Desde el pasado 17 de marzo, Pablo Díaz se enfrenta a un duro rival que le está complicando la estancia en Pasapalabra. Tras las dos infartantes etapas que el tinerfeño protagonizó frente a Luis de Lama y Marta Terrasa, ahora el concursante se ve las caras en El Rosco con Javier Dávila, un viejo conocido para los amantes del concurso.
Al salmantino le costó aterrizar en el formato de Antena 3 y mostrarse competitivo frente a Pablo. De hecho, en sus 26 primeros duelos apenas logró ganar en tres ocasiones al joven violinista y empatar en otras cuatro, frente a las 19 victorias de Pablo.
Sin embargo, parece que Javier ha conseguido encontrar su lugar en el programa y cada vez le está poniendo las cosas más difíciles al hombre-récord de Pasapalabra. Y es que en los últimos 15 duelos han empatado 12 veces.
Tras esta remontada de Dávila se esconde, además de una preparación constante y a conciencia, una estrategia copiada de su rival para convertir El Rosco en una auténtica 'guerra psicológica' en la que nada está garantizado hasta el último segundo.
Pablo Díaz ha confesado en varias ocasiones que es un concursante "de segundas vueltas". El músico prefiere tomarse la primera ronda de la prueba final como una toma de contacto en la que escuchar los enunciados de cada letra, por lo que sólo responde a aquellas que tiene muy aseguradas. En la segunda vuelta suele protagonizar históricos tirones de aciertos, multiplicando los puntos de su marcador.
No obstante, el concursante nunca desvela todas sus bazas hasta los últimos segundos, guardando algunas de sus opciones en la recámara para poder superar a sus rivales por la mínima y sin arriesgar demasiado. Esta es, precisamente, la actitud que Dávila está emulando en los últimos programas, sumando todavía más tensión a los duelos.
Tanto Pablo como Javier dosifican sus respuestas para observar al rival y, en caso de que uno se ponga por delante en el marcador en los últimos segundos, poder sumar un nuevo acierto y empatar, desestabilizando así al contrario y añadiendo una emoción que los espectadores aplauden y agradecen.
Esta forma de afrontar la prueba final es la causante del alto número de empates que se están dando en las últimas entregas del formato. El motivo es que, aunque el objetivo final de ambos es llevarse el bote del programa, a corto plazo ambos tratan de evitar a toda costa tener que enfrentarse a 'La silla azul'.
La prueba inicial, en la que el concursante perdedor del día anterior se juega su permanencia frente a un nuevo aspirante, es el momento más temido por todos los participantes de Pasapalabra. El propio Pablo Díaz ha confesado el sufrimiento y nerviosismo que le causa esta prueba, mientras que Javier Dávila estuvo a punto de caer eliminado este lunes tras cometer un error. "Ha sido mi peor día en 'La silla azul'. He dudado, he fallado, pero finalmente estoy aquí", comentaba el concursante.
Si ambos consiguen seguir sobreviviendo a la eliminación -y mientras ninguno de los dos logre llevarse el bote-, parece que la emoción y la espectacularidad de los duelos están garantizadas por mucho tiempo. Dávila ha desmontado la técnica de Pablo y promete seguir complicándole la estancia en el concurso a la vez que ambos regalan a los espectadores roscos de infarto.