La actriz y cantante hispanomexicana Belinda ha sido la invitada de este jueves de El Hormiguero, en lo que suponía su primera visita al plató de Pablo Motos, tras haber pasado por otros formatos como La Resistencia. “Muy contenta, emocionadísima” decía Belinda encontrarse. Y no era para menos, pues explicó que su padre es fan de El Hormiguero y que lo veía en su iPad cuando estuvo encamado hace poco.
En su charla, Belinda explicó que para ella España está muy presente, y que en su vida “hay paella y jamoncito serrano”. Pero antes de entrar de lleno en la entrevista, sorprendió a Pablo Motos con la entrega de un regalo: conocedora que colecciona guitarras le trajo una realizada por arte huichol, con cristales de color pegados, y también le entregó su certificado de autenticidad. Pablo Motos le prometió entonces que la luciría en su casa.
“Fuiste al casnting de Bárbara Rey, pero se lo dieron a Belén Cuesta”, comenzó a introducir el presentador, en referencia a la serie Cristo y Rey, disponible de momento en ATRESplayer Premium. Y en ese sentido, quiso saber si ella podía cambiar su acento, para meterse en la piel de la vedete. Entonces Belinda sorprendió al desprenderse de su acento mexicano. “Quieres que te hable de mis películas, he hecho quince o deciseis, buenas noches a todos…”, decía, emulando lo que habría sido su Bárbara Rey. E incluso pidió “un cigarrito, un pitillo”.
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Pablo Motos quiso saber entonces qué opina de cómo los españoles imitan a los mexicanos. “Nada bien”, decía ella, que le pidió al presentador que hablase como sus paisanos. “Anda la hueva”, dijo Motos, y Belinda se espantó, diciendo que es algo que no ha oído nunca y que qué significaba.
Belinda acudía para presentar su nuevo single, el tema principal de la serie Bienvenidos al Edén de Netflix, que se estrena el 21 de abril, en la que también actúa. Tras echar algunas flores a Amaia Salamanca, la artista contó una anécdota de cómo se quedó dormida una vez en un viaje en tren por España.
Belinda tiene 33 años, pero lleva en el mundo del espectáculo desde los 80. “Fui muy niña y muy adulta. Es difícil balancear las cosas, de repente eras muy niña y luego muy adulta, pero es complicado cuando comienzas desde tan pequeñita. Con 8 o 9 años era muy madura, pero también ahora soy muy inmadura”, le explicaba a Pablo Motos. Y recordó cómo en el colegio “era famosa por jugar a las canicas, a los tazos… Siempre era muy competitiva”. Afirma que suspendía la mitad de las asignaturas, y se le daban fatal la química o las matemáticas, pero se le daban bien los idiomas y la música.