Los caminos del Señor son inescrutables, decía el profeta, y como muestra de ello la predilección por las apariciones a los pastores y a los niños. En 1858 y en Lourdes, por entonces una pequeña aldea humilde con una tasa de analfabetismo propia de la época y del lugar, a Bernadette Soubirous en la pequeña gruta de Masse-Vielle se le apareció la Virgen María.
Desde entonces todo cambió para Bernardette y para Lourdes. Esta localidad ha pasado de ser una humilde aldea a ser la segunda ciudad de Francia con más hoteles, con el 80% de sus negocios dedicados al turismo religioso, todo ello gracias a las peregrinaciones.
Hablando de peregrinaciones y de milagros, es obligatorio mencionar el realizado por el Gobierno de Mariano Rajoy quien dedicó de las arcas públicas la cantidad de 73.000 euros para sufragar la 59º Peregrinación Militar a Lourdes entre los pasados días 19 y 22 de mayo 2017. Hay que mencionar que se trata de un milagro, porque no hace falta ser un Séneca para percatarse de la política restrictiva en materia de ayudas. La aportación fue aumentada en 15.000 euros respecto a la peregrinación anterior.
El milagro de que se hayan conocido estos datos se deben en primer lugar a la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) al difundir el colofón de la peregrinación, un vídeo en el que aparecen bailando una conga al dictado de los compases de Viva España de Manolo Escobar. En él nos encontramos a una representación de la iglesia y del ejército danzando sin parar, proporcionando así una imagen berlanguiana propia de la Escopeta Nacional. Por otro lado, conocimos el importe de la romería gracias a la pregunta parlamentaria de la senadora Maribel Mora sobre el gasto cargado al erario público.
Desear que tanto a la AUGC como a la senadora Dios en su infinita misericordia les perdone tamaña osadía, aunque dan la impresión de haberse convertido en el látigo utilizado por Jesús contra los mercaderes del templo.
Tendremos que esperar a la próxima peregrinación militar, con el deseo de que se produzca un milagro, pero no en Lourdes, sino en las arcas del Estado para que al menos las pensiones no peligren.