¿Cómo calificar a Sánchez tras la última cesión a Bildu? Indecente se queda corto. Sinvergüenza no define con precisión la vileza que supone poner en las pezuñas de los herederos de ETA una Ley que ya nació hecha mentira.

¿Desaprensivo? ¿Inmoral? Quizá no haga falta calificar a sánchez (hasta la minúscula le queda grande). Que el PSOE, de marcada historia criminal, pretenda convertirse en nuestra memoria colectiva, obviando como se ha escrito muchas veces y como la verdadera historia refleja su participación activa en los crímenes republicanos y en los orígenes reales de la Guerra Civil, es ya pasmoso. Pero que este sujeto, cuyo único principio moral es mantenerse en el poder, supera su propio y elevado nivel de indignidad, para pactar otro tiempo extra con aquellos que siguen sin condenar los crímenes de ETA.



Pero además esta siniestra y veleidosa patraña que es todo lo que rodea a la memoria histórica se construye ahora con el abrazo cínico y ensangrentado de Bildu, quienes sustentan la acción del peor presidente de la democracia, si podemos seguir llamando democracia a este gobierno pueril y autocrático. Pretenden los filoetarras, entre otras cosas, alargar lo que ellos llaman franquismo hasta los gobiernos de Felipe González. La G de González y la X de Gal, expuesta ante el tribunal de Bildu, sin que apenas alguna voz digna y valiente de lo que queda del PSOE denuncie esta perversa y nueva patada propiciada por el minúsculo sánchez a nuestra modélica Transición.



Veinticinco años después del asesinato de Miguel Ángel Blanco el PSOE aprobará una ley que sustituirá la verdad por la memoria socialista, filtrada por la sangre de ETA, los mismos que simpatizan con sus asesinos. Lo que en una declaración de principios apostó por ser reparación y reconocimiento, algo que jamás fue la intención de la izquierda, pasó a la revancha, a la mentira histórica, a los buenos y los malos según un bando, pero lo de ahora con Bildu es si cabe mucho más deleznable, porque aparte de ahondar en la falsedad de lo que fueron aquellos años, se le concede a los defensores etarras la posibilidad de aparecer como defensores de los derechos humanos, algo que les queda tan lejos de ellos como queda el concepto de verdad o dignidad a sánchez.

El PSOE calla. El PSOE concede. El PSOE, mudo y maniatado, permite que su propia memoria quede mancillada por el logro proetarra de considerar franquistas hasta los cinco años siguientes a la aprobación de la Constitución. Esta “transición ejemplar” de la que habla la condenada por apoyo al terrorismo, Aizpurúa, es la que quieren imponer los socialistas de ahora y los etarras de ayer. Toda una enmienda deleznable a la Historia y a la decencia.



No cabe esperar reacción alguna de ningún barón del PSOE, o de alguna voz autorizada, cabizbajos y ateridos por la paliza andaluza y el miedo a perder poder o a ser señalado por el dedo inmoral del inmoral sánchez. Ninguna tampoco de un Feijóo acomodado en la espera paciente del recambio, cómplice por omisión y silencio, que no moverá un dedo pues su única apuesta, su único programa, se llama sustitución y en él no entra ni la verdad ni la ideología.



La historia es así de cruel a veces. El presente de la política española es un derrumbe paulatino protagonizado por un partido que fue histórico, con algún año de honradez y un lento pero seguro pasar hacia la ignominia sanchista.