Una renovación absoluta. Eso es lo que va a vivir Pasapalabra este jueves, pues uno de sus concursantes, Rafa Castaño u Orestes Barbero, se llevará el bote al resolver el rosco completo. Una hazaña que hará historia en televisión, pues es el premio más alto dado por este concurso en su historia. La otra cara de la moneda es que los espectadores se despedirán del ganador, pero también del que no venza, quien se irá a casa con un buen pellizco, de todos modos, por haber acumulado miles de euros tarde a tarde.
El programa dejará, una vez más, perder un activo muy valioso, pues tanto Rafa como Orestes conectan muy bien con el público, y podrían seguir dando juego en las semanas o meses venideros. Son jóvenes a los que ya se les tiene cierto cariño, pues les estamos acompañando en el viaje hacia el bote ya de aquella anterior etapa en Telecinco.
Ahí es cuando cabe reflexionar si Pasapalabra debería haber cambiado previamente su mecánica para no tener que despedirnos del concursante que no logre el rosco. Al fin y al cabo, todos esperábamos que en algún momento alguno de los dos lograse esa meta, y deja el corazón un poco roto saber que uno de ellos no lo logrará, al menos, de momento.
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A Rafa y a Orestes podríamos definirlos como esos concursantes profesionales, entre comillas, que cada vez buscan más los programas de televisión. Personas con tanta chispa como conocimientos de cultura general, a las que vemos tarde a tarde y a las que acabamos cogiendo cariño, a las que tenemos incluso la sensación de conocer. ¿O acaso ya no todos los espectadores de Pasapalabra esperan que, en algún momento, suelte alguno de sus terribles chistes? Son un ejemplo más de esos concursantes que se convierten casi en alguien más de la familia, que alcanzan una conexión que no logra cualquier otro personaje famoso que sale por la pantalla, quizá, porque son auténtica naturalidad.
Pasapalabra podría cambiar sus reglas para no decir adiós al perdedor, como ya dijimos adiós a Javier Dávila frente a Pablo Día o a Marco Antonio Marco tras la victoria de Sofía. Y que este concursante, todavía por conocer, tenga derecho, al menos, a enfrentarse a la silla azul a la tarde siguiente. De hecho, la propia silla azul es una regla que se introdujo cuando Pasapalabra estaba ya asentado, pues inicialmente el que no lograba más aciertos en el rosco, directamente, se marchaba a casa. Si cambió eso, ¿por qué no se le puede dar una nueva oportunidad al que no logre el rosco?
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En cualquier caso, hay que recordar que muchos han sido los concursantes que tras caer eliminados han regresado tiempo después a Pasapalabra. El violinista Pablo Díaz, sin ir más lejos, concursó en varias etapas de Telecinco, y en 2017 se volvió a casa después de que Julio Escartín alcanzase el bote en su primera tarde, cuando él llevaba 47 días acariciando el premio.
Sin embargo, no parece muy probable que ni Rafa u Orestes vayan a regresar pronto, pues han permanecido demasiado tiempo en el concurso, tanto en la etapa de Telecinco como en la actual en Antena 3. Pero seguro que en alguna ocasión el formato vuelve a echar el lazo al que no gane, para algunas de sus ligas de sabios, o similar. De hecho, no sería de extrañar que en un futuro próximo Rafa y Orestes se midiesen de nuevo las caras en alguna entrega especial, recordando los viejos tiempos.