Desde hace ya algunos años se ha estado cuestionando si la ficción tiene futuro en el abierto. Un debate que vinieron a romper las series turcas. También ficciones como Alba o Entrevías, que incluso arrasaron en Netflix a nivel internacional. Todas ellas tienen algo común: cuentan con historias clásicas.
De ahí que en Bambú Producciones, donde llevan ya años debatiendo internamente sobre qué se debe hacer en la ficción española, entendieron que la mejor manera para rescatar al público de las series de sobremesa es regresar al culebrón clásico.
Así nació La promesa, la nueva serie para las tardes de La 1 que se estrena este jueves en prime time, precedida de un especial de El Cazador, y que es una vuelta a un clásico con "un espíritu premium" y combinando tramas de humor, amor y thriller.
['La promesa', la nueva serie de TVE para las tardes de la mano de Bambú]
"Me pidieron otra cosa, pero presentamos La Promesa porque creíamos que era lo que necesitaba la tele española y, sobre todo, la tele pública, que es una serie clásica. En Bambú han sido expertos siempre en hacer ese tipo de series que gustan a la audiencia y actualmente la serie más de época que tenemos ahora es Amar es para siempre y está ya en los 80, que ya es una época extraña", explica Josep Cister Rubio, creador de la serie y productor ejecutivo de la productora gallega.
"La Promesa es volver a lo clásico. Las turcas nos están ocupando mucho espacio porque, además de tener unos actores y exteriores espectaculares, hacen historias muy clásicas con un sello muy clásico. La idea era un poco retornar a ese punto, pero obviamente no echar para atrás en lo que es el nivel de producción", añade el productor y creador de series como La otra mirada, Presunto culpable o Acacias 38.
De hecho, en el nivel de producción es algo en lo que inciden mucho desde Bambú. "Tiene unos decorados de 3.000 metros cuadrados, un arte y vestuario espectacular. Hemos aumentado el número de secuencias que suelen tener estas series. Hemos hecho una apuesta por elevar el perfil".
Y, aunque sea una historia clásica, "la serie está hecha para que nosotros veamos con nuestros ojos de ahora lo que ocurría antes. Todo se ve con el espejo retrovisor. Y obviamente hay personajes que son contemporáneos, que son de ahora. El personaje de Jana es una mujer luchadora en una época en la que luchaban por las cosas. Efectivamente, es que esto existe. No estamos intentando imitar la realidad, sino representarla y con los valores que nosotros tenemos ahora mismo en nuestra sociedad. En eso ni un paso atrás".
Ni un paso atrás en representación LGTBIQ+. "Creo que las cosas que ya hemos ganado, lo que tenemos que seguir es dándoles normalidad y visibilidad. Las habrá y va a haber grandes sorpresas en ese sentido a lo largo del recorrido de la serie", comenta Cister, que ya en Dos vidas trató la transexualidad.
La historia de la aviación
Con un gran reparto coral entre los que se encuentran Eva Martín, Joaquín Climent, María Castro, Antonio Velázquez o Andrea del Río, La Promesa cuenta la historia de una mujer y una venganza con el mundo de la aviación de fondo.
"La historia viene de una obsesión que he tenido siempre de hacer una serie sobre la aviación. La idea es ir viendo cómo la aviación se transforma a lo largo de los años en el caso de que la serie tenga acogida y pueda funcionar. Era algo que tenía todo el rato en la cabeza porque es algo de lo que hemos hablado muy poco. Y aquí hemos tenido pioneros. Estamos a las puertas de la Gran Guerra y el mundo de la aviación se transforma", cuenta Cister.
"Y luego volver a hablar otra vez de la familia. Todo el mundo tenemos una familia y todo mundo se va a ver reflejado. El palacio de La promesa es una gran familia, tanto arriba como abajo, con sus cosas funcionales y con sus cosas disfuncionales. La familia es el motor prácticamente de nuestras vidas, bien la familia que tienes sanguínea o la que no elegimos, que es el caso del servicio. Ahí hay un caldo de cultivo importante para sacar historias", añade.
"Y este palacio también te posibilita una cosa que es tener muchas historias distintas, es un contenedor de historias. Va a haber humor, va a haber amor, va a haber venganza, va a haber traición, va a haber intriga, misterio. Te permite una serie de componentes que normalmente otros formatos no te puedes hacerlo. Aquí tenemos ese mundo de arriba y de abajo que realmente te da mucho juego para componer historias de todos los tipos y mezcladas. Era demasiado goloso no hacerlo", explica.
Así es 'La Promesa’
1913. El mundo entero está al borde del abismo, pero hay remansos de paz aislados de los conflictos. Como el Palacio La Promesa, en el valle de Los Pedroches, propiedad de los Marqueses de Luján, uno de los mayores terratenientes del país.
Ese día el Palacio se viste de gala para celebrar la boda del heredero, Tomás. Recién terminado el convite, la aparición de un aeroplano atrae la atención de todos. Lo pilota Manuel (Arturo Sancho), hijo de los Marqueses. De repente, el aparato pierde altura hasta estrellarse. Manuel está a punto de ser consumido por las llamas; pero alguien consigue salvarlo: Jana (Ana Garcés).
El Marqués le ofrece una recompensa económica, pero ella solo quiere trabajo en el Palacio y tiene un motivo claro: hacer justicia a su madre asesinada hace quince años, e investigar el paradero de su hermano, secuestrado cuando era un recién nacido. Y la única pista que tiene guarda relación con los Marqueses de Luján. Ha llegado el momento de vengarse. Solo hay un elemento con el que no había contado: Manuel, hijo de los Marqueses... y la última persona de la que esperaría enamorarse.