Este martes, Ramón García es el invitado de El Hormiguero. Un profesional de la comunicación al que volveremos a ver en horario de máxima audiencia, franja en la que se movía como pez en el agua y como pocos presentadores de nuestra televisión.
Muchos recordarán cómo el vasco comenzó su andadura en la televisión nacional con un reto complicado: llevar los mandos al frente de La ruleta de la fortuna en una Antena 3 que daba sus primeros pasos. El desafío era mayor porque en los primeros meses el formato lo había presentado Mayra Gómez Kemp, quizá la presentadora de concursos más querida de nuestra televisión.
Él venía de la ETB, donde había trabajado dos años, y ya demostraba su frescura y su capacidad rápida para responder a cualquiera; aprovechó su incursión en las privadas para dar el salto a La 1, de nuevo para sustituir a otro grande de la televisión, en este caso, Jordi Estadella. Hablamos de su andadura en No te rías que es peor, un programa de humor que se emitía en cada sobremesa y que tenía a lo más granado de los cómicos españoles, como Pedro Reyes, Marianico el Corto o el Señor Barragán.
El buen humor de Ramón fue su mejor carta de presentación, y la acompañaba con un excelente porte: era elegante y guapetón, pero no perdía ese aspecto natural de cualquiera que puedas encontrarte por tu barrio. Conectaba muy bien con el público de cualquier edad, incluso con los pequeños.
Pronto se convirtió en uno de los rostros del ente público, y más, desde que en 1993 formase pareja televisiva con Ana Obregón para presentar ¿Qué apostamos?, un concurso familiar con famosos como invitados, que debían apostar dinero sobre si diferentes pruebas (memorizar palabras del diccionario, reconocer sabores de pasta de dientes, hacer grandes hazañas deportivas como saltar en pértiga y ponerse unos calzones al caer).
Ramón tuvo entonces una muy breve incursión como cantante; Ana y él era los encargados de cantar la sintonía del programa, y lanzaron un disco llamado Piensa en ti; un álbum del que se escogió una canción como himno de la Vuelta Ciclista a España de 1996.
Aunque ¿Qué apostamos? marcó una época, para muchos el nombre de Ramón García está asociado al Grand Prix, el programa donde los pueblos de España competían en pruebas como los bolos, la patata caliente o aquella de pasar por debajo de un arco mientras una vaquilla perseguía al concursante.
Además de ser una estrella de la Navidad retransmitiendo las campanadas o estando en Telepasión, el currículo de Ramón García se engrosaría más tarde con otros programas como ¿Sabes más que un niño de primaria? en Antena 3, o Todo en familia, en La 1, además de otros formatos que pasaron más desapercibidos como El gladiador, El legado o El gran concurso del siglo.
Tras hacer radio, en los últimos años Ramón García se ha convertido en uno de los presentadores estrellas de Castilla La Mancha Media, gracias al magacín En Compañía, que ha revalidado su popularidad. En el programa ha vivido todo tipo de anécdotas con sus invitados, algunas tiernas y divertidas, como el señor que fue a buscar pareja y se quedó dormido en pleno directo; otras mucho más amargas, como el día que explicó a la audiencia que la última víctima de violencia machista había conocido a su presunto agresor en su programa.
Viendo toda su trayectoria, comprobaremos cómo Ramón García refleja muy bien todo lo que es el de la televisión, con formatos que a día de hoy son imposibles de imaginar, como el Grand Prix, en el que el espectáculo se llevaba a cabo con animales en el plató (aunque él defendía que se cuidaban muy bien a las reses).
Del mismo modo, vemos que algunos de los formatos en los que trabajó siguen tan vivos como entonces, como La ruleta de la suerte, o el ¿Qué apostamos?, de cuyo espíritu es, en cierta medida, deudor el programa El desafío de Antena 3. En definitiva, que la televisión que él hizo sigue viva en el presente.
Y si queremos centrarnos en el futuro, comprobaremos que Ramón tiene en sus manos algunas claves que se deben recuperar para tener una buena televisión de calidad en el más inminente futuro. Como esa conexión que tuvo con los niños en el Peque Prix o ¿Sabes más que un niño de primaria?, pues por desgracia casi no hay cabida para los pequeños en la tele, y menos, cuando llega el fin de semana y tienen la oportunidad de ponerse frente al televisor.
Ramón es un ejemplo de aquellos programas cargados de ganas de hacer que el espectador se olvide de todo cuando llega a casa y abraza el humor como lo lograba No te rías que es peor. Y sin desmerecer su trabajo actual de CMM, donde da voz y protagonismo a perfiles que habitualmente ya no tienen protagonismo en la televisión generalista, como las personas mayores.