La 1 emite este viernes la quinta entrega de Dos parejas y un destino, el formato de viajes en el que, como su nombre indica, dos parejas de personalidades famosas recorren cada semana diferentes puntos de la geografía española, descubriendo los rincones con más encanto de sus destinos, y abriéndose ante los espectadores con conversaciones íntimas que afloran en el recorrido.
El espacio, producido por TVE en colaboración con Proamagna (Mi casa es la tuya), se estrenaba el miércoles 10 de febrero en el late night de La 1 con el viaje a Castilla-La Mancha de Florentino Fernández, Gonzalo Miró, María del Monte y Anne Igartiburu. Allí les esperaba el anfitrión José Bono y su invitado, Pepe Rodríguez. Un envidiable plantel que, sin embargo, solo captó el interés de 769.000 espectadores, cosechando un 6,6% de cuota.
Tras el evidente fracaso de la cuestionable estrategia de lanzar este formato a las 23:20 horas, la cadena rectificó y programó las siguientes entregas para el prime time de los viernes, donde actualmente sigue en emisión, pero sus cifras no han remontado.
El último episodio emitido hasta la fecha, el pasado viernes 5 de marzo, tuvo que conformarse con un 5,8% de share y 966.000 espectadores. Ni el cambio de horario, ni la presencia de cotizados personajes como Jesulín de Ubrique, Chenoa o Pepe Navarro parecen mejorar la salud del formato, cuyo mayor lastre parece ser el hecho de emitirse en la televisión pública, además de la fuerte competencia ejercida por Got Talent en Telecinco y El Desafío en Antena 3.
Paradójicamente, las reacciones mayoritarias hacia el programa coinciden en su excelente calidad, resaltando aspectos como la impecable factura visual, la ambientación musical o el valor de testimonios espontáneos como el de Jesús Janeiro, que ha dado titulares tan jugosos como que fue "un poco egoísta" cuando su mujer le dijo que iba a irse a Oporto a estudiar.
El diestro confesó que en un principio no le hizo gracia la idea, pero finalmente se dio cuenta de que no podía coartar la libertad de su pareja. "Ella me ha abierto un horizonte que enriquece la relación", comenta de forma relajada, dejando unas declaraciones que bien podrían ocupar, previo pago, la primera plana de una revista.
Esta contradicción entre los elogios del público y los discretos datos de audiencia denota la irrelevancia a la que desde hace un tiempo se ven condenados los espacios de TVE. Son pocos los formatos que tienen la fortuna de librarse de los estragos de esta crisis y mantienen la fidelidad de los espectadores.
La mejor prueba de que el canal de emisión ha perjudicado el funcionamiento de Dos parejas y un destino se halla en el éxito de su espacio 'hermano'. Mi casa es la tuya, producido por la misma factoría y emitido en Mediaset, presenta una dinámica y una estética similares -aunque sin el componente road movie-, y ha cosechado una media del 14,2% en las 10 temporadas que lleva emitidas en Telecinco.
Cabe recordar que el formato presentado por Bertín Osborne tuvo en 2015 una primera temporada en La 1 bajo el nombre En la tuya o en la mía, que lideró en 19 de sus 26 entregas y firmó una espectacular media de 3.355.000 espectadores y un 18,4% de cuota. Unos resultados impensables para la pública en los tiempos que corren.
Se produce así la injusta situación de que un programa cuidado con mimo, alejado de la fast tv que invade las parrillas, se ve lastrado por la irrelevancia crónica de la cadena en la que se emite. Ante esta realidad, solo queda aferrarse a la esperanza de que las cifras remonten o al consuelo de saber que aquellos que se han dejado conquistar por este formato lo disfrutan como un deleite reservado sólo para los paladares más exigentes.