Pasapalabra ha entregado este jueves 1 de julio el primer bote de su nueva etapa en Antena 3. El afortunado ganador de los 1.828.000 euros ha sido Pablo Díaz, el concursante que ha batido numerosos records durante las 260 entregas que ha estado en el programa.
Además de batir marcas históricas, el tinerfeño también había logrado otra hazaña no menos importante por la que será recordado: ganarse el cariño y el respaldo de una audiencia que ha seguido con emoción cada uno de sus intentos por hacerse con el premio final.
Precisamente ese es uno de los secretos del éxito del formato. Los espectadores pueden ser testigos de la batalla de los concursantes para ganar el bote y, a medida que uno de ellos logra destacar y permanecer en el programa, batiendo a todos sus rivales, el interés por seguir cada entrega y la fidelidad de la audiencia crecen.
Es por esto que los seguidores de Pablo Díaz han vivido su victoria de este jueves con el corazón dividido: el gran momento que llevaban 260 programas esperando ha llegado, pero a la vez supone que el concursante desaparecerá del formato y dejará de acompañarles cada tarde.
Por este motivo, es común que baje la audiencia en los concursos televisivos después de que un participante de larga permanencia se lleve el bote. En el caso de Pasapalabra, el reto de las próximas entregas será todavía mayor, pues además de la marcha de Pablo, tampoco estará su rival, Javier Dávila, que había protagonizado 76 batallas contra el tinerfeño y ahora no podrá sustituirle en el puesto de concursante-estrella.
El ejemplo más reciente de un formato que ha sufrido tras la marcha de sus rostros más queridos ha sido ¡Boom!. El concurso de Antena 3 entregó el mayor premio de la historia de la televisión el 7 de julio de 2019: 4.130.000 euros de bote más 2.559.700 euros acumulados por permanencia. Los beneficiarios de esta millonaria victoria fueron Los Lobos, un grupo que logró elevar las cifras del programa gracias a su carisma y sus envidiables conocimientos.
El poder de atracción de Los Lobos era tal que el 1 de julio, seis días antes de ganar el bote, reunieron a 1.987.000 espectadores, igualando el récord histórico del concurso con un 20,3% de cuota. El día de su victoria, ¡Boom! se emitió en prime time y arrasó con 4,2 millones de espectadores y un espectacular 28% de share.
A pesar de la marcha de los concursantes, la expectación se mantuvo al día siguiente con el debut de dos nuevos equipos: The Flying Fartons y Resplandor. El programa logró mantenerse en un buen 19% de cuota con 1.649.000 espectadores de media, pero la situación cambió radicalmente al día siguiente, cuando perdió más de 250.000 espectadores y cayó hasta el 15,3%, cediendo de nuevo el liderazgo frente a Pasapalabra, que por aquel entonces se emitía en Telecinco.
Tratar de contrarrestar el efecto desencanto cuando un concursante querido por la audiencia abandona el programa no es sencillo, pero Pasapalabra puede encontrar un ejemplo de éxito en su propia historia. En la época del formato en Mediaset, el concurso supo sacarse un as de la manga para mantener el interés después de que Fran González se llevara el bote. Y es que al día siguiente de la victoria de Fran la cadena estrenó la Academia de Pasapalabra, una versión en la que rescataba al concursante asturiano y a otros 15 jugadores históricos del programa.
La idea fue todo un éxito, pues el estreno del 23 de enero de 2019 fue visto por 2.737.000 espectadores. Además, el concurso se mantuvo estable durante las semanas que duró su emisión, celebrando su gran final el 13 de febrero ante una media de 2.440.000 espectadores.
La estrategia de Telecinco no terminó ahí, pues tras el final de la Academia inició una nueva etapa de Pasapalabra con el regreso de uno de sus concursantes míticos: Jero Hernández. La vuelta del salmantino cosechó un 16,5% de cuota con 2.324.000 espectadores.
Se demuestra así que rescatar a un antiguo concursante de Pasapalabra sería una opción ideal para Antena 3 a la hora de luchar por mantener el excelente ritmo que el formato ha demostrado en su parrilla. Contar con un rostro que ya sea familiar para la audiencia le ahorraría a la cadena el esfuerzo de encontrar a un digno sucesor de Pablo Díaz que, además de lograr mantenerse el tiempo suficiente en el programa, pueda ganarse el cariño del siempre exigente público.