La larga batalla que Pablo Díaz mantuvo con Luis de Lama primero, y con Javier Dávila después, fue uno de los principales motivos de que Pasapalabra alcanzara los enormes datos de audiencia que han convertido al programa en uno de los grandes buques de Antena 3. Sin embargo, tras la victoria de Pablo el misterio estaba en si los nuevos concursantes tendrían el mismo tirón entre los espectadores.
Uno de los reemplazos llegaba tan solo un día después de la victoria del violinista: Sofía Álvarez. La concursante llegaba a lo grande, venciendo en su primer día. Ya apuntaba maneras desde el inicio del programa considerándose una "enamorada de las palabras" y confesando que es bastante curiosa. "Siempre ha sido una afición", confesaba a Roberto Leal en su debut el pasado viernes 2 de julio.
Y desde entonces, su crecimiento ha sido imparable. Sofía acumula ya 36 programas a sus espaldas, con un total de 27.600 euros. Poco a poco, la concursante se ha ido ganando el favor del público hasta el punto de ser ya una de las participantes más queridas por los fieles seguidores de Pasapalabra.
Tan solo siete días después llegaba Marco Antonio. Para aquellos que no le recuerden, Marco Antonio Marcos Fernández nació en Cádiz, en 1968, por lo que ahora tiene 53 años de edad. Es Ingeniero Técnico Industrial Electrónico e Ingeniero en Organización Industrial y trabaja en el Real Instituto y Observatorio Astronómico de San Fernando, ciudad donde reside en la actualidad.
Para muchos, la cara de Marco Antonio ya era conocida. Y es que a algunos les habrá llamado la atención la facilidad que tiene el concursante para conectar con la cámara. Para conocer de dónde viene esa seguridad ante los focos hay que remontarse a algo más de dos años atrás, a febrero de 2019, cuando el ingeniero debutaba en Pasapalabra frente a uno de los mejores concursantes de la historia del formato en nuestro país: Jero Hernández.
Ambos mantienen desde entonces una entretenidísima batalla de esas que otorgan un interés extra a Pasapalabra, ya que ninguno sobresale por encima del otro. Esa igualdad de condiciones hace que en cada programa, a pesar de que los espectadores sepan que no se va a otorgar el bote, el interés recaiga en cual de los dos se llevará la victoria.
Y es que es bien sabido que cuánto más tiempo está un concursante en un concurso, más fácil es que la audiencia se afiance a ellos. Ocurrió con Los Lobos, de ¡Boom!, y en tantos otros casos en la historia de Pasapalabra.
Y es que cada batalla diaria entre los dos concursantes se convierte en una especie de “culebrón”, capítulo a capítulo, al que los espectadores se pueden enganchar, elegir bando y apoyar a una de las dos partes, haciendo el visionado mucho más entretenido y competitivo.
Las audiencias comienzan a crecer
Los datos de audiencia de Pasapalabra nunca se han resentido sin Pablo Díaz. El programa sigue siendo uno de los bastiones principales de Antena 3 y se convierte, prácticamente a diario en el espacio más visto de la jornada y el que se lleva el codiciado minuto de oro, aquel que aglutina a más personas frente al televisor.
Pero sí hay que indicar que se nota que este dúo de concursantes está volviendo a enganchar a los espectadores ya que poco a poco las ya de por sí buenas audiencias del concurso están empezando a crecer, y empiezan a parecerse a los enormes registros cosechados en temporada alta.
Durante la pasada semana, Pasapalabra anotaba de media un gran 22,3% de cuota de pantalla y 1.843.000 espectadores. Se trata del mejor dato semanal del concurso desde la llegada de Sofía Álvarez. Además, este viernes el concurso anotaba su mejor dato desde el histórico bote de Pablo con un 23,2% de share y rozando los dos millones de seguidores.
Todo esto teniendo en cuenta que estamos en pleno verano, una época de menos consumo televisivo. Por tanto, con el fin del periodo estival y la llegada del otoño estos datos de audiencia crecerán sin ningún tipo de duda. Solo el tiempo dirá hasta cuando y si alguno de estos concursantes se convierte en un fenómeno similar al de de Pablo Díaz. Lo que está claro es que a Pasapalabra le queda cuerda para rato.