Desde que se convirtiera en colaborador oficial de Sálvame, José Antonio Avilés ha luchado por integrarse en la mecánica del programa y ganarse una silla muy cotizada y cuya permanencia no está garantizada para casi nadie. La dirección del programa decidió pasar por alto su historial de noticias falsas, constantes polémicas y hasta acusaciones de estafa para explotar la figura del cordobés, una estrategia que ya ha dado sus frutos con un bombazo histórico con el que Avilés ha logrado ganarse su puesto.
El pasado 5 de septiembre, el joven tertuliano se estrenaba -por segunda vez- en el programa de Telecinco prometiendo "dar información y empezar de cero" si le daban la oportunidad. Efectivamente, La Fábrica de la Tele le brindó un enésimo gesto de misericordia pese a que tan sólo una semana antes había vendido a Socialité una exclusiva falsa sobre Isabel Pantoja.
Lo que no podía imaginarse ni la dirección del programa, ni los espectadores ni seguramente el propio Avilés es que él iba a ser el artífice de uno de los mayores bombazos de Sálvame de los últimos años: la inesperada intervención de Tamara Falcó en directo para hablar de su ruptura con Íñigo Onieva.
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La marquesa de Griñón se ponía al teléfono para charlar con Jorge Javier Vázquez y, obviando que la había acribillado la tarde anterior, hacer gala de una inteligente estrategia de gestión de crisis. "Quiero pediros perdón, durante mucho tiempo no os he creído. Os quiero agradecer la labor de investigación que habéis hecho porque si no yo no me habría enterado nunca", expresó la influencer.
Falcó explicó que estaba en estado de shock desde que había visto el "segundo vídeo" que demostraba que la escena de su prometido besando a otra chica no era de 2019, como él alegó, sino de dos semanas atrás. Ese segundo vídeo lo mostró en el programa el mismísimo José Antonio Avilés.
El polémico colaborador aseguró en Sálvame que "Íñigo Onieva miente como un bellaco" y mostró el vídeo en el que, desde otra perspectiva, se veía a los asistentes al Burning Man 2022 bailando con la música. Al fondo, un hombre con pañuelo azul que aparecía también en las ya famosas imágenes de Onieva.
Es innegable que ese vídeo y el reconocimiento público de Tamara a Sálvame son un importante y necesario ejercicio de exhibición de músculo por parte del programa de Telecinco. También es justo el reconocimiento para Avilés por desvelar esa prueba definitiva de la infidelidad. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de un vídeo que ya era público y estaba subido en el perfil de Instagram de una de las asistentes al festival, la cual ha sido erróneamente identificada como la chica a la que besa Íñigo.
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En este contexto, no deja de ser sorprendente el relato de que este bombazo ha sido la prueba definitiva de que el de Avilés era un fichaje necesario para el programa. Unas imágenes sacadas de una red social han valido para que se borre definitivamente el turbio pasado -y presente- del colaborador, cuya relación con la mentira parece más que afianzada.
Que Sálvame es espectáculo ya lo sabe el espectador que acude cada tarde al programa. El público no espera ver en el cortijo de Jorge Javier Vázquez un ejercicio de honesto y riguroso trabajo periodístico, pero quizá tampoco sea la mejor opción para una cadena en crisis darle visibilidad y protagonismo a un personaje que días atrás vendió fotografías de una señora anónima en la playa asegurando que era Isabel Pantoja.
Están por ver el efecto que para Sálvame tiene el fichaje de José Antonio Avilés y el precio que paga el programa por primar su capacidad para dar espectáculo. De momento, lo que está claro es que el colaborador ha encontrado -en Instagram- el bombazo que necesitaba para convencer a los escépticos y reservarse una silla durante los próximos meses.