Belén Rodríguez está de moda. Desde la emisión del primer episodio de la docuserie Rocío Carrasco: contar la verdad para seguir viva, la colaboradora está viviendo un renacer mediático gracias a su estrecha relación con la hija de Rocío Jurado. Sin embargo, y a pesar de su extensa trayectoria, la televisión no ha sido siempre un camino de rosas para ella.
Su carácter y su vehemencia a la hora de defender lo que consideraba correcto la llevaron al destierro. Incluso, parte de la audiencia y de sus compañeros llegaron a lanzarse contra ella como las pirañas que devoran a un pez a contracorriente. No obstante, el ostracismo voluntario que ha vivido Belén Rodríguez en los últimos años ha puesto de manifiesto su valor como contertulia y permite llegar a una certera reflexión sobre las costuras del mundo del corazón.
Los orígenes televisivos de Belén Rodríguez
La relación de Belén Rodríguez con los medios viene de cuna. Es hija de los periodistas Pedro Rodríguez y Chari Gómez Miranda y hermana del director de programas Pedro Rodríguez. Su recorrido profesional frente a las cámaras se inició en Telecinco en 1998 de la mano de María Teresa Campos en el programa Día a día en el que entabló una estrecha amistad con Rocío Carrasco.
Aunque esta fue la primera vez que el público pudo ver a Belén como contertulia, ella ya había trabajado en televisión como redactora. Como colaboradora, en su currículum figuran gran variedad de programas como Sabor a ti, Gran Hermano el Debate, El Programa de Ana Rosa o Enemigos Íntimos, entre otros. Esto llevó a Belén Rodríguez a convertirse en una experta en prensa rosa y reality shows y a desarrollar un perfil de comentarista especializada en estos ámbitos.
Su marcha de Telecinco por Antonio David Flores
Sin embargo, en su carrera hubo un punto de inflexión estrechamente relacionado con el tema del año, Rocío Carrasco. Para ello, hay que remontarse a 2019. En los últimos meses de ese año se produjo el retorno de Antonio David Flores a la televisión. En esa época, Telecinco y parte del papel cuché activaron la maquinaria para construir un personaje alrededor del ex guardia civil. Su vuelta a los medios se narró como el renacer de un padre coraje que buscaba una oportunidad laboral para pagar la deuda contraída con su exmujer a costa de las demandas que esta le interponía.
Así pues, Antonio David ficho por GH VIP 7, convirtiéndose en uno de los protagonistas de esa edición mientras su hija, condenada por maltrato continuado a su madre, ejercía de defensora. Por su parte, el programa Sálvame tomó la versión del exmarido de Rocío Carrasco como única verdad y, sin molestarse en contrastar, generó una interesada corriente de opinión a su favor.
Las únicas voces díscolas de la cadena eran Alba Carrillo, las Campos, Isabel Rábago y la propia Belén Rodríguez. Desde el plató de Sálvame, la tertuliana luchaba contra viento y marea intentando que la versión de Rocío Carrasco también fuese escuchada. Tanto es así que, durante una discusión con María Patiño, llego a tildar a sus compañeros de “fascistas” por impedir que expusiese sus argumentos.
La atmósfera del programa vespertino de Telecinco ya se volvió irrespirable para Belén cuando se anunció que iban a contar con Antonio David Flores. En ese momento, y tras el escarnio que había soportado, decidió abandonar Sálvame. A pesar de todo, no dudó en volver a expresar sus opiniones de forma excepcional durante una conexión en directo en la que calificó como “machistas absolutos” a sus excompañeros de programa.
Sin embargo, la comentarista de realities no tardó mucho en volver al ruedo. En marzo de 2020 se plantó en el plató de Supervivientes para protagonizar un cara a cara contra Antonio David Flores, que estaba en plató como defensor de su hija y concursante, Rocío Flores. En ese mismo año también se incorporó a la sección Fresh de Ya es mediodía. En cambio, no volvió a pisar un programa de La fábrica de la tele hasta que Antonio David fue fulminantemente despedido tras la emisión de la primera entrega de la docuserie de Rocío Carrasco.
El mensaje que manda la historia de Belén Rodríguez
Ahora, cuando Mediaset reconoce como correcta la tesis que ella siempre ha defendido, contar con Belén Rodríguez es apostar por el caballo ganador. Esto queda patente en el apoyo que recibe en redes sociales por parte de la legión de seguidores de Rocío Carrasco y por la confianza que Telecinco depositó en ella al darle una silla en uno de los debates de la docuserie.
No obstante, más allá de los dimes y diretes generados por los constantes cambios de sillas, la marcha de Rodríguez puso de manifiesto una realidad: la dificultad para ser consecuente cuando se va en contra de la narrativa trazada. Por todo esto, es necesario reivindicar el valor de Belén para hacer frente al padre impío cuando Mediaset le retrataba como padre coraje.
Quizá, la historia de esta colaboradora también deba servir para reflexionar sobre lo voluble que resulta la percepción de gran parte de la audiencia que, en su momento, celebró la marcha de Belén Rodríguez y ahora bebe los vientos por Rocío Carrasco. Así pues, todo este relato demuestra que la emoción y el interés económico quedan muchas veces por encima de lo informativo y lo moralmente correcto. Y al final solo nosotros, los espectadores, tenemos el poder de frenar esta despiadada rotativa a la que a veces le da por demonizar a los defensores de las verdaderas víctimas.