La actitud de Supremme de Luxe en ‘Drag Race España’ que le destaca del resto de la franquicia
La empatía de la presentadora y jueza del formato está cargada de una emotividad que rara vez se ve en otras ediciones.
21 mayo, 2023 00:48Hace unas semanas arrancó la tercera edición de Drag Race España, y su presentadora, Supremme de Luxe, llegó guerrera. O al menos, en apariencia. En la primera entrega les leyó firmemente la cartilla a todas las participantes, que no estaban dando importancia a los detalles. A los rellenos, las sombras de barba, las entrepiernas mal colocadas. Estuvo firme, concisa, tajante. Pero sus indicaciones cayeron en saco roto, y en el segundo capítulo, se repitió la historia.
“Os lo avisé la semana pasada. Cuidado con determinadas cosas, y cuando hemos visto el maxi reto de hoy ha habido cosas que nos han espantado. Se notaban los rellenos doblados, girados, marcas de demarcación de medias, pero de una manera tremenda. Pelucas sin peinar absolutamente nada...”, lamentaba la drag madrileña. Pedía entonces un alto nivel de exigencia “por vosotras y también por el programa”.
¿Había cambiado Supremme de forma de ser? ¿Se había convertido en una suerte de Rottenmeier, de Risto Mejide quizá? Nada más lejos de la realidad. Estaba en el papel que tenía que estar, y cuando en el tercer episodio las reinas salieron a la pasarela con todo en su lugar dio su enhorabuena. Porque la de Luxe tiene una maestría a la hora de hacer televisión que la diferencia de otros jueces de talent shows, y que le hace destacar también dentro de la propia franquicia de Drag Race, que tiene versiones en Estados Unidos, Países Bajos, Italia, Filipinas o Canadá.
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La señorita Supremme (acabado en e, que diría Paca la Piraña) ha demostrado ser y de sobra la mejor elección que Atresmedia podía hacer como maestra de ceremonias para Drag Race España. No solo tiene un amplio currícullo y un magnetismo especial con la cámara, sino que también brilla por su empatía.
Curtida en grandes y pequeños escenarios, en teatros y también en bares en las que un almacén o un cuarto de baño hacen las veces de camerino, Supremme sabe muy bien lo que cuesta calzarse una peluca y unos tacones para salir ahí delante de todos. No se siente más que las demás por el hecho de ser la presentadora, mira a las reinas de igual a igual. De hecho, como dijo a BLUPER, lleva muchos años en el espectáculo y rara es la participante con la que no ha compartido escenario. O gira, como The Macarena, con la que estuvo en El Gran Hotel de las reinas.
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Si hay algo que la hace única es la forma en la que anuncia qué concursante debe empacar sus cosas e irse a casa bajo el lema de “sashay, te vas”. No hay día que no se le salte las lágrimas, que se le entrecorte la voz. De verdad le duele tener que decir cada uno de los nombres en alto. Nunca hace sangre, y menos, gratuita, en esos momentos delicados. Y cuando da juicios un poco más cañeros a lo largo del programa los justifica con sensatez y elegancia.
Como fanático del universo Drag Race y espectador fiel de todas sus ediciones, lo que más me llama la atención es que como Supremme de Luxe no hay dos presentadoras. Nadie tiene su dulzura, ni su cariño, ni ese respeto hacia la profesión. Despide a las concursantes con emotividad, sin sorna por haber sido la peor del día.
En RuPaul’s Drag Race, mama Ru tiene fama de ser un tanto hueso. Tanto como para no permitir que le dirijan la palabra si las cámaras no están encendidas. Así lo contó Pearl de la séptima temporada. Según su relato, un día se acercó a decirle, en petit comité, todo lo que representa para ella, y Ru dijo que no le importa nada de lo que le diga si no hay cámaras grabando. En Drag Race UK criticó duramente a otra concursante por llevar ropa barata, de centro comercial. Esa misma drag, Joe Black, contaría después que por la pandemia dejó de trabajar, de conseguir ingresos, y que para tirar para adelante había tenido que vender gran parte de su vestuario para poder salir adelante.
Peor fue el caso de Drag Race Filipinas, Paolo Ballesteros fue especialmente cruda con la primera eliminada, Prince, que ya sabiéndose fuera del concurso tuvo que oír con una mezcla de broma y desprecio que vaya zapatos llevaba puestos. Y qué decir del particular humor de Fred van Leer de Holland, o de los ásperos modos en algunos momentos de Priscilla en Drag Race Italia.
Imagino que salir eliminada de Drag Race España no será nunca plato de buen gusto para ninguna concursante. Pero con Supremme emocionada, dando bellas despedidas, el golpe debe ser menos duro, recordándole que a pesar de que su aventura haya llegado a su fin, es y será una estrella.
Con su fichaje por Atresmedia, la televisión ha ganado una enorme presentadora, y además, demuestra que otra televisión es posible. Una en la que los jueces de talent shows no sueltan dardos a los participantes, sino que les ayuda a crecer, especialmente, una vez que las cámaras se han apagado.