Cuando a principios de enero RTVE confirmó que se encontraba preparando la adaptación de El Conquistador, el Supervivientes extremo que produce HOSTOIL (THE MEDIAPRO STUDIO) para la ETB vasca desde hace 18 años, en redes sociales se apuntó a un nombre como presentadora del formato: Raquel Sánchez Silva.
Y es que, además de ser un rostro de la casa como presentadora de Maestros de la costura, la extremeña tiene ya larga experiencia en este tipo de formatos de aventuras ya que presentó en el pasado Supervivientes, Pekín Express o Expedición imposible.
Y lo mismo pensaron Patxi Alonso y Joxan Goñí, creador y director del programa. "Era la apuesta. Lo que pasa es que teníamos el handicap de que TVE también estaba pensando en Pekín Express y ella estaba muy vinculada al formato. Sin embargo, finalmente aprobaron nuestro programa".
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Sánchez Silva se lo pensó poco porque no le estaban llamando de cualquier aventura. "Me llamaba El Conquistador", afirma la presentadora, aunque reconoce que le sorprendió. "Nosotros los presentadores nos hacemos esta trampa de pensar que estás en fases estancas. Es decir, que yo ya había pasado la etapa de la aventura, que estaba en la de la moda...", se sincera.
"Pero, al final también me he dado cuenta que, por alguna razón, intento como comunicadora hacer otras cosas y no todo se te da igual de bien, y resulta que en la aventura parece que casi siempre la ficha encaja. No sé por qué. Me encantaría hacerlo todo igual de bien o convencer igual de bien, pero parece ser que cuando me da un rayo de sol, viene la brisa, me pican los bichos y hay alguien gritando o alguien llorando en la arena, es el lugar donde me encuentro mejor", añade.
- ¿Tan distinto es El Conquistador a otros programas de supervivencia que has presentado como Supervivientes?
- Es que no son ni primos hermanos. Es una experiencia diferente, también televisiva. Es completamente diferente por varias cosas y hablo desde desde el punto de vista de la nueva que yo creo que puede ser lo más parecido a lo que viva un espectador nuevo de El Conquistador. Es un programa muy extremo con pruebas muy limites, de un contacto fuerte que no todo el mundo puede terminar, pero lo que le hace diferente es cómo se cuenta eso. La injerencia de los presentadores es otra. Mi trabajo es distinto al que yo he realizado siempre. Y es más, cuando mejor estoy haciendo aquí mi trabajo, es cuando más callada estoy porque es una aventura en la que todo está orientado a que el absoluto protagonista sea el concursante. Y cuántos más minutos y cuánto más se coma la aventura a todo lo demás, mejor. Esto es entretenimiento documentado, como si entraras con un móvil, es como un plano secuencia eterno, es un lenguaje diferente. Sorprenderá por lo extremo que es, pero también por cómo se cuenta.
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'Supervivientes' y 'El Conquistador' no son ni primos hermanos. Son completamente diferentes.
- ¿Qué fue lo más definitorio para aceptar este trabajo?
- Yo ya conocía El Conquistador porque, aunque llevaba años sin hacer aventura, los que hacemos este tipo de programas nos conocemos todos. Así que cuando me llamaron, no me llamaba cualquier aventura, me llamaba El Conquistador. Sí que me sorprendió porque nosotros los presentadores nos hacemos esta trampa de pensar que estás en fases estancas. Es decir, que yo ya había pasado la etapa de la aventura, que estaba en la de la moda... Pero, al final también me he dado cuenta que, por alguna razón, intento como comunicadora hacer otras cosas, no todo se te da igual de bien, y resulta que en la aventura parece que casi siempre la ficha encaja. No sé por qué. Me encantaría hacerlo todo igual de bien o convencer igual de bien, pero parece ser que cuando me da un rayo de sol, viene la brisa, me pican los bichos y hay alguien gritando o alguien llorando en la arena, es el lugar donde me encuentro mejor.
- ¿Es tu mejor plató?
- Es el plató más duro en el que he estado porque te saca de tu zona de confort, pero el que más oportunidades te da. El entorno natural y salir de esa comodidad a la que estamos acostumbrados, te ponen en una situación de sensibilidad que no te pone ningún otro programa. Es indefensión, es la naturaleza la que te acompaña. Aquí te llueve y no se corta, te quedas colocada con todo el agua encima. Esto es lo que es: que viene el bicho, viene; que te pica, te pica.... Esa es la grandeza del formato. Nosotros, como comunicadores, siempre intentamos buscar la épica y que parezca único e irrepetible, pero es que aquí lo es.
- ¿Echabas de menos la aventura?
- En los primeros cinco días, tuve mi fase de adaptación. Confiaba menos en mí que hace veinte años, aunque también por una cuestión edad.Pensé que no iba a aguantar igual porque sé las horas que se trabaja, que estar dos horas bajo el sol no es lo mismo que con un aire acondicionado… Pero, ahora estoy como si tuviera 30 años. Físicamente me encuentro más poderosa que nunca. Salvando las distancias, es como lo que le pasa a los concursantes: hay algo que se rebela en nosotros contra toda esa incomodidad y, cuando te adaptas, empiezas a sentirte bien.
- ¿Qué te llevas de El Conquistador? ¿Qué has aprendido?
- Menos mal que he tenido a Julián Iantzi y a todo el mundo que me ha recibido con los brazos abiertos porque, por mucha aventura que haya presentado, esto lleva 19 años triunfando en el País Vasco. Mira, el primer vídeo de Instagram que he grabado es para saludar a los fans del País Vasco de El Conquistador porque es es un fenómeno social y es algo muy importante para ellos. ¿Lo que yo sabía me ha servido ahora? Sí. ¿Podría haberlo hecho igual o llegar a donde he llegado solo con lo que yo sabía? Imposible.
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Yo recuerdo los primeros días lo que gritaba y decía: 'Pero si yo no he gritado tanto en la tele en mi vida'.
- ¿Qué es lo que has llevado peor?
- El desgaste de la naturaleza, el sol, el dormir poco... Son jornadas muy intensas. La aventura se graba en tiempo real y tú vas con ellos y esto no puede parar. Entonces, es un desgaste de horas, de falta de sueño, de mucha tensión.... Yo el primer juego que hice, recuerdo que salí, me senté y pensé: '¿Esto lo voy a poder aguantar?' Tenía la adrenalina descontrolada. Acababa de estar gritando a 20 personas como titanes. No me había visto en una así. Por eso digo que no se parece a nada. Para mí también ha sido un desafío controlar esa situación. Nunca he tenido la sensación de que una situación me iba a pasar por encima y aquí la he tenido. Esto es extremo, extremo. Aquí he tenido que ponerme muy seria. Y también cariñosa cuando te toca. Yo recuerdo los primeros días lo que gritaba y decía: 'Pero si yo no he gritado tanto en la tele en mi vida'.
- ¿Hasta dónde os metéis vosotros en el programa? ¿Has probado algunas pruebas? ¿Has dormido en el campamento infernal?
- ¿Hemos estado en el campamento infernal? Sí. ¿He dormido en el campamento infernal? No. ¿Me gustaría? Tampoco. Yo tengo que estar en las mejores condiciones posibles. Pero, sobre todo, si me voy a ir a dormir al campamento infernal que no sea para presentar mañana. Y el tema de las pruebas es igual. Estás aquí metida y de repente te apetece. Pero, al día siguiente tienes que trabajar.
- ¿Y hacerlas cuando acaba de grabarse el programa?
- Te voy a contestar con algo que te va a decir mucho más: los he visto caer del trampolín.
- Aparte de lo físico, este programa también tiene una parte estratégica...
- Toda la educación de El conquis hace que ellos vengan también preparados para esa fase de estrategia, el ser estrategas dentro del juego. De hecho, yo que he presentado muchos realities, ese nivel de cálculo de qué hacer, a quién nomino, si nomino así o asá, si ahora voy de tapado, si gano o dejo que me ganen para que piensen que no puedo ganar y poder aguantar más, aquí adquiere otra dimensión. Es muy complejo, es muy estructurado. De hecho, hay personas que yo todavía no he comprendido o no tengo claro qué es lo que están haciendo. ¿No quieren o quieren parecer que no pueden?
- Es, además, un programa que pone mucho en valor a las mujeres. ¿Cómo lo has vivido tú?
- Más que la adaptación a la aventura o pasar por los malos ratos, que yo creo que ahí hay una igualdad en cuanto a la fortaleza física y mental, es cómo plantean las estrategias cuando tienen que defender el grupo. Hay diferencias en cómo defienden las mujeres a cómo defienden los hombres. Antes de jugar, diseñan el juego y qué van a hacer. Y eso, visto dentro de un grupo de hombres y otro de mujeres, es diferente.
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Quería que mi vestuario fuese muy guerrero, muy ajado y muy apocalíptico, reflejo de la fortaleza de 'El Conquistador'.
- Para ti también es muy importante el vestuario. ¿Qué has querido contar a través de él?
- Yo tenía mis miedos, que los tengo como todo el mundo, y quería estar a la altura del concurso. Y esto era un poco como el día que te invitan a esa fiesta a la que no te invitan nunca y de repente vas y llevas un regalo súper guay. Mi manera era traer un vestuario bonito, crear una identidad. Yo me fijé mucho en El Conquistador, sabía mucho del diseño de arte y quería que fuese muy guerrero, muy ajado y muy apocalíptico. Es el look de una mujer dura y, cómo me dijo una amiga: 'Te han tirado a la selva y han venido a recogerte'. Yo he querido fuera también el reflejo de la fortaleza de El Conquistador. Utilizo mucha cosas recicladas, reutilizadas.
- Y te empodera...
- A ver, yo no soy actriz, pero toda la gente que se dedica a interpretar siempre dice que cuando se pone un outfit digamos que encaja con su personaje, que le da fuerza. Por ejemplo, en la rueda de prensa de Madrid intenté ponerme algo así y no lo veía. No pintaba nada. Pero, luego llegas aquí, te lo pones y hay contexto. La credibilidad de la aventura es la propia aventura. Pero, todos los que estamos alrededor de ella tenemos que intentar sumarnos a eso y todo lo que sumemos es importante. Y el vestuario es súper importante. Identifica, le da una identidad muy clara y definitoria.
- ¿Cuánto tiempo tardaste en dejarte de sentir como 'la nueva'?
- En el primer episodio fui la nueva, obviamente. En los programas hay un lenguaje de pruebas, de frases, de maneras de dirigirte, o de tono. Y yo ahí solo puedo decir que sin Julián no lo hubiera podido hacer. Es un tipo encantador, generoso. Este es su bebé. ¡Son 19 años! A mí me ha dejado hacer lo que he querido. Me lo ha explicado todo. Tiene una paciencia infinita porque yo soy una pesada preguntando. He sido la nueva, pero ellos han hecho un gran esfuerzo porque lo fuera el menor tiempo posible.
- ¿Y cuánto duró ese tiempo?
- En la segunda asamblea ya estaba metida. Pero porque es una aventura en la que la gente se va a meter enseguida. No te puedes perder ni un minuto.