María Rey (Telemadrid): "No me fui ni de un portazo ni de mal humor de Antena 3; no quería ser un estorbo"
La presentadora celebra el quinto aniversario de 120 Minutos, espacio diario de analisis político y actualidad de la autonómica madrileña.
25 junio, 2023 00:45"Creía que era una aventurilla pasajera y ya lleva cinco años". María Rey (Tomiño, 1967) se muestra muy satisfecha con el trabajo que lleva realizando desde hace cinco años al frente de 120 Minutos, un programa de actualidad y analísis político que se emite de lunes a viernes en Telemadrid (11.20). Con un presupuesto ajustado, propio de un canal autonómico, el formato de Unicorn goza de buena salud, al haber multiplicado por cuatro su audiencia: cerró mayo con 11,9% de share y 65.000 espectadores de media.
La histórica cronista parlamentaria de Antena 3 dejó la cadena en 2018 porque no quería ser "un estorbo" y con la intención de poner en marcha un proyecto de formación y comunicación. Sin embargo, según desvela en su conversación telefónica con BLUPER, no dejó pasar el tren de ponerse al frente de un programa propio, al que imprime su sello. "No digo nada que no haya escrito antes".
Rey tiene el "saco de la experiencia" cada vez más lleno, como dice, y eso explica la serenidad y la reflexividad con la que responde a cada una de las preguntas. Una charla de 25 minutos en la que se trata interesantes asuntos: la comunicación política, el cambio en la cúpula de Telemadrid, el liderazgo de Antena 3, Pedro Piqueras y el grupo de WhatSapp que comparte con antiguas compañeras en los pasillos del Congreso.
¿Cuáles han sido las claves del buen rendimiento de 120 Minutos?
Las claves son el equipo y el trabajo. Soy muy consciente de que tengo un equipo extraordinario que suple con mucho esfuerzo y voluntad las carencias que tenemos. Somos un equipo reducido, contamos con presupuesto reducido y un tiempo de trabajo previo para cada programa reducido. Al final, la única manera de que las cosas salgan es que el trabajo sea muy eficaz. Yo, desde las seis de la mañana que abro el ordenador y me pongo a leer los periódicos, no paro de correr. Pero no solo lo hago yo, lo hacen todos mis compañeros. El equipo está muy comprometido. Además, tenemos muy buen liderazgo, porque yo formo parte de él con mi aportación, pero no soy la única, porque la directora tiene un mensaje claro y una forma de dirigir firme pero muy empática. Contamos con todas esas cosas que hacen que los entornos laborales funcionen. Otra de las claves es que nos sentimos en nuestro sitio. Me pongo delante de la cámara y yo no digo nada que no haya escrito o pensado antes, porque en este programa no hay guionistas que preparan lo que leemos. Yo soy responsable de mis aciertos, pero también de mis errores. Puedo permitirme comunicarme como lo considere más oportuno porque tengo la absoluta confianza de la dirección del programa, de la productora y de la casa.
"Yo soy responsable de mis aciertos, pero también de mis errores, no digo nada que no haya escrito o pensado antes"
El programa se ha convertido en una alternativa sólida a la oferta de las cadenas generalista, aunque es cierto que no podemos establecer comparaciones en cuanto audiencias. En ese aspecto, ¿tienes menos presión?
En general, en una televisión pública, la presión no es del mismo tipo. Tienes mayor sentido de la responsabilidad respecto a otras cosas. Por ejemplo, tienes que tener muy consciente de que estás en una tele que es de todos y al espectador como la persona que se sienta en el consejo de dirección porque, al fin y al cabo, es el que está sosteniendo el producto con sus impuestos. No se nos exige unos resultados, como ocurre en otras cadenas, pero de alguna manera, es un modelo mixto porque yo trabajo para una productora que, a su vez, es contratada por Telemadrid, y si el producto no hubiese sido rentable, no lo hubieran mantenido.
A lo largo de estos cinco años, ¿con qué momento te quedas?
Me quedaré siempre con el confinamiento de la pandemia: esos días de silencio; salir de casa sin que nadie haya pisado antes la calle; ir por la carretera sola o entrar en un edificio casi fantasma con el equipo en casa y, sobre todo, esa sensación de que formabamos parte de una cadena en la que lo importante era acompañar. Todo el sentido de mi vida laboral lo encontré en esos días, me di cuenta de que si yo podía ser un pilar solo con encender la tele encontrando una palabra amable y una información certera y contrastada, dicha siempre con respeto, ya había conseguido el objetivo. Di con la razón del esfuerzo de cada día. Aprendí muchísimo de los científicos, pero también de la gente.
"Todo el sentido de mi vida laboral lo encontré durante los días de confinamiento por la pandemia en 2020"
Una nueva campaña electoral está a punto de comenzar. ¿Cómo la vas a vivir? ¿Te vas de vacaciones?
No, no, me quedo. Yo cuando escuché la fecha y dijo julio... [se ríe]. Me rio como todo el mundo, porque estamos viviendo un momento apasionante desde el punto de vista periodístico y los momentos de cambio siempre lo son. Ya es una cuestión de interés personal y profesional, lo demás es una cuestión de responsabilidad. Tienes que estar cuando pasan cosas y contarlas. Otra campaña nos da pereza, sí, pero los que nos hemos dedicado al periodismo político somos unos frikis. A mí me gusta porque es ver cómo se colocan las piezas sobre el tablero, y eso no es tan evidente como antes, cuando solo había blancas y negras. Ahora es un tablero de ajedrez con piezas del parchís. Hay más colores, más jugadas y nuevas regleas. Es mucho más divertido.
¿Cómo ha cambiado la información política?
Ha sido una transformación total, de la que yo he tenido suerte de vivir. Siempre cuento a los estudiantes de Periodismo que antes, a los diputados se les comunicaba cada convocatoria por telegrama porque había un despachito en frente del pleno que era la Oficina de Correos y Telegramas. Era el sistema oficial y durante un tiempo marcaba los ritmos vitales y la comunicación política y pública, te permitía que apenas tuvieras que corren. Cuando me fui, la comunicación era por internet, el lenguaje político se construyó con la estructura de los tuits, y antes de que el político terminase la frase de turno, ya estaba subida a internet. Entonces, se transformó todo, como toda nuestra vida. Nada volverá a ser como antes en política pero, quizás, en algún momento se modere esa pasión por lo inmediato que hace que las cosas se hagan de forma poco reflexiva.
¿Ahora los políticos están mejor preparados para comunicar delante de una cámara, no?
Sí. La comunicación se ha convertido en una herramienta de trabajo de la que no se puede descuidar, pero también te digo que yo viví los restos de una generación de políticos que tenían unas dotes para la comunicación innatas. Ahora se les da cursos, pero ellos tenían una autenticidad de alguien que está trasladando la pasión de cómo lo vive, ellos venían de un proceso distinto. Empezaron a construir la Democracia. Su impronta ya no la encontramos, hay muy pocas excepciones.
Sonsoles Ónega, Cristina Pardo, María Llapart... Perteneces a la generación de cronistas parlamentarias que se han bregado en los pasillos del Congreso y que, ahora, han pasado al plató.
Con Cristina solo he coincido en algunas coberturas, pero con las que yo tengo el grupo de chicas, son Macarena Bartolomé de TVE; María Llapart de laSexta; Sonsoles Ónega de Telecinco; María Galán de Cuatro... Coincidió que hubo una generación de mujeres cubriendo información parlamentaria, y nos cubríamos unas a las otras. Era como una red de apoyo. Todos los días estamos comentando la vida.
En 2021, Isabel Díaz Ayuso puso a José Antonio Sánchez al frente de Telemadrid en sustitución de José Pablo López. ¿Cómo afrontaste ese momento tan convulso?
No lo viví bien en el sentido de que no fue una salida como fin de ciclo, sino que tuvo cierto nivel de conflicto. Yo tengo un sentimiento de deuda con José Pablo porque me dio la confianza, pero tengo el mismo que tengo con José Antonio Sánchez porque me la renovó y no tenía ninguna razón para hacerlo. Además, el primer día que me crucé con él me dijo 'me gusta mucho como lo hacéis y quiero contar con vosotros'. Fue claro y directo. A mí me hubiera gustado que esa transición se hubiera hecho dentro de unos cauces de mayor entendimiento. Yo soy una persona que sufro mucho el confllicto y procuro evitarlo. Me quedo con la aportación de cada uno, y yo le deseo toda la suerte del mundo. La ha tenido porque está haciendo una tarea estupenda en TVE y la seguirá teniendo porque es una persona con muchísima habilidad para lo que hace, pero de la misma forma que huyo del conflicto, yo me voy a quedar fuera de batallas que no sean compromisos de valores éticos y muy personales o luchas contra injusticias muy evidentes. La vida profesional es muy larga, así que que nos juzguen por lo que hacemos y cómo lo hacemos.
"Tengo un sentimiento de agradecimiento con José Pablo López porque me dio la confianza, pero también lo tengo con José Antonio Sánchez porque me la renovó"
¿En algún momento has tenido algún tipo de presión desde la cadena o el gobierno?
Bueno, a lo largo de mi vida profesional he recibido indicaciones y he tenido 50.000 intentos de presión. Es normal, los políticos se ponen nerviosos. A veces te lo sugieren y otras te lo dicen con malas formas. Pero yo no puedo quejarme, yo no soy una persona que haya tenido que tirar la toalla porque no aguantaba la presión. Yo ahora mismo no vivo en ese momento de recibir una llamada todos los días de 'oye, cómo has hecho eso'.
¿Has tenido algún tipo de feedback con Díaz Ayuso?
No. Con ella solo he coincidido en cosas profesionales: en un debate, le he hecho varias entrevistas, en las que hemos hablado cinco minutos antes y después, y alguna cosa fuera, pero muy puntual. No he tenido ningún tipo de feedback en el día a día ni con ella ni con alguien de su equipo. Nunca se ha producido esa situación.
Antena 3 lidera desde hace 19 meses y sus informativos son en este momento la referencia. ¿Te has arrepentido en algún momento de haberte ido?
No, porque yo también tengo algo que ver ahí. Yo me siento muy orgullosa, es mi casa. Yo empecé en el 92 en Antena 3. Cuando entré allí la gente no tenía sintonizada la cadena. Yo he visto crecer a Antena 3, es parte de mi vida, y yo no me fui ni de un portazo ni de mal humor. Cada vez que ha habido éxitos los comparto, porque mis mejores amigos siguen alli, y les mando mensajes a Santi González y a Vicente [Vallés] cuando hay algún petardazo. Me siento orgullosa y me sigo sintiendo parte, lo que pasa que la vida profesional tiene ciclos y lo más dificil es irse en el momento adecuado y saber en qué momento te tienes que subir a un barco. Yo estaba en un ciclo personal y vital que decía '¿qué he hecho aquí? Empecé presentando; pedí la actualidad política, me dieron la oportunidad y tuve un recorrido extraordinario; luego me volvieron a recuperar para presentar y lo hice, y ahora, ¿qué puedo hacer?
Vi que se me acababa el recorrido y yo no quería ser un estorbo ni quería que se inventaran algo para mí. En ese momento dije '¿y si me voy a hacer otras cosas?'. Fíjate, yo me fui con la intención de dedicarme a la comunicación corporativa, y cuando estaba a punto de entrar en una gran empresa, alguien me preguntó '¿por qué no haces un programa propio?' Eso me dio pie a demostrarme que también podía hacerlo. Creía que era una aventurilla pasajera y ya lleva cinco años [se ríe].
Coincidiste con Pedro Piqueras en Antena 3. ¿Crees que ahora se está siendo muy injusto con él tras haber perdido el liderazgo con Informativos Telecinco?
Mira, no tiene ni siquiera el 50% de la culpa. Cuando Pedro se fue de TVE y se vino a Antena 3 tenía un 40% de audiencia, pero sabía que se iba a construir una nueva cadena. Y lo mismo pasa ahora. Cuando había Pasapalabra, Pedro tenía el doble de audiencia que ahora y seguía siendo el mismo profesional. No es que sea menos válido, siempre es igual de válido porque además de ser un extraordinario periodista, es que es tan buena persona que merece tanto la pena trabajar a su lado, que yo no tengo más elogios y cariño. Un informativo no rompe la audiencia de una cadena. A Vicente le ha coindicido todo: un movimiento político de cambio, que él ha sabido analizar estupendamente, y un arrastre muy bueno de un programa de éxito. Esa combinación hace que ahora mismo Vallés esté teniendo un liderazgo absoluto. Pedro tuvo su momento con otra circunstancia, cuando la gente estaba buscando informativos con un contenido más social y él lo supo ver. Cada uno tiene su momento y no es mejor ni peor profesional. Cada vez tiene más lleno el saco de la experiencia, es un periodista absolutamente imprescindible. Ahora habrá que ver cómo Mediaset despide esa etapa porque, es cierto, que Telecinco nunca hizo una apuesta tan clara por la inversión tecnologica como hizo Antena 3, que está recogiendo los frutos.
¿Crees que en la actualidad se hacen buenos programas que garantizan una pluralidad política?
Yo creo que sí que hay buenos programas y muy buena gente al frente. Hay buenos profesionales y analistas, con un control y un enfoque, a veces más ideologico, otras veces menos. Si el enfoque ideológico es claro y no se oculta también es necesario, porque hay gente que quiere que le den la razón. La gente pona la tele para escuchar a alguien que le diga lo que piensa, entonces está bien que haya puntos de vista marcadamente partidistas y que se diferencie del periodista que cuenta al que analiza. Yo compito con gente mucha sólida, a la que respeto mucho.
"No tengo ninguna prisa en pensar en la retirada; tengo el compromiso por seguir aportando y reviviendo porque yo no vengo a dar lecciones de nada"
¿Te ves en los despachos en un futuro no muy lejano?
Mi sitio está donde la vida me lleve. Yo llevo muchos años llenando el saco de la experiencia profesional. He ido aprendiendo desde que empecé en TVE en información de Madrid con 22 años, he recorrido varias empresas, he trabajado muchas cosas y este saco cada vez está más lleno y eso lo que quiero compartir con quien corresponda y estar donde me den la oportunidad de estar. Me gustaría seguir dedicándome al periodismo y seguir ligada a la comunicación, pero no tengo ninguna prisa de pensar la retirada. Creo que es un país que va envejeciendo muy rápido, y tengo el compromiso por seguir aportando y reviviendo, porque yo no vengo a dar lecciones de nada. Si algo me ha enseñado la vida profesional es que, a veces, de la gente que más he aprendido tenía 20 años menos que yo. Y me sigue pasando. Tengo gente en mi equipo que me da lecciones todos los días.