El viernes 23 de julio comenzarán los esperados Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La competición fue pospuesta el pasado verano por la pandemia del coronavirus y se extenderá hasta el próximo 8 de agosto. Durante todo ese tiempo, TVE ofrecerá 400 horas de emisión del evento gracias al acuerdo alcanzado con Discovery, propietaria de los derechos de emisión de los Juegos en España hasta 2024.
RTVE ha gastado este año 54,6 millones de euros por emitir 400 horas de los Juegos de verano frente a los 76 millones que desembolsó por Vancouver 2010 y Londres 2012, o los casi 85 millones que costó el paquete de Sochi 2014 y Río de Janeiro 2016, suponiendo las ediciones de verano un 75% de estas cifras. Estos datos revelan que la cadena nunca antes había pagado tanto por tan poco.
Pese a haber cerrado dos ejercicios consecutivos con déficit, la cadena pública ha decidido comprar a Discovery los derechos de emisión compartidos por 47.500.000 euros, cifra a la que hay que sumar 2.205.575 de gastos de producción y acreditaciones, así como 1.142.077,80 de dispendios externos, según publica El País. Unos costes que RTVE ha decidido asumir a pesar de que Discovery está comprometida por contrato a garantizar la emisión en abierto de al menos 200 horas de la competición en cada país.
El elevado desembolso que supone esta retransmisión disuade a las cadenas privadas de interesarse por el evento, conscientes de que se trata de una inversión difícilmente recuperable teniendo en cuenta las audiencias que cosechan los Juegos. Pero RTVE, como entidad pública, sigue demostrando su compromiso con el deporte español año tras año pese a la cuestionable rentabilidad de esta competición, sobre todo teniendo en cuenta que la cadena no percibe ingresos por publicidad.
Aunque en términos económicos parezca evidente que TVE no recuperará la inversión realizada en los Juegos, ¿puede resultarle rentable a nivel de audiencias? Para responder a esa pregunta, hay que tener en cuenta las cifras que firmó la cadena en la última cita olímpica.
En 2016, La 1, La 2 y Teledeporte se volcaron con los Juegos de Río, que se disputaron entre el 5 y el 21 de agosto de 2016. Según datos de Kantar Media, la cita más seguida de los espectadores españoles fue el partido de baloncesto entre España y Estados Unidos el viernes 19 de agosto, que cosechó en La 1 un 31,1% de cuota y 2.914.000 espectadores de media y fue la cuarta emisión más vista del mes.
Aquel agosto, 12 de las 25 emisiones más vistas correspondieron a TVE, de las cuales ocho fueron citas de los Juegos Olímpicos, seis de ellas retransmitidas en La 1 y dos en Teledeporte.
Se observa así que la repercusión de esta competición internacional en las audiencias de la cadena pública fue notable. De hecho, La 1 firmó su mejor agosto en cuatro años, creciendo 1,5 puntos con respecto al año anterior. En Teledeporte se apreció todavía más el efecto positivo de las Olimpiadas, pues la cadena temática cosechó su mejor dato histórico con un espectacular 3% de share, mientras que su cifra anual está por debajo del 1% desde 2011.
Aunque el efecto beneficioso de este evento deportivo en la audiencia de TVE es evidente, cabría preguntarse si es suficiente para justificar el enorme desembolso que la Corporación dedica a las Olimpiadas, que ni siquiera lograron colarse en el top 3 de emisiones más vistas del mes. Y es que el gasto de RTVE en retransmisiones deportivas está a menudo en el punto de mira por la escasa rentabilidad que estos eventos retornan a las arcas de la cadena pública.
Apuesta firme
A pesar de los debates sobre la rentabilidad de las retransmisiones deportivas, RTVE mantiene su apuesta por estas emisiones, justificándola como parte de su compromiso de servicio público y de su estrategia para atraer a la audiencia más joven. Así lo expresa este lunes la cadena en un artículo publicado en su página web.
"Los JJOO son una gran oportunidad para familiarizar a los espectadores con deportes de toda índole durante dos semanas. RTVE congregó a más de 32 millones de personas distintas en Río 2016 y logró audiencias de más de dos millones de espectadores en eventos como la final de bádminton de Carolina Marín", recuerda la Corporación.
"Los medios de pago por visión chocan contra un rival poderoso, el efecto desenganche", prosigue el texto, que expone que "una gran parte de los espectadores siente que después de haber podido disfrutar de tantos eventos de manera gratuita, no merece la pena pagar por ese contenido y finalmente lo acaba olvidando". Precisamente en su apuesta por atrapar a los jóvenes, la Corporación lanzará su nueva OTT RTVE Play en fase beta durante los JJOO. De esta forma se podrá disfrutar del evento cómo, dónde y cuándo se quiera.
Según este artículo, "los Juegos Olímpicos, el Tour o la Eurocopa pueden reavivar durante este verano las cenizas que han dejado estos años sin grandes eventos. Las cadenas en abierto apuestan por el deporte como entretenimiento durante este periodo estival porque tienen la certeza de que al público no le ha dejado de gustar el deporte de un día para otro".
TVE se fija, además, en el ejemplo más reciente de éxito de un evento deportivo en abierto: el Gran Premio de Fórmula 1 de Cataluña, que se emitió simultáneamente en DAZN, Movistar+ y Telecinco. La carrera congregó a 580.000 espectadores en las plataformas, mientras que Telecinco reunió a 1.840.000. El artículo destaca que "estos datos son muy óptimos deportivamente hablando, ya que demuestran que ambos mundos pueden convivir".
Sin embargo, lo cierto es que el interés por la Eurocopa 2020 no está siendo tan elevado como se esperaba. De hecho, sin contar a España, los partidos hasta ahora emitidos en Telecinco han pinchado en audiencias, siendo el Países Bajos-Ucrania el más visto con un 16,8% de cuota y 2.291.000 espectadores.
Sorprendentemente, el texto concluye con una reflexión que parece hacer referencia velada al excesivo coste económico de apostar por unos contenidos que cada vez tienen menos repercusión en la sociedad. "No hay que perder de vista a esta vía de entretenimiento claramente al alza, por eso este verano parece clave para demostrar que el deporte convencional y los grandes eventos interesan igual que siempre, ¿pero a qué precio?".