Casi desde el principio de la edición, María y Ofelia han tenido numerosos desencuentros en las cocinas de MasterChef. La semana pasada parecía que había un acercamiento entre ambas, y María incluso dijo que “es insoportable, pero no tiene maldad tampoco”. Algo que bien podría interpretarse como un cumplido.
En el décimo programa, emitido este lunes, la distancia entre ellas se hizo más grande si cabe, con actitudes irreconciliables. Todo comenzó en la primera prueba: Ofelia, que fue la mejor por equipos la semana anterior, asignó a sus platos unos compañeros que debían replicar, y le dio a María uno que parecía muy difícil, una Lemon Pavlova.
Sin embargo, en ese reto no valoraban los jueces sino unos comensales invitados, y resultó la ganadora. Además, se llevaba el delantal dorado, que le daba inmunidad, y el dudoso premio de ser capitana de los dos equipos en la prueba de exterior.
La prueba consistía en cocinar para los deportistas que se marchaban a los Juegos Olímpicos, con platos diseñados por Saúl Craviotto y Mireia Belmonte. Ahí Ofelia se rebeló contra su capitana, y decidió actuar como si María no existiese. “No tengo capitana a partir de ahora, no te hago caso y, si bajo al foso, bajas tú”, le dijo.
María no permitió que su compañera tuviese semejante actitud le puso los pies en la tierra. “Ofelia, no te me pongas por encima, porque cuando tú eres capitana no te gusta que nadie se te ponga por encima, así que respeta un poquito. Me gustaría verte a ti con un delantal dorado, a ver cómo estarías… jugando con cangrejitos, como en el anterior programa. Me has faltado diciéndome que no me ibas a hacer caso siendo tu capitana”, le respondió María, muy molesta.
Los jueces también se alzaron contra Ofelia, y criticaron su “pesadez y necesidad de llamar la atención”, algo que nunca habían dicho de forma tan tajante.
Más tarde, ya en la prueba de eliminación, y tras haberse salvado, Ofelia pidió perdón por su actitud. “Yo no hubiese hecho una capitanía mejor a María, y menos con una como yo en los equipos. Quiero pedir perdón, porque mi abuela decía 'si no sumas, por lo menos no restes. Y yo no estaba restando, yo estaba restando y dividiendo”, explicó. “No sé si porque era María o porque no controlé mis emociones, y mira que llevo con gestión emocional desde los 11 años, pero pido mil disculpas, me avergüenza totalmente mi actuación de la prueba anterior”, terminó.
A la eliminación fueron Toni, Arnau, Mery y la propia María, quien fue muy mal valorada por su doble capitanía. Los aspirantes tuvieron que cocinar de dos en dos durante la visita del primer chef especializado en gastronomía india en España, Iván Surinder.
En primer lugar, Mary y María se enfrentaron, y se salvó María. Luego Mery cocinó con Toni, y el mallorquín luego volvió a cocinar contra su máximo rival, Arnau. En la prueba final, los jueces decidieron que Toni tenía que abandonar las cocinas del programa.
Para el balear, su despedida le deja con el “corazón roto”. Sin embargo, su paso por el programa ha sido muy interesante, tanto por el juego que ha dado en sus piques con Arnau como por su historia personal.
Recordemos que este emprendedor ha logrado superar gracias a la gastronomía sus problemas con las adicciones. Toni no ha tenido problema en reconocer, sin eufemismos, que estuvo enganchado a la cocaína, y que por ello pasó la peor etapa de su vida. Por suerte, vio la luz al final del túnel gracias a Proyecto Hombre, que le permitió encauzarse de nuevo, y en la actualidad colabora con la asociación para ayudar a aquellos que se encuentren en la misma situación en la que él se encontró.