Este lunes el debate de La isla de las tentaciones, tengo que decirlo, ha sido un bluf en su mayor parte. El gran atractivo de la noche se encontraba en ese minuto inédito de la hoguera de confrontación entre Lola y Diego, que se quedó el pasado jueves en lo más alto. Con esa frase de Lola, "he hecho cosas peores", y esa respuesta ingenua de Diego: "¿Cómo peores? Un beso o...". Pues bien, cuando ya todos creíamos que este lunes íbamos a ver al menos gran parte de ese contenido, el programa vuelve a hacer de las suyas: vende humo, trocea la escena, mezcla cosas inéditas con antiguas, y lo que iban a ser dos minutos se queda en 24 segundos a lo sumo.
Un fiasco. Y ojo, que ponen una primera parte a las 23:45 y una segunda a la 1:40 de la madrugada. Tengo que decir que en Twitter han puesto pringando al programa y no es para menos. Dicho esto, decir que lo poco, poquísimo, que hemos visto me ha sorprendido sobremanera la reacción de Diego. Tranquilo, pausado, respirando hasta 50 y mirando a Sandra Barneda (45) para no estallar en exceso. "He hecho cosas peores. Por eso no entendía el abrazo", comienza Lola, titubeante. Diego la mira con pavor. Ella sigue, descargándose de culpa: "Yo te veía muy bien con Carla, le dabas besos, en la nariz, en la frente, eso es lo que hacías conmigo. No sé qué me pasó..."
Ahí termina el primer round. Diego, como una roca. Atónito, sin poder creerse nada. Sin articular palabra por si mete la pata. Pareciera que está calibrando lo que él ha hecho para conocer hasta dónde poder llamarle al orden a Lola. El segundo corte, seguro ídem al anterior. Nada, tendremos que esperar al jueves para ver cómo acaba esta pareja, si reforzada o rumbo a España y hecha añicos.
Han vendido más imágenes inéditas contando lo mismo que el pasado jueves. De inédito, poco poquito. ¡La noche de Lucía, Lola y Carlos y las reacciones del día siguiente! Pescado vendido. Se me han despertado varios bostezos. Aún así hago un pequeño resumen. Como saben, al día siguiente Lucía hace de detective para saber qué pasó bajo las sábanas porque algo oyó y porque, oye, tonta no es y se huele lo peor. "¿Qué, hubo mucho calentamiento global?", azuza a Lola. Esta se hace la sueca negando la mayor. Cómo miente la tía, me da hasta miedo.
"Qué va, tía, cómo se te ocurre. ¿Tú crees que si hago algo no te lo iba a decir?", se defiende Lola, alcanzando cotas altísimas de cinismo. Más tarde, se enfada con Carlos por haberlo dicho y, como saben, terminan ambos confesándolo delante de todos en la piscina, con la soga del cuchicheo al cuello. Hasta ahí, más de lo mismo. Lo inédito de este debate ha llegado cuando se han mostrado los dobles discursos, las puñaladas traperas y, sobre todo, el martirio que le han hecho pasar a Lola. A ver, que la chica se ha dejado llevar un poquito, sí, pero que tampoco ha matado a nadie. "Si eres mi amiga del alma, dímelo, que no pasa nada", se desahoga en corrillo Lucía.
Ella pone a parir a Lola, habla mal a sus espaldas y luego le ríe las gracias en persona: "Anda, no te rayes, si aquí todos tenemos lo nuestro. Ya me gustaría a mí que me hubieran metido...". Y se troncha, cómplice. ¿Eso cómo se llama? ¡Ser una falsa de cuidado! Igual que Carlos, que va de "caballero" pero destroza a Lola sin piedad con una desalmada Marina. Hija, Marina, lo tienes todo: ni eres capaz de guardar fidelidad ni conoces el concepto de la amistad. Es normal que la pobre Lola termine destrozada por las esquinas, llorando en los brazos de Rubén: "Nunca me he visto tan sola. Me pongo nerviosa cuando hacen corrillos", "Me siento fatal, aquí parece que nadie ha roto un plato en su vida".
Y la entiendo, y mucho. Todos son unos hipócritas, cuando no se salva ni uno ahí. Muestran un apoyo a Lucía cuando esta no lo ha pedido, cuando no está nada afectada porque se la resbala bastante Carlos. No le gusta Carlos y en mi opinión lo único que ha hecho es ir de mártir para ganarse el favor de los demás. A Carlos también lo han beatificado todos, únicamente poniendo de mala malísima a Lola. ¡Ay, ese machismo, esa falta de sororidad, de empatía! Y encima el malvado Carlos le secretea a Marina, al ver cómo Lola se sincera con Rubén: "Seguro que mañana le da una cita, ya lo verás. Lo mismo hasta se lía con él". No se puede ser más despreciable, así lo digo.
Ah, que se me olvidaba. Ojo con Lucía y su doble rasero. La tía va de digna y de buena amiga, pero ha tenido más que un roce con Isaac y aquí nadie dice nada. Se han acercado demasiado y Lucía no duda en reconocer: "Me ha puesto un poco cachondilla". Isaac, por su parte, ya no sabe quién es Marina: "Me estoy agobiando y cansando de ella". Esto es una locura que nadie entiende, pero yo me quedo con que Lucía no es tan buena como yo creía, no es una mujer de valores férreos. Tiene recovecos oscuros y me da a mí que van a empezar a salir a partir de ahora. ¿Cómo reaccionará Marina cuando vea esas imágenes de Lucía e Isaac? ¿Estará tan de su lado como ahora? Ay, si es que aquí ya todos tienen cadáveres bajo sus camas...
Otro renglón aparte se merece Rubén, el tentador, el astuto coach, el "carroñero" Rubén, como lo han calificado en las redes. Fíjate que yo no veo mal su actitud: está ahí para eso. Para conquistar, para alborotar, ¿no? Además, más allá de sus consejos un tanto impostados, creo que es un buen tío. No tiene mal fondo, es mi opinión. Total, que ve el hombre mal a Lola y le pide una cita, envuelta, eso sí, en consejos de libro de autoayuda: "Tienes que divertirte, ¿mañana nos vamos de cita? Si te apetece reír y pasarlo bien, me la das sin problema. No pienses en tonterías. En la vida estamos de paso, hoy estamos y mañana no. Valora las cosas buenas de la vida".
No me digan que no es un crack. Y mientras Lola y Rubén hablan tumbados juntos en la hamaca, Lucía vuelve a cargar la tintas contra su amiga: "Me siento súper estafada por ella". Cuántos gatitos tienes en la barriga, qué decepción más grande la que me he llevado con ella. Lola, en paralelo a la maldad de Lucía, se rompe con Rubén: "Mi equivocación ha sido entrar aquí diciendo que lo tengo todo bajo control. Llego aquí y me caen bien y me creo que son mis amigos. Esa es la historia de mi vida". No puedo estar más de acuerdo con ella: me la creo sin fisuras. En fin, que tal ha sido el bullying que le han hecho a la chica que al día siguiente todas las chicas se reúnen, entonan el mea culpa y se muestran amiguísimas -me reafirmo en que son unas falsas-, y Marina hace de portavoz ante los demás chicos: hay que frenar este ataque.
¡Ella, precisamente ella, que es la que más ha puesto a parir a Lola con Carlos! "Aquí ninguno somos santos, todos nos equivocamos, tampoco se merece que la juzguemos, siente que no se puede meter en ninguna conversación. Por favor, lo está pasando mal, necesita apoyo". Mira que ni en esas escenas me creo a Marina, ¿por qué será? Todos son unos buitres y se devoran los unos a los otros.
Fijaos cómo estará todo que pienso de verdad que el único sincero es Rubén para con Lola: el único que mira por ella con algo de verdad y sinceridad en sus ademanes. Por cierto, muy fuerte el enfrentamiento entre Rubén e Isaac, cuando el primero ha reprochado que también se siente excluido del grupo de chicos, y el segundo se le ha encarado con malas pulgas: "Nos estás separando a todos. Estoy viendo cosas que no me están gustando un pelo". ¿Perdona? ¡Team Rubén total!
[Más información: La torpeza de Diego que le saldrá muy cara y las amargas lágrimas de Raúl en Tentaciones]