Mercedes Milá fue la protagonista de Joaquín, el novato, en la entrega emitida este miércoles 16 de noviembre. Su objetivo era descubrir a Joaquín Sánchez, el conductor del programa, los secretos para hacer una buena entrevista, y para ello charlaron de toda la trayectoria de Milá, y de algunos de los encuentros más famosos que ha tenido en televisión.
Así, Mercedes desveló, por ejemplo, que Camilo José Cela le tomó el pelo la vez que le aseguró que podía absorber un litro y medio de agua por el ano, o cómo pensaba que Jesulín de Ubrique se iba a ir del plató el día que se bajó los pantalones para enseñar las cornadas que tenía en sus piernas.
En un momento del programa, Joaquín sacó varios objetos para que Mercedes hablase de a qué le evocan, y el último de ellos fue un vaso de tubo de plástico. “El vaso polla”, exclamó la comunicadora, que quiso saber si el futbolista del Betis suele utilizarlos. “Me flipa, yo bebo en vaso de tubo, las copas en copa de balón no me gustan, porque me dura mucho”, reconocía el sevillano.
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Entonces se aclaró que el vaso de tubo fue un elemento clave en una entrevista que hizo Mercedes Milá a un joven Nacho Vidal. “Imagínate que estás entrevistando a una persona y tú le dices haciéndote la moderna, Nacho, he traído un metro, ¿te importa ponerte de pie?”, relataba la invitada del programa. “Saco el metro y me dice: No hace falta, ¿tú sabes los vasos esos de tubo de discoteca, pues eso mide”, siguió diciendo Milá, que comenzó a reírse junto a Joaquín. “Qué daño, pero cómo puede meterse nadie”, siguió diciendo Mercedes, que reconoció después que “Desde ese día no he vuelto a beber en eso porque veo una polla”.
Otro de los temas que se trató fue el paso de Mercedes por Gran Hermano, programa que presentó durante 16 ediciones. “Me salvó la vida”, aseguró, pues cuando le ofrecieron estar en la primera temporada se encontraba sin trabajo y con una ruptura sentimental y profesional de su pareja, con la que tenía una productora. Un reality que tuvo que dejar por la depresión: iba al programa después de pasarse la semana entera llorando en casa, y al acabar, volvía a su hogar y seguía hundida. “Me fui a curarme y ha sido una experiencia que ha cambiado mi vida”, apuntó.