El concursante de Gran Hermano Revolution José María Prado ha decidido no recurrir la sentencia que el pasado abril dictó el juzgado de lo Penal número 18 de Madrid, que le había condenado a quince meses de prisión por haber abusado sexualmente de Carlota Prado. La sentencia también condenó a la productora Zeppelin Television SA como responsable civil subsidiario.
Pasado el tiempo determinado para presentar las alegaciones, la sentencia se ha hecho firme al no presentarse ningún recurso, ni por parte de José María ni tampoco de Zeppelin, la productora de Gran Hermano. Carlota Prado renunció a ser acusación particular, y por ello, tampoco ha podido recurrir, tal como informa Confilegal.
Al ser una pena inferior a los dos años y no tener antecedentes es probable que José María no acabe en la cárcel, aunque la decisión final depende de los jueces. Así, el caso pasará a los juzgados de ejecutorias de lo Penal y se abrirá un expediente de ejecuciones para llevar a cabo la sentencia. En la misma, además, había una orden de alejamiento de José María a Prado, así como una indemnización de 6.000 euros por el daño moral causado. Zeppelin, por su parte, tendrá que abonar una indemnización de 1.000 euros por el daño moral causado por la forma en la que le comunicaron el abuso.
Los hechos se remontan a la noche del 3 de noviembre de 2017. Ese día, la organización de Gran Hermano organizó una fiesta y ofrecieron bebidas alcohólicas a los concursantes. Carlota Prado cenó únicamente unas patatas fritas porque “en la casa había escasez de alimentos”.
La sentencia narra que el acusado, “guiado por un ánimo libidinoso, a sabiendas de que Carlota Prado se encontraba bajo los efectos de un sopor etílico que le conduciría después a la inconsciencia, le quitó los pantalones cuando ambos se encontraban ocupando la misma cama y comenzó a realizar bajo el edredón movimientos de carácter sexual, pese a que la víctima, débilmente, le dijo: 'No puedo'". Ella incluso levantó la mano dos veces, tratando de que él parase.
Los movimientos de José María continuaron varios minutos más, hasta que Carlota “se destapó la cara y un brazo y se dejó ver su estado inerte” y fue entonces cuando alguien del equipo del programa intervino. “Carlota Prado fue utilizada por el acusado como un objeto para satisfacerse, a modo de juguete sexual, sin que haya la menor sombra de consentimiento y, consecuentemente, de libertad”, expresó entonces la juez.