Este miércoles pudo verse el desenlace de las hogueras finales de La isla de las tentaciones, y de todas las parejas la que más conversaciones generó en las redes sociales fue la formada por Alejandro Nieto y su novia Tania. Y es que él ha demostrado tener un comportamiento machista, controlador y vengativo a lo largo de toda la edición, que ha tenido como coste el fin de su relación.
Nada más llegar a la hoguera él mintió a Tania y le dijo que se le había ido el juego de las manos en su cita de 24 horas: una mentira para “ponerla a prueba”, aunque Sandra Barneda puso un punto de cordura y le destapó.
En la hoguera, Alejandro no dejó de echarle en cara a Tania sus tonteos con Stiven, así como el acercamiento que había tenido con Zoe, la novia de Josué, con la que parecía muy compenetrada. A Alejandro esa afinidad le traía por la calle de la amargura, ya lo había demostrado en programas anteriores, pero es que llegó a preguntarle a su chica si es “lesbiana o algo de eso”, cosa que Tania negó.
Sin embargo, la modelo sí quiso intentar que Alejandro entendiese que la relación se tambalea porque él tiene muchas actitudes tóxicas, “faltas de respeto” que quedan patentes en los comentarios que él ha hecho. Como la vez que criticó su “cara de pornográfica” al estar con Stiven, cuando la llamó “puta niñata” y que cualquiera se la colaría, que nadie “se la follaría” como él o que no tiene que escribirle cartas porque se lo dice todo en la cama.
¿Alejandro entonó el mea culpa? En absoluto. La culpó a ella, sin mostrar arrepentimientos, y volvió a hablar de su acercamiento a Stiven. Parece que no sabía que La isla de las tentaciones iba de eso, de tener citas, de tontear y conocer a otras personas, si bien cada cual luego decide qué líneas cruzar y dónde echar el freno. Para Alejandro sus propios comportamientos son lógicos y racionales, se ve a sí mismo como es, y el problema lo tiene Tania por no reconocerle.
“Te había visto hablar así de otras personas, pero nunca imaginé que lo harías conmigo, yo siempre hablo bien de ti y no puedo irme con alguien que me falta al respeto así”, llegó a decir Tania, llorando. Él entonces le lanzó un guante: si tanto le quería le tocaría esforzarse para que la relación siguiese adelante, obviando sus desprecios, sus comentarios hirientes, sus mentiras por el placer de desestabilizarla. Parece que Alejandro cree, como decía Paz Padilla la pasada semana, que el amor todo lo puede. Que con amor se puede olvidar todo lo sucedido, por truculento que sea el pasado. Incluso el más reciente y televisado.
Tania se plantó: para ella el amor no lo puede todo y decidió marcharse sola de La isla de las tentaciones. Él insistía para que reflexionase e hiciese lo que a él le venía en gana. “Alejandro, por favor, respeta mi decisión”, le pidió Tania.
En las redes sociales esta ruptura fue muy celebrada, en la línea de otras parejas que habían puesto punto final a su noviazgo tras pasar por La isla de las tentaciones por comportamientos tóxicos de él, como la formada por Gonzalo Montoya y Susana Molina. Alejandro ha manchado mucho su reputación en este reality, pues ha dejado una gran colección de comentarios machistas y homófobos.
La fiesta duró poco. Y es que en el avance del reencuentro queda claro que Alejandro y Tania volvieron después de salir de República Dominicana, tal como muchos espectadores ya habían detectado en las redes sociales.
En cualquier caso, La isla de las tentaciones ha vuelto a poner sobre la mesa un nuevo perfil machista y manipulador, al que se ha dejado actuar libremente, al que no se le ha cuestionado. Ha dicho atrocidades de su pareja, y se le ha cuestionado muy poco; de hecho Sandra Barneda hasta ha llegado a llorar por sus reacciones.
Igual que Mediaset hace labores divulgativas con Sálvame y demás a raíz de la serie documental de Rocío Carrasco, sería interesante que profesionales analizasen las relaciones de Tentaciones. Porque con Alejandro hay mucha tela que cortar, él no cree que haya hecho nada malo, solo es fiel a sí mismo. Tiene un discurso peligroso, que apela al amor para superar los desprecios, y un perfil al que sin duda habría que desterrar de la televisión.