"Al principio escuchaba la historia de Bárbara Rey y Ángel Cristo y me llevaba al mundo del corazón, a un mundo de cosas que para mí no tenían mayor interés. Pero, ahora quiero que se haga justicia y se entienda quiénes fueron porque me ha fascinado esta historia, más allá de dónde les llevó la vida o quiénes fueron".
Con estas palabras, Belén Cuesta describe a la perfección los prejuicios que puedan tener muchos potenciales espectadores a la hora de sentarse a ver Cristo y Rey, la serie que estrena este domingo en exclusiva ATRESplayer PREMIUM sobre la vida de la vedette y el domador de leones y en el que la actriz se pone en la piel de la artista.
"Bárbara era una mujer muy libre para la época, muy pionera, una mujer que vivía un éxito tremendo. Fue amante de muchísima gente, fue la mujer más deseada, pero una mujer que tenía también muchas carencias. Y de esas carencias surge ese error de no saber salir de una situación así", explica Cuesta, que regresa a una serie de Atresmedia tras haber participado en ficciones como Bandolera, Vis a vis o Buscando al norte.
"Era una mujer que lo tenía todo entre comillas, pero tenía esa falta de amor. Fue la amante de muchos, pero nadie quería con ella algo más. Y creo que de esa necesidad de ser amada y de que alguien quisiera construir con ella algo más o tener una familia, fue lo que le hizo acabar en una relación. Para ella creo que el amor se convierte en una necesidad y ahí es cuando surge el problema: cuando en una relación hay una dependencia, una necesidad, surge el problema", añade.
Bárbara Rey fue la amante de muchos, pero nadie quería con ella algo más.
"Y es una mujer que deja absolutamente todo, abandona todo el éxito y acaba yéndose a vivir a una caravana en un circo por amor. Luego se engancha a esta historia y acaba siendo una mujer que acaba luchando por ella, dejando todo y conociéndose mucho. Acaba teniendo que defenderse, sacando uñas. Empieza con una Bárbara inocente, una Bárbara que sueña con el amor y acaba siendo una mujer absolutamente firme, en su sitio, luchadora y enfrentándose y gritándole de manera simbólica a mucha gente", comenta.
Y pone el punto en algo que muchas veces se le ha olvidado al gran público: Bárbara Rey fue una mujer maltratada. "Pero ella no era el patrón de mujer maltratada, algo que fue en contra de ella. Ella era la reina del destape, una mujer liberal. Todavía estaba ese mensaje crítico por parte de la sociedad", declara Cuesta, que comparte protagonismo con Jaime Lorente (Cristo).
"A mí me ha provocado mucha ansiedad, mucha inestabilidad, ponerme en la piel del domador. Ha sido terrible. Me ha costado mucho visitar esos momentos. Menos mal que nos hemos cuidado muchísimo, pero a mí me ha costado mucho visitarlos. Son terribles representarlos e, incluso ya no sólo por la violencia, sino la violencia intrínseca en esa época de cosas normales", comenta el actor.
"Afortunadamente para trabajar en ese campo hay que hacerlo con mucha confianza y hemos podido hablarlo mucho. Hemos intentado comprender, que no justificar bajo ningún pretexto. Pero intentar comprender porque llegan ahí", añade su compañera.
"Ha sido un personaje complejo. Por todo el arco, por todo el viaje y por la época. Ha habido cosas que me han quebrado un poco a nivel emocional. Es entender el sufrimiento de una mujer en esa época que en realidad fue ayer y que las leyes que había fueron ayer. Ahora todo parece tan logrado y tan conseguido, pero es que fue ayer. Y encima tenerla presente y hablar con ella, con su hija", comenta Cuesta.
El affaire con el Rey
¿Y qué pasa con su relación con el rey don Juan Carlos? "Honestamente, yo no he querido mucho hablar de esto", reconoce Cuesta. "Entiendo que es un tema tabú para ella. Se está contando lo que los guionistas han querido contar o lo que han hablado con ella. Yo ahí no me he querido meter. Yo he preferido meterme en cómo era ella a nivel íntimo con la gente con la que tenía intimidad. Siempre he querido ser muy respetuosa con ella, con ese tema, con el tema del Rey, con todos. Me interesa la Bárbara cercana".
Tanto ella como Lorente no se pensaron mucho aceptar el papel a pesar de que las comparaciones siempre son odiosas. "Yo no lo pensé. Te piensas las cosas después. Y eso que va a haber gente buscando con lupa. Pero, ¡me enganchó tanto la historia! Al final me tranquilizó trabajar con mucha honestidad", dice Lorente.
"A mí también me pasa que, cuando veo series, busco los parecidos. Pero para mí eso no era lo que me echara para atrás. Contar la vida de alguien que está vivo me parece fascinante. En la historia de estos diez años de una gente mediática, que da igual que tengan otro nombre, hay algo fascinante", añade Cuesta.