ya que no se sienten para nada identificados con lo que ven. En TVE lo saben. Y por eso no han dudado en juntarlas a ambas en su nuevo formato llamado No sé de qué me hablas, un programa de entrevistas imprevisibles producido por Zanskar Producciones (Planeta Calleja, Milá vs. Milá).
Y también saben, por supuesto, que Milá y Hernand pueden meterles en un lío de dimensiones estratosféricas. "Pero, ¿quién quiere ver ya El Hormiguero?”, bromeaba Hernand nada más comenzar la rueda de prensa de presentación del programa este miércoles en Madrid ya que al menos hoy les tocará enfrentarse al programa de Antena 3. "Todo el mundo. Lo que pasa es que el pobre Pablo Motos está ahora desesperado. He leído cosas", añadía Milá antes de que la directora de Comunicación de RTVE, María Eizaguirre, cambiara de tema.
El extenso archivo con las entrevistas históricas de Milá es el hilo conductor de este nuevo programa que se estrena esta noche a partir de las 21:50 horas como telonero de la final de MasterChef Celebrity. Después, su destino en la parrilla es todo un misterio, aunque parece que ocupará un hueco en el prime time.
[La dura entrevista que Mercedes Milá hizo al director de TVE y que hoy sería imposible]
Su objetivo es doble: explicarle a la gente joven cómo era el pasado de nuestro país y entender cómo es el presente a través de entrevistas y conversaciones espontáneas con ellos. No sé de qué me hablas es una frase que se repite a lo largo del programa porque lo que se pretende es que una de las partes explique a la otra a qué se refiere.
- ¿Qué sensación has tenido al volver a TVE?
- Para empezar, la sensación de estar con todos los periodistas de nuevo. Es como que la vida no ha pasado. Es dificilísimo decir algo que no haya dicho antes porque llevo ya tantas ruedas de prensa que verdaderamente es complicado. Pero hay un punto de que ya lo he hecho mío este plató, que ya es como mi casa y como que sé lo que pasa aquí. Busqué mucho que fueran colores cálidos, que fueran colores de energía... Volví literalmente loco al decorador. Tenía que ser todo rojo y naranja.
- ¿Y qué es lo que quieres que sienta el público con este programa?
- Que lo sigan, que les interesen, que les divierta, que les enseñe algo porque vamos a explicar cosas que muchas personas no saben. A mí me van a dar muchas lecciones, empezando por Inés (Hernand) y terminando por muchos del público. Los micrófonos están puestos arriba para que todo el mundo pueda hablar. Es una cosa que yo aprendí en Queremos saber en Antena 3. Yo a lo que aspiro, lo que sueño y lo que deseo es a que lo pasen suficientemente bien como para pensar la semana siguiente: 'Anda, ya está aquí la Milá otra vez con él Sé lo que hicisteis' (risas). Es broma.
- ¿Y tú qué has aprendido en lo que llevas grabado?
- No mucho, te tengo que decir. Es un tipo de televisión que coge de aquí y de allá y, por lo tanto, ya lo he hecho en cierto modo. He aprendido que es jodidísimo trabajar sin una mesa delante es muy complicado. Yo en esa mesa siempre tenía un guion hecho por mí y ahora no tengo nada. Voy a pelo completo.
- Una de tus claves es no llegar a ese punto en el que pensar que ya lo sabes todo...
- Pero, ¡cómo voy a saber yo todo si yo soy una hormiga, tío! La cantidad de días que pienso: 'Pero, ¿cómo has podido leer tan poco habiendo tenido que leer tanto?
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Hay una cosa que me hace gracia, que es 'por el culo', que yo pensaba que era malo, pero que es bueno.
- ¿Has incorporado algo de los jóvenes a tu vida? ¿Alguna expresión?
- Hay una cosa que me hace gracia, que es 'por el culo', que yo pensaba que era malo, pero que es bueno. 'Por el culo' antes era que te daban por el culo y ahora es 'por el culo' es 'qué bueno'.
- ¿Te ha impactado mucho ver a la gente joven impresionada con las imágenes que veían de tus entrevistas del pasado?
- Me impresiona mucho porque el programa sale de una semilla pequeña, pero con mucha potencia. Mi sobrina Marina, que participa en el programa, me dice un día: 'Oye, ¿y quién es Lola Flores?' Y le contesto: '¿Cómo qué quién es Lola Flores? No me jodas, que tú no sabes quién es Lola Flores. Pero es que no se puede ir por la vida sin saber quién es Lola Flores. ¿Qué os han enseñado en los colegios? Es nuestra historia. Es una persona importantísima en España'. Y le dije que se fuera a Google.
- Esa semilla es la que yo le trasladé a María Ruiz (directora de Zanskar Producciones). Le dije que ahí había un programa y que teníamos que llenar el plató de gente joven porque para mí era imprescindible que se quedaran absortos ante imágenes de entrevistas que yo había hecho y que muchos de ellos no sabían quiénes eran.
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No se puede ir por la vida sin saber quién es Lola Flores. ¿Qué han enseñado en los colegios? ¡Es nuestra historia!
- Pero, este programa también funciona en el otro sentido de que los mayores tampoco conocen quiénes son los referentes de los jóvenes...
- Claro, ese es el punto. Entonces, Inés (Hernand) sirve para eso muchísimo. Es muy interesante porque en ese momento la gente joven que está aquí inmediatamente conecta y sabe que estás hablando de algo que es suyo frente a lo que es mío. Lo interesante sería que esas personas o ese grupo se reconocieran al final del programa. Y otra cosa muy importante es que aquí se escucha lo que se habla. Estoy harta de ir a platós donde no se escucha nada. O sea, que tú tienes un personaje estupendo sentado ahí en medio y ves que los espectadores están pasmados. Da igual que digan que han matado a Kennedy porque ellos no lo han oído.
- En la mayoría de platós hay un público pasivo al que se le paga y se le da un bocadillo por estar ahí...
- Pero es que si no les dicen a los de sonido que no escuchan, no les van a subir el volumen. Esto es como el frío y el calor. En el primer programa yo me creí que me moría de calor. Tanto calor que me caían los chorretones de sudor por el cuello. Así que, como era un falso directo, dije que el programa se acababa ahí.
- ¿Qué crees que es lo que impide ese intercambio de opiniones entre generaciones?
- No hay tiempo para todo. Yo he preguntado y me han dicho que en los colegios se acaba la historia en la Guerra Civil. Entonces no hay nada de la Transición y fíjate si es importante y más en estos momentos que cada uno se adueña de la transición como le da la gana. Todos aquellos que jamás firmaron la Constitución y les importaba un bledo, ahora resulta que todos están rompiendo la Constitución y etcétera. ¿Por qué? También es verdad que en las casas antes a lo mejor sí se tenía alguna conversación. En ese sentido, Cuéntame cómo pasó podía valer muchísimo para saber lo que estaba pasando.
- Pero hay un momento en que yo creo que se tira la toalla, que no saben quién es Lola Flores y da igual porque saben tantas otras cosas más y son capaces de investigar en internet hasta el final... Y a mí me parece una pena. No te digo que tengan que saber todo lo que sabíamos nosotros. Eso es imposible. Pero sí algo para no estar perdidos en eso.
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Ya me gustaría llamar a Juan Guerra para pedirle incluso perdón por la entrevista que le hice, que fue más bien un cuestionario fiscal que otra cosa
- Algo que ha chocado mucho en los últimos días es lo que dijo Alfonso Guerra en El Hormiguero, que ya no se podían hacer chistes sobre enanos u homosexuales...
- Si me dieran permiso, que no me lo van a dar, le hacía una entrevista a Alfonso Guerra que lo revolcaba por el suelo. Es que, vamos, ¡al lado de la entrevista que le hice a su hermano Juan! Que ya me gustaría llamar a su hermano Juan para pedirle incluso perdón por la entrevista que le hice, que fue más bien un cuestionario fiscal que otra cosa. Pero escuchar y ver a Alfonso Guerra hoy me da vergüenza. Y además creo que nos hace daño a todos.
- Desde siempre has reivindicado el dato de audiencia. ¿Cómo vas a vivir tú enfrentarte de nuevo a ese examen?
- Lo voy a vivir como el culo. Lo voy a vivir mal porque vengo de Movistar, donde he estado cuatro años en paz, haciendo lo que queríamos hacer cada segundo, sin mirar si eso lo iban a ver o no lo iban a ver. Por suerte, parece que no ha ido mal porque sino no nos hubieran contratado cuatro años. Pero, no tiene nada que ver con la audiencia en abierto. No tiene nada que ver con el capricho de la gente en casa que pone o no pone. Para mí el mando a distancia es sagrado y me parece el gran signo del resultado de nuestro trabajo. Es que no puedo comprender a las personas que dicen que la audiencia les da igual. Yo digo que el no valorar la audiencia es como si tú tienes un restaurante, que has comprado una serie de cosas, has comprado pescado, se estropea y no entra la gente. Tú inviertes una serie de dinero en alimentos que no los vas a poder dar y qué pasa. Pues esto es lo mismo. El negocio de televisión se basa fundamentalmente en el mando a distancia. No hay más tutía. La audiencia es el modo en el que todos, unos y otros, sabemos si lo que hemos hecho les ha gustado o no.
- Las televisiones parecen que han tirado la toalla con el público joven...
- A un directivo que tira la toalla, que lo quiten, ¿no? No se puede tirar la toalla.
- Pero, ¿cómo vas a conseguir a traer a esa generación que no sabe quién es Lola Flores o que no ve la televisión?
- Bueno, yo no veo la tele desde hace mucho tiempo. Pero lo sé todo porque lo veo a posteriori, lo veo en el iPad... Pero, ¿cómo lo haremos? No lo sé. Pretendemos atraerlos por curiosidad, por saber que se les escucha porque creo que a la gente joven no se les escucha. Entonces, vamos a ver si lo conseguimos. Y luego que pase lo que Dios quiera. Si no quieren venir, pues no vendrán porque estarán en otras cosas. Nosotros haremos lo posible.
- ¿Qué te dijo el director de TVE, José Pablo López, para convencerte?
- Yo le llamo JP. Fuimos a comer con María Ruiz y sin ninguna perspectiva porque yo en ese momento estaba en Movistar. Y la verdad es que lo pasamos muy bien hablando de televisión, lo que era la televisión, de lo que había sido, etcétera. Me parecía una persona inteligente, valiente. Hablamos de todos sus problemas en Telemadrid, de todo el follón... Entonces, al terminar la comida le dije a María que me había gustado ese tío, que lo iba a tener en cuenta si me llamaba alguna vez.
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Si lo que JP dice y me dijo se cumple, esto es el gran acierto de mi vida porque es trabajar en una empresa pública con libertad, con reconocimiento y feliz
- Y resulta que, antes de empezar este pasado verano, teníamos que tener el OK de Movistar para hacer este programa y, de repente, llegan unos jefes nuevos y no lo veían claro. En ese momento la verdad es que te quieres acordar de todo porque te has gastado dinero en la productora, porque lo has pensado... Pero, en vez de perder tiempo en eso, contactamos con JP. Fue muy deprisa todo. Lo dije en el programa de María Escario y lo repito: si lo que JP dice y me dijo se cumple, esto es el gran acierto de mi vida porque es trabajar en una empresa pública con libertad, con reconocimiento y feliz.
- Entonces entiendo que la conversación con José Pablo refuerza ese deseo tuyo de terminar tu carrera aquí en TVE...
- No, no le he dicho de terminar porque como no tengo ni idea qué va a ser de mí, ni si voy a terminar o el año que viene me contrata Alvarito en Netflix (Álvaro Díaz es el director de Contenidos de No Ficción de Netflix)... Es que no lo sé ni me importa. Estoy feliz aquí porque estoy en casa. Noto que la gente de aquí me trata con mucho cariño y eso para mí es vital.
- ¿Hay más proyectos en TVE?
- Esto es lo mismo que si una mujer que acaba de parir le dices: ¿has pensado en tener gemelos?
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Sí, me llamaron para presentar 'Operación Triunfo' en TVE. Aquello fue una vergüenza. Pero no te puedo contar porque queda muy mal una persona
- Espera que va con segundas. ¿Presentarías las Campanadas?
- No, ya las presenté una vez en Telecinco en Muxía cuando el Prestige. ¡Qué noche! Fueron grabadas. Menos mal que habían grabado los barcos como si fuera un reloj. Y entonces eso fue lo que utilizaron porque después había tal tormenta que era imposible.
- ¿Y el Benidorm Fest con Inés Hernand?
- Ese es el terreno de Inés.
- ¿Fue esta la primera vez que te llamaban de TVE? Porque hubo un momento que se rumoreó tu nombre para Operación Triunfo...
- Aquello fue una vergüenza. Sí, me llamaron. Pero no te puedo contar porque queda muy mal una persona.
- ¿Y te han llamado de otras cadenas o grupos en este tiempo? Por ejemplo, la nueva Mediaset.
- No hubo tiempo. Pero nadie con una sensación de 'vente ya'.
- ¿Te tanteó el que fuera tu jefe en Zeppelin y ahora director de Producción de Contenidos de Mediaset España, Jaime Guerra?
- No, no. Me dijo que cuándo íbamos a hablar que quería que trabajase allí. Pero eso no es lo mismo que te digan para adelante.
- ¿Has visto a Marta Flich presentando a Gran Hermano? ¿Qué te parece?
- Muy poco. No la he visto haciendo una entrevista a un chico que esté saliendo de la casa. Así que no te puedo decir. Por lo demás me parece una tía preparada, guapa, simpática. Es todo lo que te puedo decir.
- ¿Cómo llevaste estar un tiempo en calma sin presentar entre Gran Hermano y Scott & Milá?
- Yo he tenido calma cuando no me han dado trabajo. Eso es la máxima verdad. Es decir, al terminar el programa Dos por dos, que pensé que la vida jamás me pondría un programa delante para trabajar, estuve cuatro años sin trabajo. Las razones que ponían para no contratarme ni en televisión ni en la radio eran que era conflictiva, que era una persona que no era de fiar. Lo pasé muy mal. Si no fuera porque estaba con José Sámano, que me pagaba el alquiler y la comida, pues me hubiera tenido que volver con mis padres. Aprendí muy bien lo que es estar en paro sin estar en paro, porque yo no he estado nunca en paro cobrando. Esto fue hasta que un chico de Barcelona que ya no vive, que es una persona muy importante para mí que se llama Juan José González, me llamó para decirme si quería hacer un programa de televisión en Barcelona, que fue Buenas noches.
Yo era mucho menos brillante que Inés Hernand a su edad. Podría ser una descarada, pero no tenía esa capacidad de brillantez
- Y luego, entre el final de Gran Hermano y Movistar, estuve dos años sin hacer nada. Yo salí muy mal de Gran Hermano, me fui a Barcelona con mi madre que no estaba bien y aproveché para curarme un poco. Jamás pensé en la vida de Dios que yo podría tener una depresión. Por el carácter que tengo es que me parecía imposible, que se habían equivocado de mujer. Ahí estuve tres años con mamá y con su perro Scott, que ahora es el mío, y me llamó Jesús Calleja por suerte para irme al Polo Norte con él y ahí conocí al mejor equipo de producción que para mí hay en este momento en España, que son los de Zanskar. A partir de ahí, en contra de la voluntad de María Ruiz, que decía que no podía contratarme porque yo soy un Fórmula Uno, me fui con ellos porque yo soy un Isetta y quería estar con ellos. Al final salió un programa que se llamaba Scott y Milá, luego Milá versus Milá y luego esto. He tenido suerte, la verdad. No está mal como currículum.
- ¿Conocías a Inés Hernand?
- Que va. No tenía ni idea. Es un filón.
- ¿Te ves en ella de joven? Porque ella también es una tía que no tiene filtros, que dice lo que piensa...
- Yo era mucho menos brillante que ella a su edad. Aparte de que yo venía de una dictadura, donde a nosotros nos censuraban hasta las pestañas. A mí me parece que esta vitalidad que tiene, esta creatividad... Yo no era así. Yo podía ser una descarada, podría ser muy trabajadora, pero no tenía esta capacidad de brillantez que tiene.
- Y sin embargo hay gente ahora, como el propio Alfonso Guerra, que dice que no se pueden decir ciertas cosas en televisión. ¿Tú crees que podrías hacer la misma entrevista que le hiciste José María Calviño (director de TVE) en su momento?
- Probemos. Hasta que no lo pruebe, no puedo decir nada. Cuando lo pruebe, ya os lo diré. A mí hay una cosa que me da mucha rabia y es que no nos dejan hacer política. Nos han dicho que nos olvidemos de la política. Igual que pasaba en Movistar.
- ¿Por qué?
- La razón es muy clara. Es decir, que los grupos políticos miden de tal modo las salidas por televisión, que si una semana entrevistas a no sé quién de no sé qué partido, a la semana siguiente te ves obligada a sacar al del otro. Yo en su día hacía políticos y no estábamos pendientes de si estaba equilibrado o no estaba equilibrado el asunto.