El nombre de Blas Cantó va a quedar escrito en los libros de Eurovisión. Eso es algo incuestionable. Y es que, además de ser el representante de España en el año de la pandemia del COVID, el murciano pasará a la historia como el cantante que más tiempo estuvo siendo el representante español por encima incluso de Raphael, que representó a España en 1966 y 1967 con Yo soy aquel y Hablemos del amor, respectivamente. No obstante, Cantó sólo podrá subirse al escenario del popular festival de la canción en esta edición y, obviamente, bajo estrictas medidas de seguridad.
Por todo ello, el cantante confiesa que "honestamente" no piensa en el puesto en el que pueda quedar, a pesar de que las casas de apuestas le colocan en las últimas posiciones. “Sería hipócrita no querer ganar. Pero no es algo que me quita el sueño. Estar ahí es el premio. Fíjate que hay gente que se presenta a las preselecciones de TVE con la ilusión de llegar al Festival (...) Parecerá raro que no le dé vueltas a la tabla, pero al final del día pienso que voy a quedar escrito en los libros, me recordarán por haber representado a España en 2020 y 2021", explica antes de guardar cinco días de cuarentena previo a su viaje a Róterdam.
"Y en mis sueños no cabía tanto, era todo más sencillo y me siento orgulloso de que ahí esté mi nombre y poder compartirlo con mi familia, mis amigos y mis fans. Ese sueño se ha cumplido y este año voy a estar ahí, el sueño de aquel niño, de su familia, de los amigos y de la gente que veía que algo estaba pasando", añade.
Sería hipócrita no querer ganar. Pero no es algo que me quita el sueño.
Para Cantó, que ya tiene experiencia en el mundo eurovisivo ya que intentó representar a España en Eurovisión en 2011 cuando formaba parte de Auryn y en Eurovision Junior en 2004, lo más difícil de este camino hasta Róterdam ha sido descubrir el Festival de una manera que no conocía.
“Durante todo este año me he tenido que preparar psicológicamente porque no sabía que en Eurovisión todo el mundo opina de todo, que a veces las opiniones pueden llegar a ser crueles. Eso es un shock para alguien que siempre estuvo expuesto, pero nunca de esa manera. Eso es lo que más he trabajado psicológicamente”, se sincera frente a la prensa, aún a sabiendas que esas mismas declaraciones le volverán a poner el disparadero.
Aún así, confiesa estar en el punto de “no escuchar a todo el mundo. Es sano no escuchar a todo el mundo. Escucho a mi equipo, a TVE, a mis músicos, productores... Pero al final lo que pasa es impredecible. Podemos ponerle todo nuestro amor y no lloverá a gusto de todos”.
En cuanto a la descafeinada experiencia que será su participación ya que, al contrario que en años anteriores no habrá ni fiestas, ni recepciones, ni eventos especiales, el murciano reconoce que precisamente su mayor miedo era estar de fiesta en la semana de ensayos.
Estoy en el punto de no escuchar a todo el mundo. Es sano no escuchar a todo el mundo
“Tengo cierta obsesión por la voz. Soy alérgico y todas esas cosas, y trabajo para estar cada día con la voz en su sitio. Por eso mi mayor miedo era estar de fiesta. Para mí ahora es fácil porque es lo que hubiera hecho, del estadio al hotel y viceversa. Obviamente me relacionaría, pero compañeros de años anteriores me han dicho que hay fiestas, cantas todo el tiempo, hablas, y llegas a la final cansado”.
Preguntado si hay alguna posibilidad de que defienda su tema Voy a quedarme en inglés, Cantó lo tiene claro. "Somos los únicos que vamos a cantar en español y hay que llevar el idioma por bandera, entre otras cosas porque nos van a ver muchos latinos, que se van a sentir como en casa".
Un homenaje a su abuela
Cantó defenderá en la final de Eurovisión el próximo 22 de mayo Voy a quedarme, una canción que esconde una honesta y sincera historia personal. Compuesta por el artista murciano junto a Leroy Sánchez, Daniel Ortega ‘Dangelo’ y Dan Hammond, es una poderosa balada cargada de sensibilidad y fuerza, que conserva influencias de grandes baladas clásicas, en la que muestra todos sus registros vocales. Y con un inicio a capella, al estilo del I will always love you de Whitney Houston, que llevará a los espectadores por la emoción del homenaje que Blas quiere dedicar a su abuela, fallecida por coronavirus.
La puesta en escena estará creada por el director artístico Marvin Dietmann, un profesional reconocido internacionalmente y con una dilata experiencia en el certamen europeo. El escenógrafo austriaco, responsable de alrededor de 180 shows de televisión en toda Europa, está ligado a Eurovisión desde 2011 y fue el responsable de la actuación ganadora de Conchita Wurst en 2014. El objetivo con la propuesta española: que la historia de Voy a quedarme cobre vida y emocione a los espectadores de todo el mundo.
"Estoy seguro de que haré la actuación de mi vida con lo que hemos conseguido con Marvin, ha logorado crear magia y será algo dedicado al amor de mi vida, mi abuela", reconoce Blas.