Miren Ibarguren y Pepa Charro visitaron este martes El Hormiguero y lo hacían para promocionar su nuevo proyecto cinematográfico, La novia de América, una película grabada en México durante las duras restricciones de la pandemia.
Pero sin duda, la historia que narra la comedia, sobre una mujer que acaba de ser abandonada por su novio, no es la más surrealista que se comentó en el programa. Y es que Miren Ibargurren no dudó en dejar a toda la audiencia boquiabierta al confesar la "broma" que gastó a todos sus familiares y amigos que fueron a conocer a su bebé.
Gracias a que la actriz tiene un gran amigo que trabaja en el mundo de los efectos especiales, decidió 'asustar' a sus visitas de una original forma, aunque confiesa que una buena parte de la gente "se mosqueó".
"Hice una bromilla sí, ya la conté y la gente se ha mosqueado un poco porque la gente se mosquea por todo. Yo tengo un amigo, Nacho Díaz que hace efectos especiales, nominado la Goya por cierto, y dije '¿Qué puedo hacer para hacer una broma cuando vengan a ver al niño al hospital?'", comentaba la invitada.
"Le encargué como una carita de persona de silicona que se pone en la piel y parece de verdad. Al final me dio pena y no se lo hice al niño en el hospital porque me dio cosa, claro, la vida real no es lo mismo que mi cabeza. Cuando ya el niño estaba en casa lo hice un poquito", confesaba entre risas mientras todo el plató se quedaba boquiabierto.
[Pablo Motos cuenta en ‘El Hormiguero’ la llamada que le hizo el rey Felipe VI con una petición]
La actriz recordó que fue la madre de Eduardo Casanova, Teresa Casanova, la única que picó. "Ella decía: 'No pasa nada, casi no se nota, pero sabes que le vamos a querer igual'", explicaba de forma divertida. "Mañana me van a matar por contar esto", sentenciaba la actriz al plantearse las 'consecuencias' de sus palabras.
Pero esta no es la única broma que la actriz ha gastado en los últimos tiempos a las personas de su alrededor y sus fans. Y es que cada vez que una persona le pide una foto, les hacer creer que cuesta dinero. "Siempre les digo que un autógrafo son cinco euros y una foto diez", recordaba. "La gente se queda muy parada cuando se lo digo".