Mediaset España está viviendo un proceso de renovación en su programación que afectará también a sus realities. El grupo de comunicación ha anunciado que ha actualizado su Código Ético para incluir un protocolo de actuación que será aplicado a sus programas de telerrealidad. De esta forma, la compañía busca velar por la seguridad, el bienestar y la convivencia de los participantes. Una declaración de intenciones con la que busca evitar que surjan nuevos casos como el de Carlota Prado.
La actualización del Código Ético llega tras conocerse la sentencia del caso, por el que José María López, concursante de Gran Hermano Revolution, fue considerado culpable de un delito consumado de abusos sexuales contra Carlota Prado y por el que ha sido condenado a 15 meses de prisión e indemnizar a la víctima con 6.000 euros como resarcimiento de daños morales.
"Mediaset España ha actualizado su Código Ético para incluir un Protocolo de Actuación aplicable a programas de telerrealidad, que conllevan aislamiento y convivencia grupal durante prolongados periodos de tiempo y que, en algunos casos, se desarrollan en entornos complejos. Este documento contiene principios de obligado cumplimiento encaminados a regular la convivencia de los participantes y preservar y garantizar su salud y bienestar", explica la cadena mediante un comunicado.
Se trata de diez normas básicas que están divididas en tres secciones, la selección de los participantes, el establecimiento de entornos seguros y la prevención de comportamientos prohibidos y reprobables. Respecto a la primera, Mediaset comparte que en el protocolo se incluye una reunión con la productora del formato con el que establecer el tipo de carácter que tendrá el espacio y los perfiles de participantes que necesitará (incluyendo requisitos relacionados con edad, físico, etc.).
El nuevo protocolo señala que la lista final de los participantes o concursantes "deberá ser aprobada expresamente por Mediaset, que tendrá capacidad de veto". Así pues, aquellos que sean elegidos para estar en el formato serán sometidos a un "análisis de riesgo", que incluirá "un examen médico (físico y psicológico)", así como también "una investigación en el entorno familiar, profesional o social" con el objetivo de "descartar comportamientos agresivos o antisociales. Así como dependencias crónicas".
Eso incluye no tener en consideración a nadie que tenga antecedentes relacionados con comportamientos violentos. "Serán descartados todos aquellos aspirantes con antecedentes acreditados de violencia de cualquier índole en los cinco años anteriores al proceso de selección", anuncia el código.
Todo este proceso correrá a cargo de la productora que trabaje en el formato, siendo "la verificación de análisis de riesgos" de pura y "exclusiva responsabilidad" de ésta y no de la corporación. "Lo será también la recopilación, tratamiento y custodia de sus datos de carácter personal, comprometiéndose al más escrupuloso cumplimiento de la normativa vigente", dictamina el protocolo.
En ese sentido, el Código Ético remarca que cada participante o concursante será informado de "la duración y características del programa, del entorno en el que tendrá lugar, los retos a los que serán sometidos", las conductas o comportamientos prohibidos y reprobados y el cuadro de sanciones aplicables". El protocolo asegura también que la productora encargada "se compromete a adoptar todas las medidas que sean necesarias y suficientes para garantizar la seguridad y bienestar" de los participantes.
"Asistencia adecuada a las necesidades individuales"
Eso incluye ofrecer "una asistencia adecuada a las necesidades individuales de cada uno de ellos, además de asistencia médica y psicológica cuando así lo requieran o cuando, a juicio de la productora, ésta resulte necesaria o conveniente". No obstante, el procolo impone que la productora "evitará permanentemente que los concursantes se vean expuestos a cualquier tipo de riesgo excesivo o no debidamente controlado".
Entre los comportamientos prohibidos y que deben ser impedidos están "el acoso o abuso sexual, el bullying, la discriminación por razón de género, raza nacionalidad, creencia o religión, el consumo de drogas, la violencia física o verbal, el consumo inmoderado de alcohol y la utilización de imágenes de los participantes bajo la influencia de éste".
De hecho, el protocolo impone que las productoras cuenten con un "equipo humano suficiente en número y preparación", que esté dividido en dos turnos y que cuenta con una "infraestructura tecnológica" suficiente. Además, se anuncia que Mediaset contará con "un canal de denuncias, totalmente anónimo".
Una serie de requisitos que, sin duda, abonan el posible regreso de Gran Hermano, un reality que no ha vuelto a la parrilla de Telecinco desde que estallase el caso de Carlota Prado.