Pablo Sebastián, el pianista de José Manuel Parada. Antonio Montero, Kiko Jiménez y José Antonio Avilés, todos de Sálvame. Borja Estrada, hijo de Pipi Estrada. Silvina Magari, de Got Talent. Maite Galdeano, de Gran Hermano. Mar López, de Amor con fianza. Tania Deniz, de La isla de las tentaciones. Begoña Maestre, examiga de Isabel Pantoja. Esos son los diez nombres confirmados por Telecinco para la nueva edición de Pesadilla en El Paraíso, cuya granja abrirá las puertas dentro de muy poco. Un casting que según el prisma de cada cual puede resultar más o menos interesante, pero que sin duda resulta muy arriesgado en los tiempos que corren en Telecinco, pues sus audiencias no remontan por más que lo intenten.
Y es que, con estos granjeros, parece que lo de Pesadilla en El Paraíso es toda una declaración de intenciones, apostando por perfiles que ya hemos visto en otros formatos y concursos de telerrealidad, confiando en su forma de hacer televisión, la misma que dio más de una década de éxitos, pero que en la actualidad pasa por horas bajas. Y si son novedosos, como el caso de Pablo Sebastián, dan un aire que no parece precisamente fresco.
Telecinco se resiste a pasar página y a hacer un tipo de televisión diferente. Quieren seguir dándonos lo de siempre, y centrar todos sus esfuerzos en intentar que esta vez sí el espectador se enganche a la nueva temporada del reality, que será considerablemente más corta que su predecesora.
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La primera temporada de Pesadilla en El Paraíso ha dejado unas audiencias discretas. Firmó una media de 1.006.000 espectadores con un 11% de cuota de pantalla, un dato que podría resultar fácilmente de mejorar si se juegan las cartas adecuadas. Durante su emisión, la cadena realizó todo tipo de cambios, a veces, excesivamente abruptos, para captar el interés de aquel que está en el sofá de su casa, como pasando de ser grabado y editado a la vida en directo, o metiendo a nuevos participantes en mitad de la competición para agitar un poco el avispero.
Para la nueva temporada, Pesadilla en El Paraíso contará como principal novedad la presencia de Nagore Robles en la granja de Cádiz donde se encierra a los participantes. Ella sabe muy bien cómo va la cosa, pues concursó y ganó el mismo formato en el año 2011, cuando se emitió bajo el título de Acorralados. Carlos Sobera repetirá en la presentación de las galas, y los debates correrán a cargo de Sandra Barneda. Porque el hecho de que la primera edición no fuese un éxito no le ha quitado las ganas a Telecinco de renunciar a llenar varias franjas del prime time con esta nueva etapa, que se quiere pensar como diferente.
Sin embargo, lo cierto es que para el espectador es fácil pensar que está viendo más de lo mismo. Concursantes que ya han estado en Supervivientes, en La isla de las tentaciones o en realities de plataformas. Personas prácticamente desconocidas que tienen como aval el haber participado en un talent show, o de ser amigo de alguien famoso en el presente o el pasado, como el caso de Begoña. Porque queda claro que se busca que el nombre de Isabel Pantoja se pronuncie dentro de la granja, para que luego se pueda analizar cualquier palabra sobre ella en Sálvame o similares.
Con el número de espectadores en vacas flacas, lo fácil habría sido dar un giro radical a los contenidos, buscando nuevos formatos y formas de entretener una vez se sintoniza Telecinco. Sin embargo, han decidido volver a emitir el mismo reality que terminó semanas atrás, y con personajes bastante vistos. Ahora falta comprobar si la estrategia es acertada, o si el público se aburrirá. O sencillamente, no conectará con lo ofrecido.
Lo cierto es que los antecedentes no son demasiado optimistas. En 2021 se estrenó Secret Story: La casa de los secretos, que firmó unos datos discretos, y cuando en enero de 2022 se emitió una versión con anónimos del mismo formato, la cosa decayó. ¿Sucederá igual con lo nuevo de Pesadilla en El Paraíso, o Telecinco demostrará que haciendo lo mismo de siempre puede volver a enamorar al público, como lo hacía antaño?