Cuando Andreu Buenafuente se despidió de Movistar Plus+ a finales de 2021, desde BLUPER adelantamos que, aprovechando su buena relación con Miguel Salvat, responsable de producciones originales de HBO Max en España y uno de los artífices de su fichaje por Movistar a finales de 2015 para presentar Late Motiv, el cómico había iniciado conversaciones con la empresa norteamericana.
La idea, sin embargo, no era producir un nuevo late night, sino otro tipo de formato más cercano al espíritu de Nadie sabe nada, el exitoso formato de improvisión que presenta junto a Berto Romero en la Cadena SER y que lleva nueve temporadas a sus espaldas. De esta manera, el cómico podría estar más liberado para poder centrarse en su proyecto de ficción.
Y así fue. Hace apenas un mes, HBO Max anunciaba que el formato evolucionaba para convertirse en show televisivo como Max Original conservando su esencia y todas sus ventanas en las plataformas de radio en la Cadena SER, SER podcast y YouTube con periodicidad semanal y con algunos programas especiales.
¿Nadie sabe nada en HBO Max es la evolución natural del formato?
Andreu Buenafuente: Nosotros queremos creer que sí. Yo estoy muy fuerte en esto.
Berto Romero: Y es la más adecuada, además se puede evolucionar más. Creo que está evolucionando adecuadamente.
A.B.: Sí, bueno, es la constatación de un buen momento y estudiar cómo puede seguir creciendo. La constatación viene porque después de tantos años, tú ves que el consumo va subiendo. Hoy en día, leer la difusión de un programa también es dar la nota, ¿eh? Operadores, clicks, impactos... Y ves es que lo visual va para arriba. Pero a nosotros de la escuela televisiva también que somos, decíamos ese espacio, esa radio televisada, parece estar mal iluminada, a lo mejor eso se podía hacer mejor. Y lo empezamos a explorar y lo planteamos a un operador.
B.R.: Pero no sólo un lavado de cara visual, que se vea mejor y que estemos peinados y afeitados y con un ropa planchada en el momento de hacerlo, es también aplicar el crecimiento presupuestario en músculo económico, en cosas que valgan la pena y en hacerlo de una forma consciente para que no vaya en detrimento del programa. No es convertirlo en un programa de televisión, hay que convertirlo en una versión mejor de lo que ya es. Lo que ya es es opinable: ¿es un podcast conversacional? ¿es un programa de radio un poco atípico? Bueno, eso a nosotros nos da un poco igual, lo que sí que sabemos es que nosotros creemos que es una especie de taller de comedia en vivo, un programa de improvisación, espontáneo, natural. Y hacer que crezca, sin matar, ha sido lo que nos hemos enfocado.
Andreu, en tu libro Reír es la última salida decías que es difícil que a los directivos de televisión le brillen los ojos cuando le presentas un formato. Aquí parece que sí les ha brillado...
A.B: Mira, esto me gusta que lo destaques porque al final nosotros tenemos ideas, pero tienen que coincidir con los planes de los directivos. Es así de pragmático y creo que en el caso de HBO y de Miguel Salvat, que ya somos muy fans de Miguel Salvat, es un señor que, dentro de su seriedad, tiene como un alma muy gamberra por dentro, a pesar de los años que lleva. Él habla del derecho a equivocarse, de arriesgar y ser serio. Cuando le llevas algo tan frágil en sí como es la improvisación, un clima, un taller, oye, que está bien que te digan que sí y que se van a arriesgar con esto. No puedo más que celebrarlo y agradecerlo. Y también nos da, al menos a mí, mucha responsabilidad porque no queremos fallar a HBO. Ya tenemos nuestra comunidad de la SER y no podemos fallar a nadie. Pero este operador se merece que este experimento salga bien. Me parece que sería como muy romántico y muy bonito.
B.R: Además, a toro pasado, te das cuenta de que seguramente es una buena decisión porque en el propio ADN del Nadie sabe nada ese derecho a equivocarse. El propio programa ya lleva eso. Es un programa que experimenta continuamente, donde a veces los experimentos no salen bien. Pero sí es cierto que, cuando salen bien, son mucho más espectaculares que en un programa de televisión más convencional, donde todo se ha preparado tanto antes que inevitablemente llega un poquito muerto. Aquí las cosas se pueden morir en el momento, pero cuando aparecen vivas lo hacen de una forma que no puedes encontrar en otro formato.
A.B: Fíjate tú ahora en esta tiranía de la competencia encarnizada de todos ellos: series por todos lados, algoritmos, bla, bla, bla. Y de repente hay uno que dice en ese entorno que va a meter a dos tíos que improvisan. Hay un riesgo.
- ¿Se planteó que la versión televisiva también fuera un podcast?
A.B: Es el mismo programa y de ahí también el valor que destacamos de que todos los operadores, que no ha sido fácil, finalmente entiendan y jueguen. O sea, el que se va a emitir en televisión se emite esa semana en la radio y en plataformas de streaming de audio. Nosotros solo trabajamos un día a la semana.
- ¿Cómo fue esa negociación? Porque poner de acuerdo a tanta gente no es sencillo...
A.B: Difícil y heroica. Creo que hay algún directivo al que le han salido más canas, me parece. Pero también quiero agradecer a ellos porque, una cosa es lo que tú tienes en la cabeza, que crees que es lo ideal, y luego hay que hacerlo. Pero creo que todas las partes han hecho un esfuerzo para entenderse. No sé si va a seguir esto en otros ejemplos, pero marcan un pequeño camino colaborativo, que no es lo habitual en las producciones.
B.R: Y que tiene algo que a mí me hace sentir orgulloso, que es un cierto triunfo de la comunidad. Es un respeto a la comunidad que ha generado el programa y a la que no hay que traicionar. No hay que dejar gente fuera ahí y cerrar el corral. No se puede decir, mirad, todos los que nos seguís por radio, ahora no participáis en la fiesta porque vamos a HBO. Que puede ser una decisión muy lícita, pero hemos luchado por todo, por mantener el programa en todos sus frentes.
A.B: Si tú dices que no tiene HBO, bueno, en la radio, como siempre,
- En tu libro también hablas de la importancia del público y que actuar es cómo hacerle el amor al público...
A.B: Es una cita de Billy Cristal que venero y qué bien lo explica. Es un poco extremo. Nosotros no llegamos a ese punto lúbrico, pero sí que yo, que soy un pesado, te digo que que llega un momento que al público que viene a los salas, a los estudios, al club, cuando estábamos en el Teatro Lara, lque yo los abrazaría a todos directamente. La persona que sale de trabajar y viene a pasar calor con dos cretinos, se ríe, es amante y nos regala unas galletas; hostia, es que no sé cómo agradecerlo. Además te llevan, ¿no? Dos cómicos sin público, son dos tontos. La naturaleza del programa y su nueva producción era no defraudar a esa gente. Y lo hemos luchado mucho. Espero que lo noten y que sigan la historia de amor.
B.R: Yo intento no alimentar mucho este juego porque a mí me da mucha vergüenza ponerme en modo folclórico. A mí me da mucho pudor e intento tratar siempre al público con mucho respeto, no infantilizarlo... Pero eso no quita que lo quiero reconocer, porque aunque intento dejar los sentimientos a parte porque no me interesan demasiado en el ejercicio de mi comedia, en realidad los tengo, y tengo que reconocer que lo que ha ocurrido con la comunidad de Nadie sabe nada, es de las cosas más emocionantes que me han pasado en la vida. Tengo la sensación de haber creado una especie de familia con la gente que sigue el programa.
- ¿Cómo está siendo la vida después de 'Late motiv'?
B.R: Yo echo de menos venir a Madrid. Ya no le puedo decir a mi mujer que vengo a Madrid cada quince días para nada.
A.B: Es muy curioso porque todo mi entorno, que es bastante numeroso, familia, compañeros, y tal, notaba que estaban como observándome desde enero e incluso por detrás oía que preguntaban: '¿Cómo está Andreu?' Y Silvia (Abril) siempre decía: 'Está muy bien'. Estoy muy satisfecho de lo que hemos hecho, como que todo se coloca con el tiempo y, oye, dimos lo máximo durante seis años con el programa. Ahora viene este nuevo programa con mi colega, estoy en mi ciudad, Barcelona, y llevo a mi hija al cole. Así que como para ponerlo en duda.
- ¿Sigue en pie la ficción que teníais pendiente con Movistar Plus+?
B.R: Mis labios están sellado.
- Habéis descubierto mucho talento a lo largo de los años: ¿Qué me podéis contar de 'Estirando al chicle'?
A.B: Destacaba el otro día, creo que fue con Carlos del Amor, la eclosión del humor femenino. Es muy emocionante lo que está pasando después de esos diques que hemos puesto entre todos -yo también me siento un poco culpable de eso-, y de repente está eclosionando. Es maravilloso que suceda, que explote, que se posicione. Me gustaría encontrar cuánto antes una normalidad, de que se no hablemos de humor femenino, sino de cómicas, graciosas y punto. Pero ya están recuperando el tiempo perdido.
B.R: Pues sí. No sé. Tampoco tengo nada que decir y me alegro mucho de que esto está ocurriendo. Yo las descubrí my tarde, como me pasa con todo. Hubo un verano en pandemia que de repente las encontré y me escuché como una temporada entera. Pensaba que las había descubierto y me di cuenta de que tenían una comunidad acojonante, de lo cual me alegro mucho. Además, son majas.
A.B: Yo creo que la normalidad, cuanto antes llegue, mejor. Estamos ya casi entrando en ella, ¿no? A veces escucho cómicas chicas que no me gustan, pero no pasa nada. Como hay chicos que tampoco me gustan y eso ya es síntoma de bueno, de riqueza y de registros y de género.