La cantante malagueña Ana Mena ha regresado este miércoles a El Hormiguero para presentar su nuevo sencillo, Madrid City. Un tema que promociona con un videoclip en el que una limusina recoge a Ana y a sus amigos para vivir una noche de fiesta. “¿Haces fiestas de ese tipo o eres más casera?”, le preguntó Pablo Motos, y para su sorpresa, la artista explicó que lo que se ve en el vídeo es su alter ego, “lo que me gustaría hacer. Soy de estar en mi casa, con mi paquete de patatas, mi película”. Así, contó que lo más normal en un sábado es encontrarla en casa viendo “un dramón gigante”. “Disfruto con los dramas”, se sinceraba, y aprovechando para recordar que su álbum se llama Bellodrama.
“¿Te ha pasado un amor de verano, o no de verano, que no has podido olvidar, que sigue teniendo un poco de poder ahí?”, quería saber Pablo Motos, pero la invitada prefirió no abrir ese melón. “Si te cuento eso le damos más fuerza y no quiero eso. Amor de verano hemos vivido todos”, decía, escurriendo el bulto.
La charla continuó con la intérprete de Las 12 contando cómo a veces, cuando sale a locales de música, la reconocen y acuden a pedir uno de sus temas. “A mí me halaga un montón, me pongo contenta, pero también nerviosa. Te miran, está ahí, y no sé cómo moverme. Yo bailo más las canciones de los demás que las mías”, apuntaba.
El tema que venía a presentar, Madrid City, se filtró antes de su lanzamiento. Y ella fue la culpable, lo que provocó “un marrón tremendo”. “Soy un desastre para todo en mi vida. Cuando me emocionan las cosas no me puedo contener, soy intensa. Demuestro mucho las cosas y si tengo un as bajo la manga no me puedo contener”, reconocía. Así, lo que sucedió es que pasó la maqueta del hit a sus amigos, que le felicitaron por el resultado. Ella subió a Instagram unos stories con esos bonitos mensajes, pero no borró el enlace de la canción en sí. “Eran las 7 de la mañana en España, creí que no la había visto nadie. Y me tuve que ponerme en contacto con grupos de fans para que no la pasaran. Fueron muy respetuosos. No lo paré muy bien, hice todo lo que pude. Tuve que adelantar el lanzamiento una semana”, recordaba.
Ana Mena se sinceró sobre sus problemas de impaciencia, contando, por ejemplo, cómo se clavó unas tijeras por abrir con ansias un paquete que había pedido por internet. Ese día tenía que ir al Wizink Center a un evento, y en el recinto tuvieron que echarle puntos en la enfermería.
Sobre este recinto, Pablo Motos comentó cómo había colgado el cartel de no hay entradas, y Ana se ofreció a invitarle a su próximo concierto. El presentador pidió que no fuese en un palco lejano, como le puso en cierta ocasión Alejandro Sanz. “Esta noche tengo que hablar con él, tenemos cosas que hablar, pero no puedo contar”, reconocía la malagueña, dejando en el aire una posible colaboración entre ambos.
De ese último concierto en el palacio de deportes de Madrid, Ana contó cómo el día del show se levantó con un orzuelo. “Yo soy la pupas, me salen reacciones alérgicas, ese día el orzuelo, las tijeras, o me da un ataque de yo que sé, antes de un concierto han venido paramédicos, por el estrés”, reconocía. El concierto fue un éxito, pero ella perdió dinero. “Me volví loca, un escenario alto, el suelo con alfombra blanca, pasarela…”, recordaba. Pero no le importó porque actuó delante de 15.000 personas, que era “gente que de verdad quería estar ahí para verte. Ha sido uno de los momentos más bonitos que he vivido este año”.