El equipo de 'Sálvame' recogiendo el premio Iris de la Crítica 2019.

El equipo de 'Sálvame' recogiendo el premio Iris de la Crítica 2019.

Bluper OPINIÓN

Hasta siempre 'Sálvame', esa medicina para la soledad al que no podíamos dejar sin premio

El programa ha contado con un excelente equipo que, con pocos recursos, ha sacado adelante un magacín diario de cinco horas en directo.

23 junio, 2023 13:55

Todavía recuerdo cuando, hace ya más de catorce años, el mismo tiempo que llevo analizando la televisión, una compañera entró en la redacción del periódico en el que por entonces escribía, contando que Belén Esteban iba a abandonar El Programa de Ana Rosa para poner rumbo a un nuevo programa que estaba preparando La Fábrica de La Tele. Entonces, estábamos creando una nueva sección de cine y televisión, y lo tomamos como una noticia más ya que la información televisiva no se consumía como ahora. 

¡Qué ilusos! Sin saberlo, estábamos ante una de las noticias que cambiarían la historia de la televisión. Y es que sin aquel fichaje, no solo nuestra televisión, sino nuestro país, no hubiera sido el mismo. Porque nos guste o no, Sálvame lo ha cambiado todo. Algunos dirán que para peor, otros que para mejor. Pero indudablemente nuestro presente no se entendería igual. 

Porque Sálvame, a través de su forma de hacer televisión, también ha cambiado incluso la política. ¿O cuántos veces no se ha escuchado hablar de la 'salvamización' del Congreso? Y es que hubo otros programas como laSexta Noche, Las mañanas de Cuatro o Al rojo vivo que copiaron su fórmula de crear personajes que entrasen constantemente en conflicto en plató y así fue cómo vimos nacer a políticos como Pablo Iglesias o Albert Rivera. 

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De hecho, hace poco escribíamos en BLUPER sobre la predicción de Jesús Cintora en Las mañanas de Cuatro con los políticos que marcarían una era en España. Un 6 de mayo de 2013, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera, Alberto Garzón y Pablo Iglesias se sentaron por primera vez en un plató de televisión. Entonces, eran bastante desconocidos para el público. Sin embargo, a base de participar en tertulias (broncas), se fueron ganando un nombre en la política española.

Y ya ni qué decir cómo ha habido figuras políticas que no han dudado en acudir al programa como Ada Colau o Gabriel Rufián, o realizar una llamada telefónica como Pedro Sánchez o Irene Montero, porque sabían que el programa era un gran altavoz para dar a conocer sus ideas. “Este es un programa de rojos y maricones”, dijo Jorge Javier Vázquez, con todo lo que ello ha implicado después. Porque, seamos claros, aquella significación política marcó el inicio del fin del programa. 

También ha significado mucho en mi carrera profesional y en la de muchos compañeros de profesión. Decía Víctor Sandoval en el pódcast de EL ESPAÑOL, La sabana, de Puri Beltrán, que España está de luto. Y así es. Para muchos de nosotros, hoy también termina una etapa. Una etapa en la que todos los medios de este país se han beneficiado del éxito de Sálvame porque el nombre del programa era sinónimo de visitas. Decir lo contrario, sería mentir y demostrar un gran cinismo.

Yo mismo he escrito cientos de artículos sobre el magacín de Telecinco. Tantos que hasta, sin ánimo de parecer prepotente, creo que no ha habido alguien que haya escrito más sobre Sálvame. Para bien. Para mal. Sobre su agresividad en algunos temas del corazón. Sobre el trato a Lydia Lozano o Chelo García Cortés. Sobre las denuncias de la CNMC. Pero también sobre cómo ha cambiado el lenguaje televisivo. Sobre la compañía que ha hecho a miles de personas en momentos de soledad. A mí mismo cuando he pasado por baches personales y necesitaba escuchar de fondo voces familiares.

El premio Iris de la Crítica

Por eso, hace ahora cuatro años los críticos y analistas de televisión decidimos premiar a Sálvame con el premio Iris de la Crítica porque “ante el auge de nuevas fórmulas de televisión han sido formatos innovadores en ficción y entretenimiento de la televisión en abierto que han cambiado el lenguaje televisivo en nuestro país y han sabido acompañar a los espectadores como parte de su familia retratando sin prejuicios a la sociedad española durante más de una década”.

No fue una votación sencilla. Hay quién se llevó las manos a la cabeza por la propuesta. Pero, finalmente, tras muchas discusiones, se consiguió que al menos se premiara de forma conjunta al programa de Telecinco y Cuéntame porque compartían algunas semejanzas. A día de hoy sigo pensando que no fuimos lo suficientemente valientes para premiar a una programa que, como dice mi compañero Mike Medianoche, ha dejado huella en televisión a la altura del Un, dos, tres. Tanto Sálvame como Cuéntame merecían un premio en solitario. 

Sobre todo porque detrás de cada programa hay equipos. Y en este caso, un excelente equipo que, con muchos menos recursos que otros programas o series, ha sacado adelante un programa de cinco horas en directo, incluso en momentos de sequía informativa o en plena pandemia del COVID.

Un equipo muy avispado e ingenioso que ha entendido como nadie los nuevos tiempos y que siempre ha tenido un ojo en las redes sociales, o bien para recoger lo que se estaba sucediendo, o bien para viralizar lo que estaba pasando en plató. Hasta el punto de que ya desde realización se ideaba el posible meme que después se compartiría. ¿O cómo olvidar ese meme de Belén Esteban girándose y mirando a cámara?

Unos profesionales que ahora irán impregnando con su talento otros programas de televisión porque, parafraseando a Nuria Marín en el final de Cazamariposas, "allá donde miréis, estará Sálvame". 

Será muy necesario. Porque, con el adiós de Sálvame, corremos el riesgo de volvernos más aburridos, menos coloridos, más oscuros. Ese será el gran reto a partir de ahora en televisión: seguir siendo disfrutones, provocadores, ingeniosos. Que no retrocedamos televisivamente en el tiempo como algunos parecen querer hacerlo en política.